Cultura, Cine y Literatura

Luis Alberto de Cuenca: «Los poetas escribimos en nombre de todos los hombres»

Entrevista a Luis Alberto de Cuenca, el poeta en lengua española más importante de la actualidad 

En su obra poética puedes encontrar una de las cumbres más altas del panorama lírico español

La poesía es un género literario muy genuino que le permite a Luis Alberto de Cuenca expresar libremente sus sentimientos y conocimientos desde la perspectiva del lenguaje creador de mundos

En la actualidad, sigue compartiendo sus amplios saberes cinematográficos, junto a Luis Herrero, José Luis Garci y Eduardo Torres-Dulce, con todos los oyentes del programa radiofónico Cowboys de medianoche (esRadio) y los seguidores de Classics (TRECE TV)

La poesía le permite al poeta representar y comprender con más nitidez el mundo en que vivimos y descubrir las sensaciones de las personas que lo habitamos. Destaca su manera peculiar de expresar los sentimientos y habitar un mundo en el que transitamos como simples pasajeros; una manera de vaciar nuestros corazones de penas y preocupaciones; una vía de escape para propagar nuestras disposiciones emocionales. Con ella el poeta transmite su comprensión de la realidad, regalándonos conocimientos variados desde la perspectiva del lenguaje creador de mundos. Se convierte en el componente esencial entre la conexión inevitable entre lo real y lo irreal. Para prestar la debida atención a la acción poética y generar esa actitud, el poeta debe activar su proximidad al lenguaje, al movimiento de las palabras, los deseos y el entendimiento. El lenguaje divide y acerca a partes iguales y, en función de su poesía, el poeta determina la búsqueda de los lectores que acentúan la confluencia con el pensamiento, ya que pone en bandeja todos los beneficios que tiene pensar, razonar y aprender. El lenguaje permite la comprensión e interpretación del mundo; desvela qué es lo que la palabra presenta y oculta en sus acciones, festeja la amalgama fraternal de todas las generaciones. Pocos poetas como Luis Alberto de Cuenca tienen esa habilidad espontánea para mezclar las ideas homogéneas de la poesía lírica con la gloria que emerge de la épica heroica. Poeta, filólogo, helenista, ensayista, columnista, traductor, crítico y editor literario, académico de número de la Real Academia de la Historia, con la medalla n.º 28, ex director de la Biblioteca Nacional de España, ex secretario de Estado de Cultura, reivindicador de Cervantes como novelista, dramaturgo, poeta e inventor de la novela moderna, referente de la crítica cinematográfica en España, incondicional del cómic, compositor de muchos de los grandes éxitos de la Orquesta Mondragón (mítico grupo musical fundado por el excéntrico Javier Gurruchaga) y del cantante Loquillo, culto e ilustrado, ingenioso y dicharachero, apasionante y próximo, alegre e inteligente, tradicional y renovado… su currículum es impresionante. Pocos pueden presumir de algo así. En una palabra: ¡Espectacular!

Uno de los elementos fundamentales —y quizás el más destacado— de la poesía de este autor es todo lo relativo al hipertexto, porque sus textos se conciben a partir de otros. Sin contar con el beneplácito de los patrones tradicionales, se encara con estos modelos originales empleando la ironía y la parodia —dos de sus armas de combate textual emblemáticas—, mediante una escritura entretenida que busca la atracción y complicidad investigadora de los lectores. La poesía de Luis Alberto es uno de los puntos culminantes de la mordacidad, sagacidad y agudeza de un estilo propio (algo que no resulta tarea fácil), un criterio para actuar de manera consistente de acuerdo con su forma de pensar y actos, una intranquilidad perpetua, una declaración de la indefensión de la miseria humana que se esconde en las abundantes hebras de los hilos que tejen sus puntadas culturales. 

Desde Los retratos (1971) hasta Bloc de otoño (2018), pasando por La caja de plata (1985), obra por la que obtuvo el Premio Nacional de Poesía, o El secreto del mago (2023), aprecio en Luis Alberto de Cuenca su formación clásica y sus nutridas aficiones (la música, el cómic, el cine, el universo de Star Wars, los caballeros andantes), que le han hecho justo merecedor de un descomunal conjunto de conocimientos culturales que se trasladan a sus poemas, unas veces como eje central de su reflexiones poéticas tan profundas e intensas y otras como mero elemento decorativo. La finalidad de este maestro de la rima consiste en transportar a las personas que viven inmersos en la desdicha y el infortunio a la poesía, alimentar su espíritu de cariño. La sencillez expresiva de sus poemas revela una tradición arraigada en la poesía helenística y latina. Su obra poética se caracteriza por una lírica irónica y elegante, a veces escéptica, puede que atrevida, en la que lo importante convive con lo cotidiano. En ella difunde el lenguaje coloquial en modelos ungidos en la tradición, subrayando su sentido irónico y la idiosincrasia claramente juguetona que el poeta madrileño le otorga a su obra en particular y a la cultura en general.

En 2020 apareció un nuevo reto viral en las redes sociales, que también se viralizó por Whatsapp, pronunciar un trabalenguas en voz alta: «Es imposible hablar mal de Arturo». Le aplicaría esta frase a Luis Alberto de Cuenca, pues es imposible hablar mal de él. No conozco todavía a Luis Alberto en persona. Hemos hablado por teléfono e intercambiado mensajes en WhatsApp y correos electrónicos. Luis Alberto ha sido en todo momento agradable conmigo. He podido vivir de primera mano por qué es una persona apreciada y querida por todos lo que lo rodean. Luis Alberto ha sido colaborador habitual en el emblemático programa de TVE ¡Qué grande es el cine!, donde he aprendido casi todo lo que sé sobre cine. En la actualidad, comparte sus profundos conocimientos cinematográficos, junto a otros tres eruditos del celuloide (Luis Herrero, José Luis Garci y Eduardo Torres-Dulce), con todos los oyentes del programa radiofónico Cowboys de medianoche (esRadio), y los espectadores de Classics (TRECE TV), dos espacios imprescindibles para los que amamos la cultura. Que un poeta que lleva durante tantas décadas dándole prestigio y reconocimiento a la poesía española (su vasta y dilatada obra literaria está fuera de toda duda) no haya recibido todavía el Premio Cervantes, el galardón literario aparentemente más importante en lengua española, va camino de convertirse en una de las grandes injusticias en la historia de estos reconocimientos. El Ministerio de Cultura y Deporte a propuesta de la Asociación de Academias de la Lengua Española todavía está a tiempo de reparar este error garrafal.

P. Tras publicar dos libros que se ajustaban a la estética surrealista (Elsinore, 1972, y Scholia, 1978), das un vuelco drástico a tu poesía e inicias un camino completamente diferente con la aparición de La caja de plata (Sevilla, Renacimiento, 1985). Esta obra se convirtió en uno de los acontecimientos más importantes que le sucedió a la poesía española de finales del siglo XX por su mezcla de su clasicismo y modernidad. ¿Por qué es un libro tan importante y trascendental en tu obra poética y en la poesía española?

Respuesta. En Scholia e incluso en Elsinore había ya atisbos de mi nueva poética. Nunca se parte de cero. La caja de plata tuvo la fortuna de obtener el Premio de la Crítica. Eso contribuyó a difundir y a proyectar una voz nueva en la poesía española joven de mediados de los 80, coincidente con la Movida.

P. De repente comienzas a utilizar una especie de lenguaje muy clásico, extraído de tus lecturas de los clásicos, y lo fusionas con unos contenidos contemporáneos. Te vuelves más riguroso en la construcción de tus poemas. ¿A qué se debe este cambio tan radical en tu poesía?

R. Yo creo en la inspiración. De modo que mi única respuesta posible es que mi Musa decidió ese cambio. Un cambio que, por otra parte, no fue tan radical, porque había indicios del mismo en mi producción anterior, como he dicho antes.

P. Muchos críticos afirman que has conseguido crear una especie de género dentro de la poesía que es el género de Luis Alberto de Cuenca. ¿Crees que esa fusión perfecta de clasicismo y modernidad es tu aportación principal al mundo de la poesía?

R. Verdad es que, sin profundizar ni matizar demasiado, esa fusión fue mi aportación principal a la poesía (o, mejor dicho, la principal aportación a la poesía de mi Musa de cabecera, que es quien escribía y sigue escribiendo mis poemas).

P. ¿Cuál es tu poema favorito de La caja de  plata o con el que te sientes más identificado?

R. Con el primero, «Amour Fou». Lo escribí en 1978. Es el más antiguo del libro. Supuso el comienzo de mi nueva maniera.

P. La caja de plata te permitió ganar el Premio de la Crítica en 1986. Cuaderno de vacaciones fue Premio Nacional de Poesía (2015). En 1989 obtuviste el Premio Nacional de Traducción por el latino Cantar de Valtario (siglo X). Además, has conseguido, entre otros muchos galardones, el Premio de Literatura de la Comunidad de Madrid por la totalidad de tu obra poética (2006) y el Premio Julián Marías de Investigación en Humanidades (2013) y el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2021). ¿Qué otros premios te haría ilusión conseguir?

R. El Gil de Biedma, por ejemplo, y acabo de conseguirlo. Y los que vengan, que ojalá venga alguno más. Hace mucha ilusión que te den un premio. Pequeño o grande, eso es lo de menos. Un premio es la garantía de que lo que escribes tiene interlocutores, que comunicas con la gente, que tu poesía es útil.

P. Reino de Cordelia ha recopilado críticas y reseñas que has publicado previamente en varios periódicos en los volúmenes Libros contra el aburrimiento (2011) y Libros para pasártelo bien (2016). La mayoría de lo textos provienen de tus aclamadas colaboraciones en ABC Cultural, más algunas piezas de los diarios ABC, El Mundo, El País y Libertad Digital. En 2022 llegó a las librerías 200 libros para disfrutar, última recopilación de tus artículos librescos que abarcan las obras que más te han interesado y entretenido entre 2016 y 2021, donde aparecen tus personajes y autores más queridos: Miguel de Cervantes, Lope de Vega, William Shakespeare, Homero, Heródoto, Plutarco, Cantar de Mío Cid, Garcilaso de la Vega, Joseph Campbell, Carlos García Gual, Irene Vallejo, Neil Gaiman, Gustavo Adolfo Bécquer, Drácula, Frankenstein o el moderno Prometeo, Sherlock Holmes, Rudyard Kipling, Jack London, Juan Manuel de Prada, José Mallorquí y El Coyote, El Guerrero del Antifaz, Tintín… ¿Qué otros libros y/o autores te hubiera gustado incluir en esta selección antológica?

R. Yo creo que en esos tres librotes están prácticamente todos los autores que me interesan. Siempre faltará alguno que no figure en sus pobladísimos índices, pero sería muy trabajoso ahora descubrirlo.

P. 200 libros para disfrutar me parece una obra ideal para que los lectores, al terminar de leerla, se animen a adentrarse en las páginas de los textos que recomiendas. ¿Crees que has conseguido este objetivo plenamente?

R. Por lo menos lo he intentado. En eso imito a Borges. Siempre he seguido las recomendaciones del maestro argentino. Me hace ilusión ejercer de Borges y que haya lectores que me hagan caso y sigan mis recomendaciones.

P. Me han sorprendido muchos de los libros que has incluido en esta selección con Las adivinaciones de Kala Persan (1895), de Headon Hill, que reúne todos los casos protagonizados por el dúo formado por el hindú Kala Persad, sabio y descreído encantador de serpientes con dotes adivinatorias, y el dinámico y experimentado caballero inglés Mark Poignand, convertido en detective por circunstancias del destino. La división de tareas entre ellos se revelará tan simple como efectiva: una vez que Persad enuncia en forma de enigma quién ha cometido el delito, Poignand pone manos a la obra para encajar las piezas y descubrir al culpable, ya sea en la cautivadora India colonial o en el bullicioso Londres victoriano. El tándem afrontará, siempre de manera excelente, los más enrevesados y sorprendentes misterios. ¿Cuáles son los libros más raros que has incluido en esta obra?

R. Tal vez La bruja de Ravensworth, de George Brewer. Me fascina la novela gótica anglosajona.

P. Después del Paraíso (Visor, 2021), recoge 106 de tus poemas escritos, en su gran mayoría, entre 2018 y 2019. La obra me parece una reivindicación de la poesía y la creatividad. ¿Qué te llevó a pensar que la poesía brota de la expulsión del edén?

R. Todo lo ocurrido brota de la expulsión del edén. También la poesía. Si a Eva no le da por mordisquear la célebre manzana, la literatura, la filosofía y el arte no habrían existido. Nos hubiésemos aburrido inmortalmente en el paraíso.

P. El paraíso, ese lugar donde todos queremos ir después de morir, ese sitio donde van lo buenos, el cielo, suele ser descrito como un jardín extenso y bien arreglado, que se presenta como un lugar bello y agradable, donde además de árboles y flores se ven animales en libertad, del cual fueron expulsados Adán y Eva. ¿Qué es y dónde queda para Luis Alberto de Cuenca el paraíso, ese estado de felicidad perpetua que promete el catolicismo?

R. Queda la belleza del mito, las bellísimas ruinas de la fe, la certeza de que el cristianismo es la religión más honda, más humana y mejor urdida de todas las religiones que han mitigado el dolor de los seres humanos a través de los siglos.

P. ¿Qué hay después del paraíso?

R. Todo lo que existe. El mundo entero es lo que hay después del paraíso.

P. En cambio, el purgatorio se define como un paso anterior para llegar allí. El Catecismo de la Iglesia católica, nos advierte en los puntos 210-211: «El purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza. En virtud de la comunión de los santos, los fieles que peregrinan aún en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular el sacrificio de la Eucaristía, pero también limosnas, indulgencias y obras de penitencia». ¿Crees que existen razones para creer en el paraíso y el purgatorio?

R. Descreo del purgatorio y del infierno. Pero no del paraíso. Sobre todo, del paraíso que perdimos. El sustantivo «paraíso» siempre va acompañado, como en Milton, del adjetivo «perdido».

P. El libro del cielo y del infierno, publicado en 1960, es una antología de los escritores argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares (les recomiendo a mis seguidores con gran vehemencia que lo lean). En un fragmento del breve prólogo los dos autores nos advierten: «Hemos buscado lo esencial, sin descuidar lo vivido, lo onírico y lo paradójico. Tal vez nuestro volumen deje entrever la milenaria evolución de los conceptos de cielo y de infierno; a partir de Swedenborg se piensa en estados del alma y no en un establecimiento de premios y otro de penas». ¿Has buscado alguna vez lo esencial, lo onírico y lo paradójico en tus obras?

R. Demasiado para mi body y para mi soul. Se lo dejo a ese otro tándem aún más genial que el formado por Kala Persad y Mark Poignand, o sea, a Borges y a Bioy Casares. Pero, allá en el fondo y hablando en serio, toda prospección literaria tiende a lo esencial y está hecha de la misma materia que las paradojas y los sueños.

P. Juan Manuel de Prada te definió como «uno de los más grandes poetas españoles vivos» después de ganar la trigésima tercera edición del Premio de Poesía Gil de Biedma que otorga la Diputación de Segovia por tu obra polifónica El secreto del Mago. ¿De qué trata esta obra?

R. De los temas de siempre, pero con un puntito más de proximidad con lo divino. Cosas de la edad. El Mago se escribe con M mayúscula y se identifica con Dios. Por cierto, Juan Manuel de Prada sí que es uno de los escritores más brillantes de la literatura española contemporánea.

P. El término polifonía hacía referencia originalmente a cualquier pieza compleja, multinstrumental, en la que suenan simultáneamente múltiples voces melódicas en gran medida independientes o imitativas entre sí. Se suele alabar unánimemente la novelística cervantina por su polifonía. Hay poesía y cancioneros polifónicos en el siglo XVII. Sin embargo, este concepto fue estipulado por Mijaíl Bajtín en su ensayo titulado Problemas de la poética de Dostoievski, publicado en 1963. Este teórico y crítico literario sentó las bases de una nueva manera de interpretar el discurso atendiendo a las propiedades dialógicas de la palabra, es decir, a la presencia simultánea de diversas autorías, lenguajes, puntos de vista, visiones del mundo y voces sociales e históricas en un mismo discurso e, incluso, en un mismo enunciado. ¿Cómo debe mostrarse la voz del poeta? ¿Lo consideras una cuestión crucial en poesía? 

R. De Mijaíl Bajtín solo he leído su portentoso libro sobre Rabelais, que está traducido en Alianza. Yo creo que la voz del poeta debe limitarse a hablar alto y claro, para que su mensaje se entienda y se comparta.

P. Asimismo, hay que entender la polifonía en poesía como esa característica que, en los textos literarios, conjunta diversas conciencias independientes, que resultan en un trabajo de subjetivación de los héroes mismos de este tipo de textos. Pero ¿qué es la polifonía en poesía para Luis Alberto de Cuenca?

R. Los poetas escribimos en nombre de todos los hombres, somos sus representantes, sus portavoces. Aunque tengamos una sola voz, esa voz, al llegar a los lectores, se fragmenta en mil y una voces diferentes. El concepto de polifonía lo asocio con las innumerables maneras en que llega a los receptores el discurso monófono (llamémoslo así) del emisor, o sea, del poeta. 

P. Desde el punto de vista social, incluso económico y político, si los españoles leyeran más libros, sobre todo los clásicos de la literatura, ¿crees que irían las cosas mejor en España?

R. Pero también asusta la idea de que todos los españoles leyeran a los clásicos a diario. Viviríamos en una España tan aburrida y pretenciosa como un paraíso sin una Eva transgresora ni expulsión subsiguiente.

P. Tengo la sensación de que en España no se defiende la cultura, la literatura, como en otros países. ¿Nos puedes explicar por qué en nuestro país siempre se valora mucho más lo de fuera que lo de dentro? 

R. Es algo muy raro. Nos detestamos cordialmente. No nos queremos. Somos el único país del mundo que abomina de sus símbolos, que no enarbola su bandera con orgullo más que en contadas ocasiones. En la campaña a las elecciones de julio de 2023 nadie hablaba de cultura, cuando en España la cultura es, o debería ser, lo primero, por la riqueza de nuestro patrimonio y la importancia de nuestra literatura.

P. Estarás de acuerdo conmigo en que el cometido principal de la poesía debe ser emocionar a los lectores. ¿Cuáles son los poetas que más te emocionan ahora mismo?

R. La emoción es imprescindible. Estoy totalmente de acuerdo. Citaré algunos nombres que me emocionan especialmente: Catulo, Virgilio, Guillermo de Aquitania, Francisco de Aldana, Lope de Vega, Espronceda, Bécquer, Cavafis, Ezra Pound, Cirlot, J. R. J., Borges, García Lorca…

P. Entre los beneficios de la lectura se encuentran el aumento de la comprensión, la atención, la observación, la concentración, la reflexión. Leer otorga a las personas un pensamiento crítico que les va a servir de gran utilidad en la vida. La lectura de libros nos hace más inteligentes. La lectura despierta la curiosidad y alimenta la imaginación. Leer activa la inspiración, la imaginación y el surgimiento de ideas. Considero que es la mejor terapia contra la incultura y la ignorancia. ¿Qué otros beneficios aporta la lectura? ¿De qué nos puede salvar un libro? ¿Crees que tu poesía es terapéutica? 

R. La lectura es un fármaco sanador. Un remedio contra la angustia, la soledad y la melancolía. Leer mis poemas, o los poemas de cualquier otro poeta que suscite emoción en el lector, es siempre un acto terapéutico. Un buen poema produce siempre efectos curativos.

P. En casi todos tus libros hay una reivindicación evidente de los clásicos, dando la impresión que te han dado algunos de los momentos más felices de tu vida. ¿Qué has aprendido leyendo a los clásicos?

R. Me han enseñado todo lo que sé. Son estrictos contemporáneos míos, aunque hayan nacido hace dos mil años. Me ayudan a vivir con su mensaje de sólida y gozosa permanencia.

R. También has estudiado mucho los mitos, localizando la tradición clásica de estas historias fabulosas, aparte de en la literatura, en las formas de expresión contemporáneas más famosas: el cine, el cómic… ¿Cuáles son tus mitos cinematográficos favoritos? ¿Qué mitos del mundo del séptimo arte destacarías? 

R. Me gusta el cine de género: el wéstern, el noir, el musical, el cine de aventuras, el de ciencia ficción… Me fascina el cine expresionista alemán, el cine clásico norteamericano de los años 20, 30 y 40 del siglo pasado, el cine de terror de la Hammer británica… Adoro a Howard Hawks, a F. W. Murnau, a Tarantino… Mis chicas favoritas son Mae West, Hedy Lamarr, Gloria Grahame y Miriam Hopkins.  Mi actor favorito, John Wayne.

P. A partir del mito se proyecta hacia el futuro una determinada estructura social. Por tanto, los mitos enlazan pasado, presente y futuro, a la vez que combinan lo individual con lo universal y los elementos que componen una estructura, tanto social como psíquica. Te he escuchado decir en multitud de ocasiones que necesitamos los mitos para sentirnos vivos. ¿Han cambiado mucho los mitos de los que hablas con el paso del tiempo?

R. Los mitos, como la materia, ni se crean ni se destruyen, solo se transforman. Son relatos que explican el mundo. En griego mythos equivale a ‘relato’. Se supone que la humanidad ha ido prescindiendo del mythos para adentrarse en el logos (o sea, la ciencia y todo eso). Yo veo con malos ojos ese itinerario. Deberíamos abandonar el logos y refugiarnos en el mythos, donde reina el Tiempo con mayúscula, el Tiempo sagrado, el Tiempo que no nos destruye.

P. Algunas veces pienso que en la sociedad actual, no hay lugar para los héroes, salvo los que perviven en la literatura clásica, el cine clásico de Hollywood o los cómics. No obstante, veo a personas volcarse en los demás y ayudarlos, aunque les pueda traer problemas. Personas reales que parecen salir del guion de una película ¿Hasta qué punto estamos faltos de héroes? ¿Existen héroes en la actualidad? ¿Nos podrías decir qué cualidades caracterizan a un héroe actual?

R. Vivimos en una época poco proclive al heroísmo, pero los héroes actuales tendrían las mismas cualidades que los héroes de siempre. Porque los héroes, como los mitos, viven en un Tiempo con mayúscula que no tiene nada que ver con el tiempo de los relojes. Nunca ha habido héroes reales. Ha habido arquetipos heroicos a los que se han aproximado ciertos seres humanos. Gilgamesh pudo ser un rey de Uruk en el mundo real, pero solo nos interesa como arquetipo heroico. Y ocurre igual con los demás héroes y heroínas de las mitologías, las epopeyas y los cantares de gesta.

P. Desde hace décadas está de moda la figura del antihéroe, la persona que lleva adelante acciones heroicas. Pero no actúa movido por el bien común sino por intereses personales. ¿Sigues pensando que en la actualidad se ha puesto la heroicidad en manos de los villanos, en vez de en los creadores, los humanistas, los científicos, los cinéfilos…?  

R. Es que los piratas, los gánsteres, los narcotraficantes y toda esa patulea tienen más que ver con los arquetipos heroicos que los científicos, los intelectuales y los artistas. Los héroes no tienen dimensión moral. Están situados más allá del bien y del mal, como postulaba Nietzsche. Llamémoslos antihéroes, si lo prefieres: es más correcto. El personaje de Di Caprio en El lobo de Wall Street de Scorsese sería, por ejemplo, un antihéroe paradigmático.

P. La épica es una narración heroica en verso y constituye una de las primeras manifestaciones literarias de la historia de la literatura. ¿Estás de acuerdo conmigo en que no hay héroes sin narrativa heroica?

R. Lo dije antes con otras palabras. No hay héroes reales. Hay literatura heroica con personajes heroicos arquetípicos.

P. Uno de tus últimos trabajos, La mujer y el vampiro (Reino de Cordelia, 2022) se ha convertido en uno de los más aclamados. Un poemario inolvidable que has escrito para ilustrar dibujos de desnudos de mujeres, codeándose con diferentes animales de compañía, del pintor Manuel Alcorlo, gran dibujante de inspiración literaria. A partir de ese material gráfico asumes el difícil reto de redactar una historia poética en veinticinco breves capítulos. ¿Por qué te interesaste en este proyecto?

R. Me divirtió «ilustrar» textualmente un álbum de dibujos de mi admirado Alcorlo, invirtiendo el camino habitual, que consiste en que es el artista plástico quien ilustra una secuencia textual previa. Y estoy muy contento con el resultado. Con Jesús Egido y su Reino de Cordelia tiene uno asegurado la belleza formal de lo que publica.

P. En La mujer y el vampiro hay dos protagonistas: un vampiro que es tu álter ego, quien monologa de manera fragmentaria en cada uno de estos recortes líricos, y una mujer símbolo e imagen de todas las mujeres, que permanece, curiosamente, en silencio. El resultado final me parece tan sorprendente como original. A mí me fascina la figura del chupasangre, con toda su lujuria, rebeldía y transgresión, porque encarna las pasiones más oscuras de cualquiera. No hay más que ver la cantidad de directores de cine, desde Francis Ford Coppola a Werner Herzog, pasando por F. W. Murnau y Tod Browning, que han seguido el legado de Bram Stoker y su novela Drácula en sus películas. Aunque mucha gente desconoce que la historia del vampirismo surgió mucho antes que el escritor irlandés. ¿De dónde te viene esa atracción por el mito del vampiro? 

R. Desde muy pequeño soñaba con vampiros y con brujas. Y lo pasaba fatal soñando con ese tipo de gente. Esos sueños forjaron una fascinación por el mundo de los vampiros que hoy sigue tan viva como entonces. El tema de la inmortalidad vampírica tiene que ver, seguro, con esa tendencia mía y de tantos otros.

P. El vampiro aparece en el cine y la literatura como una encarnación irresistible del terror, porque resulta a la par fascinante y terrorífico ¿Qué significado e importancia tiene este personaje en la literatura y el cine?

R. Una enorme importancia. Drácula, de Bram Stoker, es una de las diez mejores novelas de las letras universales. Nosferatu, de Murnau, uno de los mejores films que se hayan realizado nunca. Y luego están Hoffmann, Gautier, Sheridan Le Fanu, George R. R. Martin (con esa maravilla vampírica que es su Sueño del Fevre), por citar tan solo unos nombres de autores literarios, y Tod Browning, Terence Fisher, Bela Lugosi y Christopher Lee, por citar gente ilustre del universo vampírico cinematográfico. Fíjate que no cito a Ford Coppola: detesto su Drácula de 1992, lo mismo que detesto las adaptaciones fílmicas de esas horribles novelas de Anne Rice con Lestat como protagonista.

P. Todavía no he tenido la suerte de ver tu famosa casa-biblioteca, que se encuentra repleta de libros con los temas más variados. ¿Cómo ordenas tu biblioteca? ¿Por temáticas y géneros? ¿Por los apellidos de los autores? ¿Por orden cronológico?

R. Tengo tantos problemas de espacio que el criterio no puede ser ninguno de esos criterios, que serían los más prácticos y aconsejables. Tengo terceras filas en algunos estantes. A veces el único criterio que puedo seguir es el tamaño. Pero existe un orden de mi biblioteca en mi cabeza, y ahora estoy transmitiéndoselo a mis hijos Álvaro e Inés, para que sepan lo que hay y cuáles son los libros verdaderamente importantes de mi colección. Tengo la suerte de que mis hijos son biblioadictos y de que mis nietas, Genoveva y María, no paran de leer cuanto cae en sus manos. 

P. Jorge Luis Borges siempre imaginó el paraíso como una biblioteca («Yo, que me figuraba el Paraíso bajo la especie de una biblioteca»). ¿Qué significa para Luis Alberto de Cuenca la biblioteca?

R. Una biblioteca es el retrato perfecto de quien la ha reunido. Una radiografía de su alma. Cuando en mayo de 1996 tomé posesión, jurando sobre la Biblia de Fust y Schöffer, de la dirección de la Biblioteca Nacional, leí el poema donde aparece el verso de Borges que citas. Me hizo mucha ilusión ser director de la Biblioteca Nacional de España porque Borges lo había sido de la de Argentina. Quizá solo y nada más que por eso.

P. «Por sus obras los conoceréis» es uno de los mensajes de Jesús que recoge Mateo en los Evangelios. Yo cambiaría la palabra «obras» por libros y diría: «¡Por sus libros los conoceréis!». ¿Se puede conocer a una persona por los libros que tiene en su biblioteca?

R. Sin duda. Las bibliotecas son retratos de sus propietarios, como ya dije antes. Luis XIV pronunció aquella frase lapidaria: «L’État, c’est moi». Pues bien, cada quisque puede decir de su biblioteca algo muy parecido: «Mi biblioteca soy yo».

P. Borges nos enseñó que la biblioteca, más que un lugar con fines utilitarios o un repositorio de objetos, es ante todo un lugar con valor existencial. ¿Cuáles son las joyas de tu biblioteca, tus libros más deseados?

R. Depende del día. Hoy te diría que la revista romántica española El Artista (1835-1836), en cuyo primer tomo aparece por vez primera publicada «La canción del pirata» de Espronceda, ¡y con variante en el estribillo de la última estrofa!

P. Otra de las frases celebres de Jorge Luis Borges en alusión a las bibliotecas como profesional es: «Ordenar bibliotecas es ejercer de un modo silencioso el arte de la crítica». ¿Para que sirve actualmente la crítica?

R. Borges diría eso para justificar la necesaria criba que hay que hacer cada tanto de los libros que se dan cita en tu biblioteca, eliminando la basura. Por desgracia, no tengo tiempo para hacer esa criba en profundidad, pero se hace lo que se puede. Yo hago lo que suele llamarse crítica en ABC Cultural, pero en realidad lo que escribo son crónicas de lectura. La crítica me aburre.

P. En un mundo dominado por lo políticamente correcto en tiempos de autocensura, en el que la mayoría de la gente se deja llevar por el bienquedismo y el buenismo reinante. ¿Somos capaces los seres humanos de establecer un análisis objetivo? 

R. No existe el análisis objetivo. Y de eso no tiene la culpa la corrección política, sino la condición humana.

P. En Jorge Luis Borges: Autobiografía el escritor argentino sostiene que, «si tuviera que señalar el hecho capital de mi vida, diría la biblioteca de mi padre». ¿Cuál es el hecho o los hechos capitales en la vida de Luis Alberto de Cuenca?

R. La biblioteca paterna, que no era muy amplia, también fue un hecho capital para mí. Cuando saqué matrícula de honor en la reválida de 4º, mis padres me regalaron las Obras completas de Shakespeare de Aguilar, traducidas por Astrana. La lectura de ese libro ha sido otro de los episodios fundamentales de mi vida. 

P. Sabemos que Jorge Luis Borges solía inventar obras y autores a quienes atribuía sentencias, juicios y teorías admirables, casi siempre extensión de las personales. Al mismo tiempo, las disponía al lado de referencias abundantes a libros y escritores existentes. Un intercambio prolijo entre lo cierto y lo posible, convencido de que lo esencial, al escribir, es conminar al asombro del lector; su peculiar paraíso: los libros escritos y por escribir. ¿Con cuáles de los personajes de tus obras te unen más semejanzas? 

R. Con el yo ficcionalizado que escribe y protagoniza mis poemas. También yo, como Borges, he inventado versos y los he atribuido a autores reales que no los escribieron. Ese tipo de juegos me divierte sobremanera.

P. Este año has coordinado Garci, asignatura aprobada. 40 aniversario del primer Oscar del cine español (Reino de Cordelia, 2023). ¿Cuál es la asignatura pendiente de Luis Alberto de Cuenca?

R. Muchas que sería prolijo enumerar y, allá en el fondo, ninguna.

P. Ideado a modo de catálogo, un grupo de expertos y amigos repasáis minuciosamente en Garci, asignatura aprobada. 40 aniversario del primer Oscar del cine español  la trayectoria de José Luis Garci como cineasta, escritor y comunicador. ¿Cuándo conociste a José Luis Garci?

R. En 1998, cuando me desempeñaba como director de la Biblioteca Nacional. Desde entonces somos íntimos amigos. Fue quien me fichó para Cowboys de medianoche. Es un tipo fantástico, en todos los sentidos. Dice Alicia Mariño, mi mujer, que es como el compañero ideal de Preu (que nunca tuvo, porque ella es más joven y le tocó hacer COU, no Preu). Y es que mi amigo Garci es un joven eterno, no lo dudes.

P. ¿Cuáles son las películas de José Luis Garci que más te gustan?

R. Tiovivo c. 1950 y Canción de cuna.

P. Luis Herrero, José Luis Garci, Eduardo Torres-Dulce y algunos invitados especiales, como la dermatóloga y escritora Noemi Guillermo, seguís empeñados, después de tantos años de emisión, en dar a conocer el séptimo arte a varias generaciones en Cowboys de medianoche (esRadio). ¿Qué películas, directores, actores y actrices les recomendarías a las personas que aman el cine?

R. Me reitero en lo que dije más arriba. El cine de género: wéstern, noir, musical, cine de aventuras, de ciencia ficción… El celuloide expresionista alemán, el cine clásico norteamericano de los años 20, 30 y 40 del siglo pasado, el cine de terror de la Hammer británica… Adoro a Howard Hawks, a F. W. Murnau, a Ernst Lubitsch, a Tarantino… Mis actrices favoritas son Lillian Gish, Mae West, Hedy Lamarr, Gloria Grahame, Miriam Hopkins… Mi actor favorito, John Wayne.

P. La última vez que te entrevisté me dijiste que John Wayne era el actor más importante de la historia del cine, una opinión que comparto contigo. ¿Qué tiene este actor para que 44 años después de su muerte se siga hablando tanto sobre él?

R. Su robustez moral, su autenticidad, sus valores humanos.

P. Muchos viernes apareces en Classics (TRECE TV), junto a tu gran amigo José Luis Garci, donde recuperáis el espíritu del mítico programa ¡Qué grande es el cine! ¿Qué destacarías de este nuevo espacio y sobre qué película te gustaría participar en un futuro coloquio?

R. Me gusta recuperar el ambiente que rodeaba ¡Qué grande es el cine! Pero ahora ya no nos dejan fumar en el plató y han cruzado el espejo muchos colaboradores de entonces. Me gustaría participar en un coloquio en torno a la película El Señor de la Guerra (1965), de Franklin J. Schaffner, uno de mis films favoritos. Ya participé hace un cuarto de siglo en el coloquio sobre esa película en Prado del Rey.

P. ¿Nos podrías hablar, si es posible, sobre tus próximos proyectos?

R. Seguir vivo y coleando, que es el único proyecto que merece la pena cumplidos los setenta. 

P. Sé que Conrado Reviriego te ha comentado que hay muchísima gente que te apoya en las redes sociales. Me gustaría que les enviaras un mensaje de agradecimiento a tus seguidores. 

R. Me gusta que me des la oportunidad de hacerlo, porque no estoy en las redes y no tengo tribuna desde donde comunicarme con ellos. Quiero decirles que sin ellos nada de lo que hago tendría sentido. Que tenerlos cerca me ayuda a escribir, a leer, a vivir. Que son mi segunda familia. Que los quiero mucho.

Y para ti, Juanma, y para Conrado mi eterna gratitud y todo mi cariño.

Luis Alberto

Gracias, Luis Alberto, por compartir tus conocimientos literarios y cinematográficos con todos nosotros. Y, sobre todo, por volver a ganarte nuestros corazones, en parte, por la calidad humana que trasmites en tus palabras. Hemos aprendido que la poesía es una forma inevitable de hacerse preguntas necesarias que, la gran mayoría de las veces, no tienen respuesta. Esperamos tener otro encuentro muy pronto para que nos cuentes más cosas relacionadas con los mundos apasionantes, que tanto nos gustan, del cine y la literatura.

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