Cultura, Cine y Literatura

Samuel Giménez: «La conexión entre el thriller y mi persona me ha permitido escribir con un estilo particular»

El thriller literario está viviendo una segunda juventud, principalmente en España, donde las ventas de libros relacionados con este género están alcanzando cifras impresionantes, llegando a ocupar los primeros puestos de los más vendidos. El thriller es un género literario que se caracteriza por mantener una intensidad narrativa desde el principio al fin y una trama repleta de giros inesperados. 

El joven escritor Samuel Giménez se siente como pez en el agua cultivando este género literario. Y nadie mejor que él para desvelarte en esta entrevista todos los secretos del thriller literario, ya que ha publicado dos obras fantásticas, relacionadas con este género literario: El suicidio in medias res y Sangre, sudor y letras.

Samuel se considera un gran entusiasta de la literatura y del cine. Cada vez que puede intenta, a través de la ficción, que ambos mundos hagan acto de presencia en todo lo que escribe, dando muestras evidentes de una madurez inusual, a pesar de su juventud, en todo lo que hace. Como gran pensador de la condición humana intenta contribuir positivamente a contestar las grandes preguntas que han inquietado a los seres humanos durante toda la historia.

Los problemas principales de los géneros literarios vienen a ser uno de esos misteriosos fenómenos culturales que, al igual que el Ave Fénix, se elevan majestuosamente desde las cenizas de su propia destrucción. Cuando pensaba que la preocupación de los retóricos había llegado a su fin, este tema vuelve a cobrar importancia, aunque planteando nuevas cuestiones y unido a las actuales posiciones de la crítica literaria. El eterno dilema de los géneros literarios supone algo más que una enredosa polémica de preceptistas obcecados en etiquetar las obras literarias y convertirlas en estrictos e inflexibles fortines, tallados a imagen y semejanza de las obras maestras de antaño. Si solo se tratara de clasificarlos, y de un asunto rigurosamente metodológico diferente al desarrollo de la misma creación literaria, el problema carecería de la importancia que tiene en realidad. El género literario no es una norma impuesta al escritor desde fuera ni un modelo rígido en el que vaciar su creación artística. En última instancia, el género nace con la obra y es un medio expresivo que se sostiene en una tradición, en un procedimiento histórico. Desde hace unos años, coincidiendo con su apogeo, se ha discutido mucho sobre los desbordes y límites de uno de estos géneros literarios: el thriller. Los thrillers acaparan las estanterías y mesas de novedades de todas las librerías. La literatura de género, en especial el thriller, está viviendo una edad dorada, especialmente en España, donde, aunque siempre se ha escrito bastante y muy bien sobre este género literario, las ventas de estos están alcanzando cifras espectaculares, llegando incluso a los primeros puestos de los más vendidos. Sin embargo, muchos lectores seguidores del misterio, acostumbrados a sumergirse en mundos sombríos y llenos de intrigas, devoradores insaciables de historias de suspense a los que les fascina jugar a descubrir quién ha sido el asesino todavía no saben exactamente qué es el thriller.

El thriller es un género literario que se caracteriza por mantener una intensidad narrativa desde el principio y una trama llena de giros inesperados. El término inglés thriller no tiene una definición exacta en español, pero algunos lo traducen como «estremecimiento». A grandes rasgos podemos decir que es una mezcla de emoción, suspense y hasta terror. Resulta mucho más fácil reconocer un thriller que describirlo, pues, no existe una definición. No obstante, hay que comenzar por algún sitio y quizá el misterio sea el denominador común más notorio en cualquier thriller. Un asesinato, asesinos por descubrir, una desaparición en circunstancias extrañas, un secreto que no se menciona hasta el final del libro, un personaje escondido entre las sombras, acuerdos secretos para perjudicar a terceros, una traición inesperada, un falso culpable …  Un buen thriller tiene que ser capaz de mantener altos niveles de adrenalina a través de sus páginas, mediante el uso de una serie de pistas que pueden, o no, apuntar a la solución del misterio. 

Mi entrevistado de hoy es un joven escritor llamado Samuel Giménez, que se siente como pez en el agua cultivando este género literario. Y nadie mejor que él para desvelarte todos los entresijos del thriller literario, puesto que ha publicado dos obras de primer nivel, relacionadas con este género literario: El suicidio in medias res y Sangre, sudor y letras. Samuel ha conseguido un hito casi inusual, porque publicar un libro en España es una odisea, pero también un motivo de alegría para los amantes de la lectura.  Samuel se considera un gran apasionado de la literatura y del cine. Siempre intenta, a través de la ficción, que ambos mundos aparezcan en todo lo que escribe. Y como gran pensador de la condición humana intenta aportar su grano de arena a las grandes preguntas que han inquietado a los seres humanos, dando muestras más que evidentes de una sorprendente madurez en todo lo que hace, a pesar de su juventud. Cuestiones sumamente complicadas de responder, que han inquietado a los seres humanos a lo largo de la historia, pero que nos invitan a la reflexión a todos los lectores. Otra de sus metas consiste en sorprender continuamente al lector, dándole a conocer historias que nunca se imaginó que pudieran existir. 

Pregunta. ¿Cómo definirías tu carrera profesional hasta el momento y hasta dónde te gustaría llegar en tu profesión?

Respuesta. Hasta este preciso momento me gustaría definirla como «en proceso de formación». Desde que conseguí concluir mi primera novela cuando era un adolescente de 18 años hasta ahora he llegado a escribir cinco novelas, tres de carácter más juvenil, y sobre todo más personal, y dos de género thriller, que se corresponden con las que me han publicado en formato físico en una pequeña editorial: El suicidio in medias res y Sangre, sudor y letras. Además, cuento con algunos relatos cortos de carácter multigénero. Por una parte, es evidente que todo lo logrado hasta hoy (escribir y acabar tantas historias y haber publicado dos novelas) ha supuesto un éxito reseñable para mis aspiraciones artísticas y poco a poco he ido aprendiendo nuevas nociones sobre desarrollo de tramas y personajes y estilo de escritura. Además, por estas dos publicaciones he recibido valoraciones muy positivas, lo cual también es muy destacable. Al mismo tiempo sé que todavía me queda mucho por conocer y aprender de cara a futuras obras para convertirme en un escritor excelente. Y, desde luego, aún me queda un largo camino para ser un autor con auténtico éxito en ventas, algo para lo que los factores suerte y recursos cumplen un papel muy determinante. De ahí lo de «en formación». Desde luego creo que, por el momento, voy por buen camino.

Mi máxima aspiración para con la escritura, aunque reconozco el carácter idealizado y utópico de la afirmación, sería poder alcanzar un gran reconocimiento por mi labor como creador de historias. Tampoco necesitaría ni pretendería hacerme millonario con esto, y con el paso de los años he ido asimilando que la realidad dista mucho de la imagen de autor superventas con su primera novela que tienden a exhibir en las películas y series de televisión. Para mí lo ideal consistiría en lograr que mis obras se difundieran lo suficiente como para ser leídas por muchos lectores, tanto dentro de mi círculo social como desconocidos, que a estos les fascinaran las historias y así me lo pudieran transmitir y, ya por pedir, que pudiera vivir de ello de forma acomodada. 

P. ¿Cuándo comenzó tu interés por el mundo de la literatura?

P. Cuando era un crío ya mostraba cierta tendencia que consistía en «jugar» a inventar historias en mi cabeza, en su mayoría inspiradas en las series y películas infantiles que visionaba por aquel entonces. Y de la misma manera, también tenía muchos cuentos en casa que leía constantemente. Sin embargo, cuando realmente me vi interesado en el elemento concreto del libro, con su carátula, contraportada, páginas, texto, capítulos… fue con las novelas de la saga Harry Potter, que devoraba sobre todo cuando estudiaba en la ESO siendo un adolescente. En esa época también empecé a sentirme muy atraído por el oficio del escritor y el hecho de poder vivir a través de la escritura de historias impresas en volúmenes encuadernados. Y ya en Bachillerato fue cuando me enamoré de todo el concepto de la literatura al estudiar con más profundidad las épocas, los autores y las obras de la literatura española, hecho que me animó a terminar graduándome en Filología Hispánica en la universidad. 

P. ¿Desde cuándo escribes?

R. Llevo escribiendo desde muy pequeño. Cuando iba a Primaria recuerdo haber redactado algunos cuento. De hecho, intenté escribir una primera novela sobre viajes en el tiempo, pero no pasé de los primeros capítulos. Ya en Secundaria estuve elaborando otra novela de carácter juvenil también del género ciencia ficción, con androides con superpoderes inspirados en los compañeros y los profesores de mi propio curso escolar (imagínate qué flipada por mi parte). Fíjate que llegué a escribir casi más de la mitad de la historia, aunque de nuevo volví a aparcar el proyecto. Finalmente, mientras estaba en segundo de Bachillerato, comencé con una tercera novela juvenil también protagonizada por profesores y amigos del instituto, pero más corta y de género entre policíaco y cómico. Por primera vez logré concluir la historia, lo que acabó motivándome a escribir dos secuelas y componer con ello una trilogía llamada El asilo 1B4 durante mi periodo universitario. Sin duda, este último periodo constituyó el de mayor efervescencia creativa para mí, ya que en dicha época, aparte de estas dos secuelas, materialicé también la que sería mi primera novela por fin publicada en una editorial: El suicidio in medias res

P. ¿Qué cosas te sirven de inspiración a la hora de escribir? 

R. Principalmente son tres acciones muy concretas las que me suelen ofrecer inspiración para generar ideas y dar con la forma adecuada de plasmarlas en el documento. En primer lugar, escuchar música a través de mis auriculares, ya sea música reproducida en mi ordenador portátil o en mi móvil. En ese sentido, si necesito escribir una escena tranquila, selecciono música más relajante, pero si mi intención es redactar una escena rápida, frenética y de acción, por ejemplo, escucho música rock y heavy metal, sin duda mis géneros musicales favoritos. Puedo escuchar la música de forma sincronizada con la escritura o momentos antes de ponerme a ello.

En segundo lugar, y esto tiendo a hacerlo mientras escucho la música mencionada en el párrafo anterior, me inspiro mucho cuando camino. Es decir, cuando paseo por las calles, por cualquier parque o algunas librerías e incluso tiendas de música y películas. Ya sea con un rumbo concreto o sin un destino predeterminado, el hecho de estar solo y en continuo movimiento con el aire fresco a través de lugares que me transmiten confortabilidad me ayuda muchísimo a crear nuevas ideas y ordenarlas entre sí.

Y por último, sin duda las novelas, películas, series e incluso cómics de otros autores me resultan indispensables como modelo y guía para elaborar mis propias obras con mi estilo de escritura particular.

P. ¿Se puede escribir sin inspiración?

R. Imagino que al decir «sin inspiración» la pregunta se refiere al hecho de plantarse ante la hoja o documento en blanco en cualquier tipo de circunstancia, sin haber obtenido y planificado antes las ideas que después serán transcritas. No me atrevería a emitir una respuesta negativa de carácter general, pero diría que, en mi caso, yo no podría, o al menos no me resultaría tan fácil que hacerlo con inspiración. Desde luego, yo necesito estar con la predisposición adecuada y haber encontrado los hechos narrativos y el modo de organizarlos correctamente antes de ponerme a escribir. Si bien es cierto que mientras escribo he acabado cambiando el desarrollo de alguna secuencia, suprimiéndola o incluso añadiendo otras nuevas, para mí la motivación y la adquisición de un «esqueleto» de la obra en mi cerebro son indispensables para realizar esta tarea.

P. ¿Cuántas horas diarias le dedicas a la escritura?

R. Francamente, he de reconocer que no tengo un horario concreto ni establecido a la hora de escribir. Cuando me pongo delante del ordenador y comienzo a redactar siguiendo el contenido que tengo en mi cabeza, tiendo a planificar las secuencias que quiero plasmar en ese momento, pero no cuánto tiempo invertiré en hacerlo. Por lo tanto, puedo estar trabajando sin darme cuenta desde media hora hasta dos horas. 

P. ¿Cuáles son los escritores que más admiras?

R. Te puedo ofrecer una lista de autores y autoras a los que admito especialmente por la creatividad e ingenio de sus escritos, cualidades que intento que alberguen mis propias obras. Esta lista incluye a artistas como Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Edgar Allan Poe, John Dickson Carr, John Verdon, Miguel de Cervantes, Calderón de la Barca, Carlos Arniches, Raymond Chandler, Carlos Ruiz Zafón, S.S. Van Dine, J.K Rowling, Dan Brown, Carmen Mola, Gosho Aoyama y Hirohiko Araki, entre otros.

P. ¿Cuáles son tus libros favoritos?

R. Mi libro clásico de referencia sería sin duda Don Quijote de la Mancha. Tanto mis libros publicados como el que estoy elaborando actualmente y como los que seguramente escribiré en un futuro contienen y contendrán referencias a esta obra, incluyendo el uso de algunas técnicas narrativas ya presentes en dicho libro.

A partir de aquí, la lista de libros que me han apasionado es extensa y siempre estará abierta a la incorporación de otros que o bien aún no he leído o se me pueden haber olvidado mencionar en la entrevista. En esta lista incluyo algunos ejemplos como Harry Potter y el cáliz de fuego (la primera novela juvenil larga que terminé siendo un chaval), La vida es sueño y La señorita de Trevélez como obras dramatúrgicas, los cuentos de Edgar Allan Poe, los relatos protagonizados por Sherlock Holmes, Diez negritos, La noche a través del espejo, El misterio del cuarto amarillo, El hombre hueco, Sé lo que estás pensando, El caso del asesinato del criadero de perros, El sueño eterno,  La sombra del viento, Misery, Marathon Man, La Nena y, en cuanto al género histórico, sin duda Los pilares de la Tierra.

P. ¿Qué valores y competencias crees que debe tener una persona para poder escribir?

R. En primer lugar, imaginación. Esta resulta indispensable a la hora de encontrar una idea o argumento original para tomar como punto de partida de la historia y también a la hora de desarrollar todos los personajes y sucesos ocurridos durante el transcurso de la trama. En segundo lugar, dominio de la lengua en la que vayas a elaborar tu escrito. Es decir, dominio de la gramática, la ortografía, el léxico, la puntuación… con el simple objetivo de escribir con un mínimo de corrección lingüística. Además, yo incluiría la dedicación, ya que escribir un libro no se basa únicamente en incluir acontecimientos, sino en lograr que entre ellos se mantenga una mínima coherencia y todo esté bien hilado. Algo para lo que se necesita una inversión considerable de tiempo dedicado a estrujarse bien el cerebro.

P. ¿Crees que las redes sociales son la mejor herramienta para que los escritores podáis conectaros con el público actual?

R. Desde luego es una buena herramienta, eso hay que reconocerlo. En su momento ofrecí dos entrevistas para la cadena de televisión Tele Hospitalet y estuve vendiendo y firmando ejemplares de mis libros en algunas librerías de Casa del Libro y durante la Feria de Sant Jordi, gracias a lo cual pude conectar con algunos lectores que no me conocían. Pero las redes sociales (Facebook, Instagram…) cuentan con algunas facilidades como el hecho de poder difundir información de tus obras con una rapidez considerable desde cualquier lugar y el ser consciente de que esta información puede hallarse accesible para todo aquel que simplemente te tenga como contacto o curiosee en tu perfil, de modo que no necesita realizar ningún esfuerzo para llegar a conocerte. Es por ello que, en ese sentido, las redes sociales cuentan con una comodidad y facilidad de difusión que debemos agradecer. 

P. Tus dos primeras novelas El suicidio in medias res y Sangre, sudor y letras son thrillers trepidantes que rebosan innovación, oscuridad y suspense, y no dejarán a los lectores indiferentes. ¿Por qué elegiste este género literario para tu debut como escritor?

R. Básicamente porque es el género que más me gustaba leer y visionar por aquel entonces, aunque actualmente también lo sigue siendo, y por lo tanto pensé que sería el más cómodo para trabajar en mis primeras obras. Pienso que las primeras novelas juveniles extensas que leí al completo fueron las de Harry Potter, las cuales, aparte de la fantasía, contenían un componente de misterio que siempre me encantaba. Luego, tanto en cómic como en serie de televisión, leía y veía Detective Conan, que contaba con una serie de asesinatos y deducciones sobre la identidad del asesino con un ingenio arrollador. Más adelante, me convertí en un fan acérrimo de las series de la franquicia CSI, las cuales incluían metodologías forenses de investigación muy interesantes. Todavía me sigue cautivando cuando veo un capítulo suelto. Después, acabé enganchado a otras obras de gran inventiva como las novelas de Agatha Christie, los relatos de Sherlock Holmes y la increíble serie de televisión estadounidense 24, mi favorita, un thriller de acción trepidante que no está centrado en asesinatos, sino en enfrentamientos contra amenazas terroristas. De hecho, las buenas secuencias de acción también han sido siempre mi debilidad. Era evidente, pues, que había una conexión entre todo este género y mi persona, así que por ello quise escribir mis propias novelas policíacas y thriller con un estilo particular.

De todas formas, mis novelas El suicidio in medias res y Sangre, sudor y letras, aunque pertenezcan más o menos al mismo género, representarían dos formas un poco distintas de abordar el suspense. La primera consiste en la investigación sobre la identidad del responsable de una serie de crímenes relacionados con la técnica literaria in medias res (una flipada mental de campeonato) y sobre todo sobre cómo pudo cometerlos, ya que se supone que el mayor sospechoso es alguien que ha fallecido. Por lo tanto, se centra más en quién lo hizo y cómo lo hizo. La segunda también contiene un tramo de misterio acerca de la identidad de un culpable entre una serie de sospechosos, pero es distinta. La novela se centra más en cómo sobrevivirá el protagonista junto a sus pupilos en una situación de confinamiento y amenaza de muerte constante, además de en el duelo entre protagonista y villano. Por lo tanto, lo que más importa es la lucha del pobre protagonista para superar una noche infernal. Aun así, ambas novelas comparten las mismas dosis de intriga, acción frenética, gore, humor negro y metaliteratura o referencias a otras obras literarias.

P. En El suicidio in medias res y Sangre, sudor y letras aparecen personajes muy interesantes: un ex inspector de policía que trabaja como monitor en un pequeño gimnasio, una estudiante de Filosofía antisocial… Tanto los personajes principales como los secundarios se sienten muy reales. ¿Tienes algún método para crearlos?

F. El método principal que utilizo para diseñar personajes consiste en basarme en personas reales, generalmente personas que pertenecen a mi entorno más próximo. Ya lo hice con una novela de ciencia ficción inacabada cuando iba a Secundaria y con la trilogía juvenil llamada El asilo 1B4: inspirarme en antiguos compañeros y profesores del instituto. Y en las novelas publicadas también me basé en otras personas conocidas. Eso sí, he de matizar que lo que suelo hacer es utilizar más o menos su apariencia física para calcarla en mi escrito y después a estos entes físicos les agrego una personalidad inventada, ya que si no me restaría mucha libertad a la hora de decidir qué deben hacer y decir los personajes en cada momento. 

También es cierto que en la novela El suicidio in medias res, para diseñar la personalidad de los dos protagonistas, utilicé como influencia el carácter de otros personajes de ficción. En el caso de la estudiante de Filosofía antisocial, que se llama Clara, me basé en el detective apodado L del manga y también serie de televisión Death Note, un joven tan increíblemente inteligente y raro como ella. De hecho, concebí a este personaje como una chica superdotada para las deducciones, pero muy ida de la olla, con tendencia a imitar cual Quijote a los detectives de ficción más clásicos y admirables para ella como Sherlock Holmes, Hércules Poirot o Auguste Dupin.

En cuanto al ex inspector de policía, de nombre Pablo, fíjate que me inspiré en el protagonista de una saga de películas que nunca he visto completas: Torrente, el policía políticamente incorrecto por excelencia. A Pablo lo concebí como una especie de Torrente con su carácter cavernícola a mansalva, pero con más músculos y unas habilidades físicas encomiables. Un personaje impulsivo y agresivo. Vamos, un tipo incluso más alocado que Clara. Sin embargo, el lector podrá comprobar cómo a lo largo de las dos novelas el personaje irá adquiriendo una mayor dimensión humana. También me inspiré en los héroes de acción de Hollywood con más testosterona para su concepción.

P. Como en todo thriller, en El suicidio in medias res y Sangre, sudor y letras hay uno o más personajes retorcidos. ¿Qué te inspira a explorar la maldad humana en tus novelas?

R. Una pregunta muy interesante. Desde luego, la selección de unos géneros como son la novela policíaca y el thriller constituye un motivo de peso para trabajar sobre esta maldad humana. Este género suele necesitar la comisión o el intento de prevenir crímenes y delitos de diversa índole como motor de la trama para enganchar al lector, y para ello se precisa sí o sí de la figura de un villano criminal. En mis dos novelas se plantea como motivo para perpetrar un crimen. Por ejemplo, la mera obtención de un beneficio económico (sicarios o asesinos a sueldo). No obstante, las razones que más abundan y me interesan en mayor medida son aquellas relacionadas con la frustración, el odio enfermizo, el complejo de inferioridad, el retorcido y surrealista afán de reconocimiento como una especie de «héroe»… Es decir, todo lo vinculado con la introspección del villano psicópata.

¿Y por qué ese interés por la maldad humana, más allá de porque el género me lo exige indirectamente? En parte por la misma razón por la que, dentro de la ficción, me llama la atención todo lo oscuro, siniestro y macabro: el interés hacia lo ajeno a mi persona, lo opuesto a mí mismo, lo que escapa a mi comprensión. Conozco a artistas sobre todo en la música rock y heavy metal a los que ves actuar en directo o componer y piensas «menudo elemento será este tipo en la vida real», y después te sorprendes al comprobar que lleva una vida familiar absolutamente normal y sencilla. A mí me ocurre algo parecido: cualquiera que lea mis escritos posiblemente puede pensar (esto lo digo en plan broma) que soy un auténtico enfermo mental. Y no es así para nada, tengo una mente bastante sensata y, tal y como se puede apreciar al leer mis aficiones, llevo una vida muy tranquila y apacible. Un contraste, por lo tanto, que sin duda me divierte mucho. 

Por último, es evidente que la maldad humana y sus consecuencias generan tensión y angustia, pero también curiosidad y morbo en el lector, al tratarse de algo que se sale de la cotidianidad de su día a día. Por lo tanto, creo que resulta productivo explorar algo que puede ayudarlo a sumergirse aún más en la truculenta historia.  

P. ¿Por qué esa intención de hacer que los sucesos ocurridos en Sangre, sudor y letras dentro de un polideportivo tengan relación con la literatura española? 

R. Contestar a esta pregunta me motiva a hacer referencia a otro de mis escritores predilectos desde que terminé  uno de sus libros a finales de la ESO: Dan Brown, el autor de la famosa novela El código Da Vinci. Sus obras pertenecen, sin duda alguna, al género del thriller, pero es evidente cómo, más allá de la aventura, el suspense y la acción, el autor siempre aprovecha para establecer referencias a ciertos elementos históricos y culturales (obras de arte, monumentos históricos…) y transmitir información acerca de estos al lector. Esto es algo que a mí siempre me ha gustado, pues, aparte de disfrutar con el desarrollo de la trama, me instiga a buscar yo mismo más información e imágenes sobre estos elementos referenciados para satisfacer mi curiosidad cultural. 

Es por ello que, cuando pretendí escribir mis dos novelas publicadas, tuve la intención de seguir un poco ese mismo estilo, pero haciendo referencias al campo artístico que, por mis estudios universitarios, me resultaba más disfrutable: la literatura, sobre todo la literatura española. En mi primera novela, pero sobre todo en la segunda, se incluyen toda una serie de referencias a ciertas obras literarias a través del modo en que se diseñan los diferentes crímenes en la historia. De esta manera intento conseguir que el lector se entretenga con la trama de suspense y que, al mismo tiempo, aumente su interés por estas obras clásicas que en su día estudié con ilusión.

Como apunte adicional, afirmar que la ubicación de la trama de Sangre, sudor y letras en un polideportivo no fue, por mi parte, una decisión casual. Al plantear que unos hechos relacionados con la literatura española tuvieran lugar en un recinto dedicado al ejercicio físico, al combinar literatura con fitness, se producía para mí un contraste de lo más irónico y socarrón que me pareció ideal para plantear en la trama. Mis dos novelas, de hecho, presentan una divertida oposición entre lo más mundano y cotidiano y lo más intelectual y cultural.

P. ¿Cuáles son las principales características del thriller como género literario?

R. Thriller se corresponde con la traducción al inglés del término «suspense». Básicamente se trata de un género cuyo objetivo consiste en provocar tensión, incertidumbre, angustia e intriga en la mente del lector al plantear un misterio que deberá resolverse a lo largo de la historia o al exponer a sus personajes a ciertas situaciones de peligro con las que lidiarán e intentarán superar durante el transcurso de la trama. Por esta razón, elementos propios del mundo criminal como asesinatos, robos, secuestros, chantajes, acosos, confrontaciones físicas e incluso mortales, espionaje, operativos e investigaciones policiales y detectivescas… gozan de una presencia importante en este tipo de historias.

P. ¿Nos puedes enumerar sus ventajas respecto a otros géneros literarios?

R. Esta es una pregunta bastante compleja de responder, ya que mis preferencias personales no implican que un género literario sea mejor o peor que otro, simplemente cada uno tiene sus rasgos particulares que nunca son más valiosos que los de los demás. De todos modos, considero que el thriller, al generar algunas o todas las emociones mencionadas en mi respuesta anterior, se trata de uno de los géneros que puede provocar más adicción de lectura en el lector al hallarse constantemente a la expectativa de saber cuál será la solución exacta de un misterio planteado o cómo actuará su querido personaje sumergido en una situación límite para escapar de ella y enfrentarse y resolver cada peligro que la historia le depara. Si se consigue esto, se puede garantizar una mayor velocidad de lectura y de avance de páginas que en un libro de otro género que resulte más introspectivo y contemplativo. Asimismo, al focalizarse muchas obras de este género en la resolución ingeniosa y entretenida de misterios y en la acción frenética, también puede suponer uno de los géneros más accesibles para cualquier tipo de lector, ya sea más intelectual o más casual, ya que en el fondo la gran mayoría de nosotros al leer o visualizar una obra de ficción anhelamos los desafíos y las emociones fuertes. Por supuesto, todo esto es pura valoración personal, de modo que cualquier otra persona puede opinar de forma distinta. 

P. ¿Qué otras aficiones tienes aparte de la literatura?

R. Muchas de mis aficiones ajenas a la literatura no dejan de contar con una conexión con el mundo artístico. En ese sentido, aparte de leer y escribir, me gusta visionar películas y series y escuchar música con auriculares. Mis géneros musicales favoritos son, sin ninguna duda, el rock y el heavy metal. Soy un auténtico seguidor de un número ilimitado de bandas musicales de este género. Lo cual resulta gracioso porque a simple vista uno nunca diría que alguien con mi estética y mi personalidad sea un apasionado de una música tan «agresiva». Aunque resulta cierto que, dentro de lo que es el rock y el heavy, escucho desde lo más «agresivo» a lo más melódico y meloso. Todo depende, en parte, de mi estado de ánimo. Debido a este gusto por el cine y la música, también me encanta asistir al propio cine para ver películas tanto clásicas como más modernas y a todos los conciertos posibles de mis bandas de rock y heavy metal favoritas en salas, pabellones o estadios. 

Asimismo, me gusta mucho dar largos paseos por la calle, los parques, las librerías y las tiendas de música y películas, ya que esto me permite relajar mucho la mente, sobre todo en periodos de estrés. Finalmente, suelo realizar bastante ejercicio físico para mantenerme en buena forma y garantizar el llevar una vida sana, algo que siempre defiendo porque deseo vivir cuantos más años mejor.  Resulta bastante curioso porque de adolescente renegaba completamente de la materia de Educación Física. Sin embargo, fue acabar el Bachillerato y conceder una gran importancia al fitness. Cosas de la madurez, supongo.

P. ¿Cuáles son tus actores favoritos (españoles y extranjeros)?

R. Para responder a esta pregunta, me gustaría mencionar algunos actores y, en ciertos casos, hacer referencia a una película o serie concreta en la que dicho actor haya destacado, especialmente, para mí.

Con respecto a actores extranjeros, puedo destacar algunos buenos ejemplos como Kiefer Sutherland en mi serie favorita llamada 24, David Caruso en la serie CSI Miami, Vincent D’Onofrio y Jon Bernthal en la serie Daredevil, Tom Hanks en la película Náufrago, Tom Cruise, Willem Dafoe, Keanu Reeves, Arnold Schwarzenegger, Dwayne Johnson, Al Pacino y tanto Pierce Brosnan como Roger Moore en sus encarnaciones del Agente 007.

En cuanto a actores españoles, voy a mencionar como ejemplos a Javier Bardem en la película de James Bond Skyfall, Roberto Álamo, Luis Zahera, José Coronado, Patrick Criado, Javier Gutiérrez, Jordi Sánchez en La que se avecina, Fernando Tejero, Mariano Peña en la serie Aída y Antonio Resines.

P. ¿Cuáles son tus actrices favoritas (españolas y extranjeras)?

R. Del mismo modo que con los actores, aquí también quisiera hacer referencia a una película o serie concreta en la que muchas de las actrices señaladas hayan destacado, particularmente, para mí.

En cuanto a actrices extranjeras, dispongo de ejemplos excelentes como Amy Adams en la película Animales Nocturnos, Rhea Seehorn en la serie Better Call Saul, Anna Gunn en Breaking Bad, Linda Hamilton en las dos primeras películas de la saga Terminator, Lena Headey en Juego de Tronos, Famke Janssen en la película de James Bond GoldenEye y Rebecca Ferguson.

Por otra parte, debo aludir a actrices españolas como Vicky Luengo, Aura Garrido, Malena Alterio, Alexandra Jiménez, Cristina Castaño en La que se avecina y Loles León. También a Milena Smit en la película No matarás.

P. ¿Cuáles son tus directores y directoras favoritas (españoles y extranjeros)?

R. En lo referente a directores extranjeros de cine clásico, mis tres artistas predilectos son Billy Wilder, Alfred Hitchcock y Sidney Lumet. Por otra parte, en cuanto a directores de cine más moderno, pondré como ejemplos a Steven Spielberg, James Cameron, Christopher Nolan, John McTiernan, Denis Villeneuve, David Leich y Chad Stahelski. 

Me quedaría, sin duda, con Álex de la Iglesia y Oriol Paulo como directores españoles.

P. ¿Cuáles son tus películas favoritas (españolas y extranjeras)?

R. Del mismo modo que los libros, la lista de películas resultaría imposible de cerrar por completo. Algunos ejemplos de películas extranjeras increíbles para mí serían Matrix (1999), Terminator 2 (1991), Heat (1995), 12 hombres sin piedad (1957), El apartamento de Billy Wilder (1960), Psicosis (1960), Adaptation (2002), Animales nocturnos (2016), Desafío total (1990), El padrino (1972), Jungla de cristal (1988), Train to Busan (2016), El último Boy Scout (1991), El show de Truman (1998), Minority Report (2002) y L.A. Confidential (1997), entre muchas otras. En cuanto a sagas cinematográficas, desde luego me considero un fan acérrimo de la saga completa de James Bond.

Asimismo, he de destacar películas españolas como El día de la bestia (1995), Tesis (1996), Contratiempo (2016) y No matarás (2020).

P. ¿Cuáles son tus géneros cinematográficos favoritos?

R. En primer lugar, me apasiona del mismo modo que en la literatura el género que engloba lo policíaco, detectivesco, thriller, espionaje… En segundo lugar, adoro el cine de acción que disponga de unas secuencias excelentemente dirigidas, ya que me suelen servir de inspiración a la hora de desarrollar escenas de confrontación cuerpo a cuerpo o de tiroteos en mis propias novelas. Y en tercer lugar, la ciencia ficción, aunque también cuando esta se combina con el thriller y la acción.

P: ¿Nos puedes hablar sobre tus próximos proyectos? 

R. Actualmente, estoy enfrascado en la escritura de una nueva novela. En este caso, he pretendido darle un pequeño giro al género seleccionado. Normalmente escribo novela policíaca y thriller puro sin elementos fantásticos. En este caso he decidido redactar un thriller sobrenatural. Es decir, con elementos paranormales que se salgan de los límites de la realidad en cuanto a la villana de la historia. Su trama incluirá elementos casi de terror e incluso de humor muy macabro, con muchas referencias además a la música rock y heavy metal, al tener como protagonista a un cantante de dicho género. Desconozco cuándo la tendré terminada ya que estoy con los primeros capítulos y promete hacerse muy enrevesada. Pero del mismo modo que con las novelas anteriores, estoy comprometido a no dejarla aparcada y la voy a terminar sea como sea. 

Por otra parte, después de este experimento con lo sobrenatural, mi intención sería retornar a la novela policíaca pura y dura con una serie de crímenes que resolver por parte de un nuevo inspector de policía. De hecho, estaría inspirada en un inicio de texto narrativo policíaco que inventé para una actividad de clase en mi trabajo como profesor, un texto sobre unos asesinatos creativos ocurridos en un aula de instituto. Sin embargo, siempre cabe la posibilidad de que cuando algún día finalice mi novela en curso decida cambiar completamente de rumbo y elabore otro tipo de historia. Solo el tiempo lo dirá.

P: ¿Les puedes enviar un mensaje de agradecimiento a tus seguidores? 

R. ¡Por supuesto! Les voy a mandar un mensaje de agradecimiento y además un buen consejo. En primer lugar, les agradezco que hayan tenido la amabilidad de invertir parte de su tiempo en cuidar de mis «retoños literarios» a través de su dedicada lectura y que me hayan aportado valoraciones en su gran mayoría positivas. No pueden imaginarse lo feliz que pueden llegar a hacer a un artista en cualquier campo al expresarle que ha hecho un buen trabajo. Y más a mí, a quien escribir una historia le supone largos periodos de devaneos mentales un tanto desasosegantes. 

Por otra parte, expresar como consejo personal que, si alguno de ellos tiene alguna pasión o talento oculto, no dude en explotarlo al máximo y no se contenga a la hora de hacerlo ni al promocionarlo. Después de todo, eso es lo que nos hace diferentes y especiales al mismo tiempo.

Joven e innovador, Samuel Giménez viaja a través del thriller para plasmar en sus novelas la condición del ser humano. Su amor por la literatura y el cine hacen de Samuel un escritor con la preparación necesaria para triunfar en el mundo de la literatura. Estaré bastante pendiente de la trayectoria profesional de este joven escritor, al que le auguro un futuro muy prometedor. ¡Gracias, Samuel, por dejarme entrar en tu mundo de historias!

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