Cultura, Cine y Literatura

Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto: «El teatro sirve para purgar muchas cosas que a veces se tapan por vergüenza, pudor e incluso por ignorancia»

Entrevista a los actores Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto con motivo de su regreso a la sala OFF Latina para volver a representar 1888. Señorita Julia, una versión muy personal, emocionante y profunda de la obra de teatro más famosa del dramaturgo sueco Johan August Strindberg

[Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto son el vivo ejemplo de que con mucha dedicación, esfuerzo y talento se puede conseguir cualquier cosa que te propongas. Después de muchos años de profesión, por fin, les ha llegado el momento de recoger el fruto de su trabajo gracias al éxito enorme de crítica y público que han tenido en la sala OFF Latina de Madrid con 1888. Señorita Julia. Esta brillante y original versión que han realizado de La señorita Julia, la obra más conocida del dramaturgo sueco Johan August Strindberg, el gran renovador del teatro de su país, les ha lanzado al estrellato dentro del teatro independiente (la verdadera prueba de fuego para un actor), sacándoles de un injusto anonimato, permitiendo que muchos espectadores descubran a dos actores que apenas habían trabajado fuera de su Galicia natal. «Nunca es tarde si la dicha es buena» es un refrán que indica que la gloria siempre es bien recibida, que jamás debemos bajar los brazos para llevar a cabo algo interesante y favorable, que cualquier momento es ideal para emprender aquello que pueda ocasionarnos alguna satisfacción o mejora en nuestras vidas. 

Eso han hecho Iria y Xoán Carlos: aprovechar su oportunidad y demostrarles al público que ha acudido en masa a verles encima de las tablas, tomando las riendas de su carrera profesional con libertad y responsabilidad, la ilimitada capacidad interpretativa que llevan dentro y que, de una vez por todas, han sacado fuera. No te olvides de ellos porque su futuro no puede ser más halagüeño. Dos artistas llamados a escribir sus nombres con letras de oro en el libro de los más grandes de la interpretación. 

1888. Señorita Julia, dirigida impecablemente por Xoán Carlos, es una pieza que honra al teatro independiente español hasta límites inesperados, en un periodo dominado por el teatro más comercial, en el que goza, en muchas ocasiones, de muy poco prestigio y está, injustamente, muy mal remunerado. Iria y Xoán Carlos son los encargados de conducir este viaje apasionante que culmina cuando los dos actores logran descifrar los enigmas que estigmatizan a sus personajes debido a la invocación de las emociones. Julia (Iria Ares) y Juan (Xoán Carlos Mejuto) son dos personas llenas de prejuicios que intentan superar las barreras sociales que los separan. Sus demonios internos atacan sin ningún tipo de compasión todas las decisiones que van tomando a lo largo de la obra, convirtiendo esas determinaciones en debilidades, al mismo que les impiden ser felices. 

Esta nueva versión de un texto escrito hace 134 años, conserva toda la intensidad y el espíritu que le dió la pluma de Strindberg. Pero sobre todo la vigencia de los tres temas principales que trata: la eterna lucha de clases sociales, la guerra de sexos y la diversidad de pensamiento. La obra siembra muchas dudas entre el público debido al aire trágico de sus dos protagonistas, Julia y Juan, que se encuentran envueltos en una situación de la que les será imposible escapar. Serán los propios espectadores los que tendrán que responder cada una de las preguntas que les formulan. Todo está lleno de metáforas, elipsis y pleonasmos para que la función sea más intensa y no dé tregua a respirar ni a tragar saliva en ningún momento.

Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto, dos actores que van a dar mucho que hablar durante los próximos años, en una de las representaciones de «1888. Señorita Julia, de August Strindberg

El espíritu inquieto, la emoción tierna y cariñosa, y el ímpetu vehemente de Iria y Xoán Carlos les llevó a fundar Estudo Momento, una productora de cine independiente y compañía teatral que tiene como objetivo principal rodar películas innovadoras (Badaladas de amor e morte, Le cinéma est mort. Anatomía de una crítica cinematográfica), pero con la esencia del cine clásico de Hollywood siempre presente, y representar obras de teatro clásicas (Macbeth, 1879. Casa de muñecas, 1888. Señorita Julia) aportando una mirada contemporánea y romántica a partes iguales. 

Detrás de la mirada seductora, la voz sensual y el cuerpo de mimbre de Iria se esconde una intérprete de mucho carácter e inteligencia. Su forma de hablar, mirar y caminar delante de la cámara o encima de un escenario me recuerda al de las grandes actrices del cine clásico de Hollywood (Grace Kelly, Katherine Hepburn, Ava Gardner, Rita Hayworth), algo que está al alcance de muy pocas elegidas.

Xoán Carlos es uno de los actores más versátiles que tenemos en España, ya que destaca tanto en la comedia como en el drama. Como los buenos actores, después de haber adquirido las técnicas básicas necesarias para afrontar con éxito su trabajo, está continuamente en constante reciclaje, reforzando sus puntos fuertes y aprendiendo nuevas habilidades.

Iria y Xoán Carlos vuelven en mayo a la sala OFF Latina de Madrid a representar 1888 Señorita Julia. Ya están confirmadas las dos primeras funciones: 6 y 13 de mayo. A las 19:30 horas].

Julia y Juan, los protagonistas de «1888. Señorita Julia», dos personajes atormentados por sus demonios internos, que les impiden tomar decisiones coherentes y ser felices por una vez en sus vidas

P. ¿Os esperabais el éxito tan grande de público y crítica que ha tenido 1888. Señorita Julia en Madrid?

Iria Ares. Pensábamos que la obra podía gustar, pero no nos esperábamos en absoluto que tuviera una reacción positiva tan unánime. Ha sido sorprendente el recibimiento que hemos tenido por parte del público y de la crítica. De hecho, el espectáculo ha tenido tanto éxito que vamos a volver a representarlo en OFF Latina en mayo. Esperamos que estas representaciones tengan el mismo éxito que la vez anterior y 1888. Señorita Julia pueda prorrogar hasta junio. La dimensión que hemos alcanzado con esta obra es impresionante. Cuando hicimos Casa de muñecas también nos llevamos una grata sorpresa en Madrid. Sin embargo, 1888. Señorita Julia ha superado todas nuestras expectativas: casi llenamos la sala dos veces, la función que hicimos en gallego funcionó muy bien, la crítica nos arropó desde el primer momento, nos hizo críticas muy buenas… Sabíamos que el espectáculo que teníamos entre manos era bueno y podía gustar. No obstante, el triunfo que hemos tenido en tan solo un mes ha superado todas nuestras expectativas y estamos muy contentos con ello.

P.. Después de haber representado un drama, Casa de Muñecas, y una tragedia, Macbeth, el tercer espectáculo con el que pretendíais cerrar vuestra trilogía de clásicos iba a ser una comedia. ¿Qué os hizo cambiar de planes?

Xoán Carlos Mejuto. Inicialmente teníamos pensado representar una comedia, pero Iria creyó que en este momento el espectáculo más adecuado para llevar a Madrid era una versión nueva de La señorita Julia. Este cambio de planes se debió principalmente a la pandemia y cómo nos afectó como compañía. Con la pandemia nos vimos obligados a retirar de la cartelera los espectáculos que teníamos y entonces nos alteró el humor y se retrasó el proyecto de la comedia. También influyó el hecho de que considerábamos que La señorita Julia era un espectáculo muy adecuado para llevar a Madrid como compañía. Pero la idea  de representar una comedia está ahí. Seguramente se hará cuando terminemos de representar 1888. Señorita Julia.

IA. Antes de la pandemia queríamos representar El enfermo imaginario o El avaro, ambas de Molière. Íbamos a decantarnos por una de las dos, pero consideramos que El enfermo imaginario podría parecer demasiado oportunista o quizá no era el momento adecuado para hacerlo. Todavía estamos pensando cuál de las dos obras podemos representar más adelante. Incluso barajamos la posibilidad de no representar ninguna de ellas y decantarnos por otros textos diferentes. Aunque casi todos los temas relacionados con la dramaturgia los lleva Mejuto, fui yo quien le convenció para hacer 1888. Señorita Julia. Lo que no te ha contado Mejuto es que es un actor extraordinario de comedia y un escritor maravilloso. En Galicia tiene varios éxitos como escritor de comedia. Uno de ellos se llama O Xardín das Pernas Roubadas, un texto original suyo muy potente. Aquí tuvo muchísima repercusión, fue todo un éxito. Además, lo escribió, si no me equivoco, con 25 años. La comedia es su punto fuerte. Lo que pasa es que ni tú ni el público madrileño conocéis esta faceta suya. Te aseguro que como actor cómico es increíble. Siempre intento que vuelva a sus raíces. Creo que es lo mejor que sabe hacer. Mejuto es un actor muy completo y todo lo hace bien, pero su punto fuerte, te vuelvo a repetir, es la comedia. Nuestra compañía busca insistentemente la posibilidad de hacer comedia, porque creo que él destacaría mucho y al público madrileño le encantaría verle sobre las tablas de un escenario en ese género. Todavía estamos dándole vueltas a este tema.

P. La señorita Julia es una obra en un solo acto, algo que no suele ser muy usual, que tiene solo tres personajes. El único personaje que no aparece en vuestra versión es el de Cristina. ¿Tenéis pensado incorporarlo en otras representaciones que hagáis de la obra?

XCM. En principio no creo que lo hagamos. Consideramos que el trabajo de adaptación que se ha hecho le da la personalidad suficiente al espectáculo, lo hace bastante nuestro, muy de nuestra compañía. Nuestra compañía está, principalmente, centrada en nosotros dos como pareja creativa. Buscamos una obra que se adaptara a nuestros tiempos, pero también a nuestra compañía. Que tuviera el carácter de nuestro tiempo, pero también el carácter de nuestra compañía. La intención del espectáculo era darnos a conocer como pareja creativa fuera de nuestra tierra y creo que lo hemos conseguido.

P. ¿Qué fue lo que más os interesó del texto? 

IA. Desde la primera vez que lo leí tuve muy claro que algún día acabaría interpretando el papel de la señorita Julia y Mejuto a Juan. Siempre me ha fascinado este personaje, lo he tenido metido en la cabeza, caminando conmigo a todos los sitios que iba. Cuando estábamos haciendo Casa de muñecas, de Henrik Ibsen, me enteré de que había un conflicto en la compañía entre la gente a la que le gustaba Ibsen y la gente a la que le gustaba August Strindberg. Curiosamente, a la gente que le gustaba Ibsen no le gustaba nada Strindberg y viceversa. Para entender un poco mejor esa pugna, que me recordaba mucho a la rivalidad entre el Real Madrid y el Barcelona o los Beatles y los Rolling Stones, comencé a leer La señorita Julia de Strindberg. Te confieso que nunca había leído nada de este autor y desde el primer momento me enamoré del texto y de Strindberg. Ya tenía claro que lo quería hacer, aunque al principio me costó un poco convencer a Mejuto porque es un texto difícil de representar, una dura reflexión sobre la pasión y la sociedad. Hay que atinar muy bien para poder ofrecerles un espectáculo atractivo al público. 

XCM. Me interesan muchísimas cosas en todos los niveles porque es un texto que puede dar lugar a muchas lecturas diferentes por parte del público. Sobre todo los problemas de comunicación entre las personas, algo que transciende las épocas. Estos dos personajes, debido a una serie de factores condicionantes que van a influir de manera decisiva en su manera de actuar, tienen como característica principal de su relación la incapacidad de llegar a un punto común de verdadera comunicación. En la época actual, donde supuestamente tenemos más medios de comunicación e información a nuestra disposición de toda la historia, la incomunicación humana sigue a la orden del día y es algo que siempre te supera.

Julia es una mujer de propósitos firmes y enorme atractivo, pero caprichosa e insatisfecha con la vida que lleva en la hacienda de su padre

P. Uno de los temas más importantes que se trata en la obra es la eterna diferencia de clases sociales. ¿Creéis que este asunto sigue estando de actualidad?

IA. Creo que sí. Lo que pasa es que apenas se habla de este asunto. Ya no está en las portadas de las revistas o en la primera plana de los periódicos, porque al poder le viene muy bien decir que todos somos iguales. Intentan hacernos creer que todos tenemos las mismas oportunidades y que la ley es igual para todos, y todas estas cosas que nos venden. Yo creo que sigue habiendo mucha desigualdad entre las clases sociales y va a aumentar durante los próximos años. La brecha entre ricos y pobres se está ensanchando cada vez más. La riqueza cada vez se concentra en menos manos. Vamos a tener que redefinir o hacer una relectura del concepto de esclavitud porque suena muy antiguo. Parece que han pasado siglos desde que se abolió cuando hay personas que carecen de derechos fundamentales de modo permanente. Creo que, lamentablemente, vamos encaminados hacia una sociedad en la que mucha gente se va a creer superior a los demás porque tiene más poder adquisitivo, oportunidades y privilegios, entre otros motivos. Y no quiero ser pesimista porque soy una persona tremendamente positiva. Solo hay que estar un poco despierto para darse cuenta de ello. Hay lucha de clases, la seguirá habiendo y va a ir a más.

XCM. ¡Por supuesto que sí! Estamos en una época en la que la conciencia de clase ha caído un poco en desuso. Quizá suene un poco exagerado decirlo, pero la diferencia entre las grandes fortunas y la gente de a pie se está radicalizando. Se está produciendo una fuerte erosión en el modelo de cohesión social. Las clases medias se están viniendo irremediablemente abajo. Cada vez hay menos clase media mientras las grandes fortunas, a pesar de la crisis, aumentan sus riquezas. Desde los estamentos representativos de nuestras democracias occidentales nos hacen creer que todos vivimos en el primer mundo y que tenemos un poder adquisitivo ausente en épocas pasadas. No llamaría esclavitud a la sociedad de consumo y el sistema laboral en el que vivimos realmente, pero hay que luchar por volver a un estado y sociedad del bienestar. Considero que se han perdido muchos derechos y la conciencia de que hay que seguir progresando como sociedad en todos los niveles: a nivel laboral, a nivel de derechos sociales, a nivel de derechos individuales (que también ahí se está retrocediendo mucho)…  En fin, aunque sigue vigente la lucha de clases, hay que reformular este concepto. 

P. ¿Cómo preparaste la obra Xoán Carlos? ¿Qué influencias tuviste a la hora de ponerla en marcha?

XCM. La mayor influencia que tuve a la hora de preparar esta obra fue mi compañera creativa: Iria. Yo tengo una sensibilidad más teatral e Iria tiene una delicadeza un poco distinta a la mía. Ella es más visual. No en vano es directora de cine. También pertenece a una generación un poco distinta a la mía. Iria es casi 20 años más joven que yo y eso también influye bastante. No he tenido más influencia que la del texto en el que se basa la obra y lo conocía a la perfección. Al tener una sensibilidad más teatral, supongo que las únicas influencias han sido las que tengo en mi mochila de destrezas y habilidades que he ido adquiriendo a lo largo de mi vida como fruto de mi trabajo. Te aseguro que no trabajé buscando nuevas influencias. 

P. ¿Qué rasgos destacaríais de vuestros personajes, Julia y Juan, en 1888. Señorita Julia?

IA. Hay uno que destacaría por encima de todos los demás: las ganas de vivir que tiene Julia. Pero de vivir a su manera. Sé que es un personaje que a mucha gente le resulta extraño. Incluso el propio Strindberg en el prólogo de la obra describe a Julia como un personaje inestable, un poco bipolar, que tiene tendencias suicidas. Yo creo que no estaba en lo cierto. Julia es una mujer atípica, incomprendida y, sin duda, muy adelantada a su tiempo. Me recuerda muchísimo a actrices como Ava Gardner y Marilyn Monroe, porque son personalidades muy fuertes y femeninas. Quizá cuesta un poco entenderla porque vive desde su libertad, desde su libertad sexual, para ser más exactos. Además, muchas veces eso en una mujer es muy difícil de encajar y aceptar por la sociedad. Destacaría en Julia como rasgo principal el deseo tan grande que tiene de vivir una vida estimulante, libre y salvaje. Acaso muy masculina, pero siempre desde su feminidad. A mí me parece la característica fundamental para comprender la evolución y desarrollo del personaje, las relaciones y contactos que mantiene con Juan y las fricciones que surgen de dichas conexiones.

XCM. En mi personaje hay tres rasgos muy bien definidos. Por un lado, Juan es ambicioso, un criado que quiere prosperar en una época en la que era complicado dar el salto de clases sociales menores a más elevadas. En 1888 las diferencias entre las clases sociales eran más evidentes que ahora. Por otra parte, es un hombre manipulador. Asimismo se considera un tipo refinado, cuando detrás de esa máscara de refinamiento se esconde una brutalidad que él mismo quiere aplacar. Ambicioso, manipulador y brutal esos son las tres particularidades principales que tiene mi personaje.

Juan es un criado que tiene como principales aspiraciones elevarse de posición social y llevar su propio hotel, siendo la señorita Julia parte de su plan para conseguirlo

P. ¿Tenéis algo en común con ellos?

IA. Cuando empecé el proceso de ensayos pensé que tenía pocas cosas en común con Julia. No obstante, cada vez que voy profundizando en el personaje y haciendo funciones veo en mí más cosas de la señorita Julia. Algunas a lo mejor no las tengo ahora, pero sí que me gustaría tenerlas más adelante. Para mí hay dos cosas que destacaría por encima de todas: la sofisticación y el glamur que tiene el personaje. La elegancia y el encanto es algo a lo que siempre he aspirado como artista, no como persona normal. Como persona normal no soy interesante. Considero que la vida de las personas tiene una parte privada (cuando vas a comprar el pan, por ejemplo) que no es interesante para el público más allá de una simple curiosidad. Me considero actriz y directora. En esa parte artística sí que encajo muy bien con Julia. Ese aire de sofisticación que le quiere dar a todo lo que hace me permite conectar muchísimo con ella. Para Julia incluso beber de una copa de vino tiene que ser un acontecimiento y debe hacerse de una manera determinada. Cuando me meto en su piel todo lo que hago me lo creo al cien por cien. Porque en el fondo yo soy un poco así. Intento que todas las cosas pequeñas de mi día a día tengan su importancia, su sentido artístico, su sentimiento de belleza. Ahí sí que tenemos rasgos comunes 

XCM. Sí. Juan es un personaje con recursos. Yo me considero un actor con muchos recursos. A nivel personal, los dos somos ambiciosos. Aunque quiero creer que la ambición no me domina. No me considero brutal ni manipulador. Pero sí ambicioso. En el buen sentido de la palabra, en la inquietud sana por aspirar a un mejor nivel de vida, dentro de unos límites razonables.

P. En su época, el estreno de La señorita Julia creó mucha polémica, ya que una mujer exigía tomar la iniciativa, igual que un hombre. El drama de Strindberg rompía barreras entre clases sociales, pues la señorita Julia elegía como amante a un criado, Juan. Incluso el mismo autor llegó a decir que él era la señorita Julia. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación, Iría?

A. ¡Claro que pienso que Strindberg es la señorita Julia! Lo tuve bastante claro desde la primera vez que leí el texto. Incluso recuerdo haber leído esas declaraciones. Resulta inevitable que la obra haya sido el foco de numerosas polémicas desde que se publicó. Sus ideas fueron muy controvertidas en el siglo XIX. Todas sus creaciones generaron controversia. Me creo que Strindberg es la señorita Julia porque la señorita Julia es un personaje formidable. Para mí es uno los mejores personajes del teatro universal que se han escrito. Y no lo puedes encasillar para definirlo, se resiste a que le pongan etiquetas, es polémico por regla general. Julia es un personaje femenino, pero también masculino. Tiene muchísima fuerza a pesar de victimizarse, es capaz de hacer cosas que están mal vistas, como convertirse en víctima de Juan y dejarse maltratar por él, en determinados momentos se comporta como una chiquilla cuando realmente es una gran dama… Strindberg ha escrito un personaje como los grandes personajes del teatro y del cine, nunca puedes abarcarlo por completo, siempre te supera, cuando crees que lo sabes todo sobre él te sorprende con algo nuevo. El personaje de Julia es muy necesario en nuestros días. Siempre queremos poner etiquetas y es imposible etiquetar a un personaje como Julia. 

P. ¿Cuál es vuestro momento favorito de la obra? 

IA. A mí me gusta muchísimo el momento que hemos creado de la fusta. Lo considero un instante muy potente a nivel teatral. En cada función, cuando lo representamos, el público está metido con nosotros en ese momento. Estoy segura de que somos capaces de hacérselo pasar bien y mal a los espectadores a por igual. Conseguimos muchísimas emociones en torno a ese momento de violencia (no deja de ser un momento agresivo en ningún momento), pero estamos muy orgullosos de él porque lo convertimos en algo artístico. Juanma, tú has visto la obra y puedes puedes opinar sobre esto si quieres.

«188. Señorita Julia» es una increíble y original versión que han realizado Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto (también director y responsable de adaptar el texto original) de «La señorita Julia, la obra más famosa de August Strindberg

¡Vaya coincidencia! También es mi momento preferido de la obra. La verdad es que me gustó mucho. Pese a su evidente dureza, considero que es el instante más romántico de la representación y no hay que sacarlo fuera de contexto.

IA. Siendo un momento de muchísimo riesgo para nosotros, porque nos exponemos mucho como actores, y yo la primera, soy consciente de que es un momento duro. Pero creo que hemos conseguido hacerlo de una manera plástica y artística. Eso es lo que engrandece muchas veces al teatro. No es sucio ni burdo ni soez. Sin embargo, se entiende perfectamente e incluso se llega a disfrutar siendo un momento muy cruel. Sinceramente, es de lo que más orgullosa estoy del montaje.

XCM. A medida que la voy conociendo, la obra me gusta cada vez más. Destacaría del montaje, por ser la gran novedad de la versión y porque me pides destacar algo, el final. En realidad, de la obra me gusta prácticamente todo.

P. Xoán Carlos, ¿ha quedado la obra como la tenías pensada en un principio?

XCM. Sí. La verdad es que estoy muy contento con el resultado final. Estoy completamente convencido de que el espectáculo va a crecer y que vamos a ser capaces de hacerlo todavía mejor a medida que vayamos representando más funciones. Estoy muy orgulloso de la idea inicial después de cómo la hemos ejecutado. Cuando el espectáculo tenga unas 20 o 30 funciones más será todavía mucho más contundente, porque tendremos ya el ritmo totalmente interiorizado y seremos capaces de encarnar mejor a los personajes. Eso te lo dan las funciones. El espectáculo está yendo muy bien y estamos encantados.

P. ¿Resulta difícil montar una obra teatral?

XCM. Sí. Resulta bastante complicado hacerlo bien. En el teatro pasa lo mismo que en cualquier otro oficio: aunque tiene su dificultad, lo importante es hacerlo todo correctamente y con profundidad. Soy actor y director y llevo 30 años en la profesión. Me imagino que para un cirujano hacer una operación no es difícil, aunque siempre conlleva un riesgo. Es un profesional, operar forma parte de su trabajo. Para cualquier otra persona hacer esa operación sería imposible. En el teatro pasa lo mismo.

 P. Xoán Carlos, ¿cuándo comenzó tu interés por el teatro?

XCM. Mi primer contacto con el teatro fue a través del programa Estudio 1 de Televisión Española. Me encantaba y devoraba todos los programas. Si no recuerdo mal este programa se emitía los viernes por la noche y mi casa no nos perdíamos ninguno. Después, en el teatro escolar, cuando vi por primera vez a mi hermano mayor en octavo de la antigua EGB hacer una obra de teatro que él mismo escribió y dirigió. Cuando llegué a ese curso escribí, dirigí y protagonicé una obra de teatro. A Partir de entonces me quedé enamorado de la interpretación y lo sigo estando hasta hoy.

P. ¿Cómo preparáis los matices de los personajes que interpretáis?

IA. Sigo haciéndolo. Ja, ja, ja. Julia es un papel que no termina nunca. Creo que trabajo muy diferente al resto de la gente porque soy directora antes que actriz. Esto es atípico en mi carrera. Suelo construir los personajes fuera de mí. Primero suelo visualizarlos fuera de mí lo mejor que puedo. Y lo consigo haciendo un ejercicio de pura imaginación: me imagino cómo va vestida, cómo se mueve, cómo se pinta los ojos, de qué color son sus zapatos… Primero intento visualizarla. Después, un poco en la línea de lo que trabajamos, paso a encarnarla. Es decir, pasarla al cuerpo. Por ejemplo, si es una mujer sofisticada como la señorita Julia, empiezo mi proceso de ensayos buscando esos gestos, esa manera de sentarse, una manera de hablar, una manera de mirar. Todo ese trabajo lo sigo puliendo, aunque para mí siempre es la puerta de entrada a todos los personajes que hago. Sin duda alguna, la señorita Julia es el mejor personaje que he hecho hasta el momento en teatro. Julia es el tercero que represento sobre un escenario: el primero fue Nora en Casa de muñecas y después interpreté Lady Macbeth (que también es un personaje increíble). Sinceramente, creo que en el papel de la señorita Julia es donde mejor estoy, donde me siento más cómoda. Me recuerda muchísimo a las actrices del Hollywood clásico que tanto te gustan a ti. Pienso en Gilda, Ava Gardner o Marilyn Monroe. En pocas palabras, Julia es una mezcla de mujer fatal, pero muy sofisticada, que se comporta muy común y corriente. Tiene elegancia, distinción, naturalidad. En definitiva, lo que les gustaba a los norteamericanos en los años 40 y 50. Intento llevarla por ese camino y así me preparé el papel.

XCM. A base de muchos ensayos. En realidad no hay una preparación específica. Simplemente trabajo, trabajo y más trabajo. Cuando se trabaja con un texto tan bueno como este una de las cosas fundamentales es hacer una buena memorización y esto pasa por memorizarlo de forma exhaustiva, hasta el punto de que te salga solo. Después hay que permitir que el texto pase a través de tu cuerpo y no a través de tu mente, porque cuando cuando las palabras pasan por medio de tu cuerpo los matices van a salir solos. El cuerpo del actor es imaginario y acaba encontrando todo tipo de tonos. Si hiciese el análisis del texto intelectualmente e intentase buscar matices probablemente me equivocaría. Esto es como cuando bailas una música, lo tienes que hacer con el cuerpo. Si lo haces con la cabeza vas a estar contando los pasos sobre el suelo. Pues esto es parecido: cuando un actor se entrega en cuerpo y alma al texto los matices no se trabajan, surgen solos.

El éxito tan grande que han conseguido con «1888. Señorita Julia» ha hecho que vuelvan a representar la obra en OFF Latina, de Madrid, a partir de mayo

P. Iria, ¿sigues algún método interpretativo?

IA. Sí. Siempre trabajo igual. Reconozco que en mi trabajo se puede apreciar la enorme influencia de las actrices del cine clásico de Hollywood. Ese es mi método de trabajo: intentar tener una marca personal fuerte. Hay gente que lo llama erróneamente encasillarse. Te voy a poner el ejemplo de Grace Kelly. Grace Kelly era Grace Kelly en todos los personajes que interpretaba. Ya podía interpretar un wéstern, estar en África o en la Riviera francesa. Daba completamente igual, porque siempre veías a Grace Kelly. Yo trabajo también de esa manera, desde una marca personal fuerte que después voy matizando con los rasgos de cada uno de los personajes. Lo hago todo con muchísima visualización e intentando crear una gran máscara que es el personaje final que tengo que interpretar y va a ver el espectador.

P. ¿Qué opináis de la dicotomía teatro comercial y teatro under o independiente?

XCM. Creo que son dos formas de entender el teatro diferentes, ambas necesarias, que se necesitan la una a la otra. De hecho, el teatro comercial con los años va cogiendo siempre muchos de los avances del teatro independiente. Parece que uno tiene que ser el I más D del otro. A mí nunca me ha parecido bien el menosprecio que se le da en algunas ocasiones al teatro comercial. Lo considero un esnobismo de la era moderna. Shakespeare era el principal referente del teatro comercial en su época y a nadie se le ocurre hablar mal de él. El teatro comercial es fundamental y necesario. Sin él no tendríamos un edificio teatral sano. El teatro independiente, más de vanguardia, también lo considero imprescindible y suele tener más reconocimiento en nuestra profesión. Tiene que haber teatro para todos los públicos. Y el público, en grandes ciudades como Madrid, es muy variopinto. Los dos son necesarios y a mí me gustaría hacer tanto uno como otro, trabajar tanto en los teatros públicos como en los privados. Creo que un actor tiene que transitar por todos estos espacios a lo largo de su trayectoria profesional.

IA. En el teatro tengo menos experiencia que Mejuto. Solo llevo siete años de mi vida en este mundo. Empecé con una sala independiente siendo socia fundadora, creadora y trabajadora. El teatro independiente es maravilloso porque tiene una libertad creativa ilimitada. Se actúa prácticamente con total libertad, puedes hacer, en la mayoría de las ocasiones, lo que quieras y es una escuela de aprendizaje tremenda. Hay muchísima más pasión, existe bastante compañerismo, la gente suele trabajar, casi todas las veces, por amor al arte. Pero le falta esa exigencia por parte del público que te da el teatro comercial. El teatro comercial te exige que tengas que estar función tras función gustando a un público, a una sociedad, a una serie de personas determinadas que pagan una entrada muy cara para verte. Para mí son totalmente complementarios, aunque el teatro comercial tiene el nivel de exigencia altísimo, depende del resultado de la taquilla y de un público que es muy exigente. A veces tendemos a infravalorar erróneamente al público cuando es muy sabio, listo y soberano. Es verdad que puede estar más dormido en determinadas épocas sociales o en determinados contextos, pero es muy inteligente y está bastante preparado. Si sabe escuchar te va a dar muchas de las claves que te van a servir para mejorar como artista. También es verdad que el teatro comercial a veces se aburguesa, encasilla y acomoda en exceso. El teatro más experimental, independiente y vanguardista goza de mucha más libertad y energía creativa. Ahí coincido con Mejuto, los dos tienen que aprender a convivir y complementarse. Ninguno es mejor ni peor que el otro.

P. Xoán Carlos, ¿dirigirías una obra que no te gusta por encargo?

XCM. Te responderé cuando me hagan una oferta suculenta. Ja, ja, ja. Y todavía no se ha dado el caso. Si me dejan introducir en la obra, hasta cierto punto, elementos que a mí me gusten, seguramente la haría. Sin embargo, nunca aceptaría dirigir algo que vaya en contra de mis principios.

La versatilidad de Xoán Carlos Mejuto le permite destacar tanto en la comedia como en el drama

P. ¿Qué obra de teatro os gustaría interpretar o adaptar? 

IA. Me encantaría hacer el papel de Margaret (Maggie) en La Gata sobre el tejado de zinc, una obra de Tennessee Williams formidable. También me gustaría interpretar una comedia, porque nunca he hecho comedia en teatro.

P. ¿Qué papel de comedia te gustaría hacer?

IA. Lo tengo bastante claro, Juanma. Ya vas conociendo mis gustos. Ja, ja, ja. Soy muy cinéfila y me encantaría interpretar a Tracy Lord (Katherine Hepburn) en Historias de Filadelfia

El papel de Tracy Lord lo harías genial en Historias de Filadelfia porque te mueves como la genial Katherine Hepburn, con una frescura insólita, tus ojos derraman un brillo especial y realizas gestos sugestivos de seducción.

IA. Para mí sería un sueño hecho realidad hacer las dos obras que te he dicho. Me voy a mojar. Si tuviera una varita mágica haría Historias de Filadelfia el año que viene. Y dentro de tres años La gata sobre el tejado de Zinc. Entonces sería la mujer más feliz del mundo. Ja, ja, ja.

XCM. Se me ha metido en la cabeza, desde hace mucho tiempo, representar casi todos los grandes títulos de William Shakespeare. Por el momento, solo he hecho Macbeth. También me gustaría hacer obras de Eugene O’Neill. Me encanta este dramaturgo. Y hay una obra de George Bernard Shaw, Pigmalión, que estoy deseando poner en escena. Sería bastante interesante representar algo de Bertolt Brech, entre otros muchos autores.

Detrás de la mirada seductora, la voz sensual y el cuerpo de mimbre de Iria Ares se esconde una actriz de mucho carácter e inteligencia

P. ¿Cómo surgió la idea de crear Estudo Momento?

XCM. Antes de que Estudo Momento se creara, Iria y yo nos conocimos en la sala La Tuerka 27 de La Coruña. Era un espacio en el que se hacía un poquito de todo. Aunque la marca de la casa era el microteatro. Ella era socia de la sala y yo un colaborador. Estuve trabajando estrechamente con la sala durante algún tiempo, dirigiendo e interpretando mucho microteatro. En aquella época, Iria todavía no se dedicaba a la interpretación. Dirigía y escribía mucho. Cuando la sala se cierra seguimos colaborando juntos. Trabajamos en un par de residencias artísticas de La Coruña sobre la técnica Meisner para actores. Hasta que decidimos fundar, al mismo tiempo que la productora cinematográfica, una compañía teatral. El primer espectáculo teatral que montamos fue Casa de muñecas, de Henrik Ibsen. 

IA. A Mejuto se le ha olvidado hablar de Baladadas de amor e morte.

P. Ahora te voy a preguntar sobre este fantástico trabajo. Pero antes me gustaría que me hablaras un poco sobre tu primera experiencia en el mundo del cine.

IA. Lo llevaba pensando desde hacía muchos años. Te confieso que mi carrera profesional es muy atípica. Soy muy inestable, un poco como Julia. Quizá por eso me identifico tanto con ella. Ja, ja, ja. Empecé dirigiendo audiovisual. Mi primer trabajo es de 2010, La increíble historia de Macareno y la puta milagrosa (quien esté leyendo esta entrevista lo puede ver en YouTube). Este cortometraje, de 22 minutos de duración y rodado en clave de comedia, es una adaptación de un monólogo teatral de Alfonso Zurro, un gran dramaturgo que seguro que conoces porque, aunque ha nacido en Salamanca, siempre ha estado vinculado teatralmente a la ciudad de Sevilla. 

Me encantaba ese texto e hicimos una adaptación cuando todavía estaba estudiando la carrera de Comunicación Audiovisual. Este cortometraje fue mi proyecto de fin de carrera y lo hice con Daniel Currás, mi colega en ese momento. Decidimos crear una productora audiovisual, La Tuerka Films, sin pretensiones de ningún tipo. Pero nos quedó tan bien que decidimos montar la productora de manera profesional. Después, fundamos La Tuerka 27, la sala de teatro de la que te ha hablado Mejuto. Más adelante pasé por una pequeña crisis. Y digo crisis porque tuve que tomar la decisión de actuar. 

P. ¿Por qué tardaste tanto tiempo en tomar esta decisión?

IA. Seguramente porque no tenía seguridad y confianza en mí misma para ponerme delante del público. Quizá por pudor, mi vida iba por otro camino, era como si algo no me permitiese hacerlo. Al final tuve que reconocer que interpretar era lo que quería hacer y lo que me hacía más feliz. Un día le dije a Mejuto que quería empezar a actuar y montar una compañía de teatro. Cuando tomé esa decisión dejé de dirigir para centrarme en mi carrera de actriz. En ese momento lo veía incompatible. Pensaba que no podía hacer las dos cosas a la vez. Tenía que centrarme en una de ellas y elegí la actuación. Hasta que un día, en 2018, cuando ya habíamos estrenado Casa de muñecas, viendo con él unas películas clásicas en casa, sobre todo de John Ford, sin otro propósito que pasar un buen rato, en plan de ocio, Mejuto me dice: «No entiendo por qué has dejado de dirigir. La manera que tienes de hablar de cine, de verlo, de vivirlo, de entender ciertas cosas no es normal. Con el talento que tú posees no haces bien dejando la dirección a un lado». Estudo Momento nace de mi pasión por el cine clásico, de querer hacer un cine diferente al que se hace ahora. El cine actual no es cine, es otra cosa distinta. Como directora pretendo recuperar esa visión que tenían los directores del cine clásico. Para mí estos cineastas son increíbles, unos auténticos creadores y artistas. Ha llegado un momento en el que la tecnología ha arrasado con todo lo relacionado con el séptimo arte. Se ha perdido la esencia del oficio, la manera que ellos tenían de ver el cine. Desde la humildad y el trabajo intento recuperar esa naturaleza con los trabajos que realizo en Estudo Momento.

Iria Ares y Xoán Carlos Mejuto durante la representación de«Casa de muñecas», de Henrik Ibsen, la primera de las obras que representaron con su compañía

P. Ahora mismo ¿cuántas personas participáis en Estudo Momento?

XCM. Estudo Momento somos Iria y yo. Evidentemente tenemos un grupo de colaboradores que nos echan una mano de vez en cuando. En los espectáculos anteriores a 1888. Señorita Julia, los que tuvimos que retirar de la cartelera por culpa de la pandemia, teníamos a tres actores. Después tenemos un equipo técnico de iluminación y sonido con el que trabajamos habitualmente. En los últimos meses están ingresando en la compañía nuevos fichajes como el Mara Collazo (ganadora de dos premios Goya y una nominación al Óscar), que está trabajando con nosotros en la caracterización de los personajes.

P. ¿Qué te llevó a homenajear a Orson Welles en tu primer cortometraje para Estudo Momento?

IA. Decidí hacerle un homenaje al cine de Orson Welles porque es, por muchas razones, mi director preferido. No lo considero superior a John Ford, por ejemplo, ni siquiera a Alfred Hitchcock u otros cineastas de su generación. Mucha gente dice que Orson Welles es el mejor director de la historia y yo no estoy de acuerdo. Sin embargo, tiene algo en lo que conecto muchísimo con él: ese genio creador totalmente original que se saca de la chistera. Porque Welles, realmente, es autodidacta, un hombre de teatro, un dramaturgo. Pero también es magia. Como actor tiene una voz prodigiosa. La versión radiofónica que hizo de La guerra de los mundos es histórica. Se unen talento e ingenio en una misma persona. Encima el autoaprendizaje es muy importante para él y a mí eso me genera una admiración profunda. Recuerdo perfectamente, y lo recordaré siempre, cuando vi Ciudadano Kane en la carrera. Me quedé en estado de shock. Dije: «¡Dios mío! Pero ¿esto que es? ¿Cómo hizo este señor una obra maestra con solo 25 años?». Y además era su primera película. Me pareció increíble. Desde entonces es mi director preferido. En Badaladas de amor e morte intenté hacerle un homenaje a Orson Welles desde Galicia. Reconozco que me quedé corta. Imagínate, tenía su edad cuando hice Badaladas de amor e morte. De todas formas, conseguí llegar a un nivel de calidad muy bueno y estoy muy orgullosa de este trabajo.

P. En Badaladas de amor e morte se aprecia una influencia bastante evidente de las obras que Orson Welles adaptó de William Shakespeare: Macbeth (1948), Otelo (1951) y Campanadas a medianoche (1965), esta última basada sobre todo en el drama histórico Enrique IV.

IA. Efectivamente, Juanma. Era lo que quería transmitir en el cortometraje desde el principio. Veía que tenía una conexión especial con Orson Welles. Welles amaba el teatro y le daba mucha importancia a la puesta en escena e intentó llevar todo eso al cine. Intenté hacer lo mismo que él: a partir de un texto teatral, en este caso del dramaturgo Roberto Vidal Bolaño, y hacer una teatralización del cine, pero con lenguaje cinematográfico. En ningún momento he querido hacer teatro al cine. ¡Ni muchísimo menos! Porque Badaladas de amor e morte es cine, no teatro. Pero es cine como se entendía antes: un cine grande, un cine que busca los angulares, los contrapicados, las luces y las sombras, las siluetas, que no pretende dártelo todo masticado, sino que está diseñado para hacerte pensar. Ese es el tipo de cine que intento hacer y creo que con Baladadas de amor e morte lo he conseguido.

P. Badaladas de amor e morte tuvo un gran recibimiento en casi todos los sitios donde se estrenó.

IA. Voy a hacer unas declaraciones un poco polémicas. Me esperaba que Badaladas de amor e morte tuviera un mayor reconocimiento, sobre todo en mi tierra. Creo que en Galicia no supieron valorar lo suficiente el cortometraje. Espero que cuando pase un tiempo lo valoren más, porque Baladas de amor e morte también es un homenaje a mi tierra. Creo de verdad, con el corazón en la mano, que Badaladas de amor e morte, tiene mucho cine. No es fácil hacer cine y menos hoy en día. Que eso no se valore hoy en algunos sitios me resultó decepcionante. Me esperaba un poquito más, sobre todo en mi tierra.

P. Conseguiste un premio en Lugo.

IA. En la Semana Internacional de Cine de Autor de Lugo nos dieron la mención especial del jurado. No llega a ser un premio. Juanma, es solo una mención especial.

P. Sin embargo, en la primera edición de Final Girls Chile, un festival dedicado a promocionar a las mujeres en el cine fantástico (terror, suspenso, thriller, ciencia ficción y fantasía), ganaste el premio al mejor cortometraje y a la mejor directora.

IA. Sí. Estoy totalmente encantada y agradecida de todo lo que conseguí con Badaladas de amor e morte, pero te vuelvo a repetir que esperaba un poquito más de gratitud en mi tierra. No te voy a mentir.

Iria Ares durante el rodaje de «Badaladas de amor e morte», su primer cortometraje para Estudo Momento

P. Y entonces llegó Le cinéma est mort. Anatomía de una crítica cinematográfica a tu vida.

IA. Este proyecto me hizo especial ilusión porque era la primera vez que trabajaba por encargo. Me lo encargó la Embajada de España en Francia. ¡Nada más y nada menos! Y fue gracias a Badaladas de amor e morte. Ellos vieron el cortometraje, concretamente Roberto Varela, su consejero cultural, y vieron en mí a la persona idónea para llevarlo a cabo. Roberto me dijo que si me apetecía hacer un proyecto para la embajada que tuviera conexiones con el cine clásico, pero también con Francia.

Entonces se me ocurrió (mientras estaba trabajando en un homenaje a Alfred Hitchcock) hacer un guiño (no un homenaje) a la relación tan estrecha que tuvieron Alfred Hitchcock y François Truffaut. El francés, aparte de ser un cineasta enorme, es uno de los mejores críticos de cine que ha habido nunca. El libro El cine según Hitchcock es como la Biblia de cualquier cineasta. Le cinéma est mort. Anatomía de una crítica cinematográfica es un falso documental que parte de una premisa muy simpática, al menos para mí: la posibilidad de que el maestro del suspense hubiese podido rodar una película en La Coruña. La verdad es que fue un proyecto muy bonito, que me ha dado muchísimas alegrías y me ha hecho muy feliz. Lo disfruté muchísimo. Está colgado en nuestra web (https://estudomomento.com/) para que todos lo podáis ver y disfrutar.

P. ¿Cómo definiríais vuestra carrera profesional hasta el momento y hasta dónde os gustaría llegar?

IA. Demasiado corta. Ja, ja, ja. A mí me hubiera gustado empezar antes Es una espina que tengo clavada. Empecé como actriz con 27 o 28 años y ahora mismo tengo 33. No llevo casi nada en el mundo de la interpretación y ya he hecho tres grandes papeles. Estoy muy contenta con la carrera teatral que estoy teniendo hasta el momento, siempre al lado de Mejuto. Al teatro no le puedo pedir más allá de seguir trabajando encima de un escenario. Fíjate, Juanma. he interpretado a Nora en Casa de muñecas, a Lady Macbeth en Macbeth y ahora estoy haciendo de la señorita Julia en 1888. Señorita Julia. Son tres papeles impresionantes. Me arrepiento de haber empezar tan tarde, quizás por miedo, pudor, complejos y/o inseguridad, como te comenté en una pregunta anterior. Pero también tengo la ventaja, en comparación con otras actrices, que al haber empezado tan tarde tengo mucha hambre, tengo ganas de hacer tantas cosas.

Me gustaría llegar a lo más alto que me permita mi talento. Lo que no quiero es quedarme a la mitad del camino y desaprovechar el talento que tengo. Desde luego que no me pongo límites ni como actriz ni como directora. Tengo muy claro hasta dónde quiero llegar. Quiero demostrar que todavía el cine clásico está muy vivo. Que no lo den por enterrado. Si soy capaz de conseguir eso como directora, independientemente de todos los reconocimientos y premios que me puedan conceder, para mí será un éxito.

XCM. La pregunta es un poco compleja de contestar. Hasta este momento mi carrera profesional es bastante cambiante, nunca dejo de aprender en un entorno volátil, incierto y ambiguo. El mundo ha cambiado mucho en estos últimos 30 años, que son los que llevo dedicándome fundamentalmente al teatro, aunque he hecho un poco de televisión. Cuando comienzo mi carrera en la interpretación el mundo es muy distinto a como lo conocemos hoy. No existían las redes sociales ni había tantos medios de comunicación ni de transporte. Viviendo en Galicia, Madrid se veía demasiado lejos. Ahora el mundo es bastante más pequeño. Mi carrera está bastante mediatizada por cómo veía el mundo cuando trabajaba en el teatro gallego. Para mí el teatro es un fenómeno nacional. Existe el teatro nacional español, el teatro nacional francés… En mis comienzos estuve trabajando en la creación de un teatro nacional gallego. Antes de la crisis la situación del teatro en Galicia era muy distinta, porque las compañías y el teatro gallego tenían una fortaleza económica que les permitía poder vivir bien de esto. Ahora es más complicado.

Desde entonces el mundo ha cambiado mucho en todos los aspectos. Puedo decir que ahora mismo mi carrera está empezando. He abierto mi mente y mi manera de ver el mundo ha cambiado. Me gustaría convertirme en un actor nacional e incluso internacional. Algo impensable y que parecía imposible hace unos años cuando me dedicaba en exclusiva al teatro gallego. Soy un autor de 50 años que inicia su carrera y quiere llegar a lo más alto.

Xoán Carlos Mejuto durante una representación de «Macbeth», uno de sus mejores trabajos teatrales

P. Iria has estado dando clases hasta hace poco . Bajo tu propio criterio, ¿crees que el cine y el teatro deberían ser una asignatura en primaria?

IA. Sin duda alguna. Tendríamos una sociedad 1000 veces mejor, porque el teatro sirve para purgar muchas cosas que a veces se tapan por vergüenza, pudor e incluso por ignorancia. Cuando uno hace teatro desarrolla y amplía tanto su capacidad de comprensión como su empatía. Le cuesta menos trabajo comprender a los demás. Incluso puede ser una parte fundamental para conocerse mejor a uno mismo, que será crucial para desarrollar una buena autoestima. Porque en el fondo, a pesar de que estás hablando de cosas que son ficción, puedes transitar por temáticas relacionadas con tus propias vivencias: la adolescencia, el amor, la pobreza, la riqueza, tener una frustración, que te guste alguien y no te haga caso. Cosas que todos hemos vivido a lo largo de nuestras vidas. Cuando las puedes hacer desde pequeño y compartirlas con naturalidad te hace después un adulto 1000 veces más sano y generoso. Eso en cuanto al teatro.

En lo relacionado al cine qué te voy a decir. Para mí el cine es la cultura popular por excelencia. Hay muchas cosas de la vida que yo he aprendido a través del cine. Hace falta alguien que tenga un buen criterio para dirigirte hacia las películas que debes de ver. Eso sería lo correcto. Si no el criterio a quién se lo dejas. ¿A la televisión? ¿A las redes sociales? Si tienes unos buenos educadores que saben por qué debes ver En busca del valle encantado, E.T., el extraterrestre o La guerra de las galaxias. Si esas películas las puedas combinar con otras en blanco y negro mucho mejor. Que entiendas cómo nació el cine, por qué ha evolucionado tanto desde sus inicios, por qué el cine ya no es de película, por qué es digital… Considero que todo esto empieza a ser algo totalmente necesario para que la gente entienda el lenguaje visual, tan importante en nuestros días. Las dos artes son necesarias y complementarias. El teatro para hacer mejores individuos en la sociedad, algo que es fundamental para su buen funcionamiento, y el cine para que entendamos el lenguaje visual. Porque vivimos rodeados de imágenes, nuestra cultura es principalmente visual. Todos tenemos una cámara en el móvil, pero no entendemos nada de lo que significa tenerla. Nadie nos enseña a crear imágenes ni a verlas ni a leerlas ni a identificar sus componentes.

P. Iria ¿nos podrías adelantar algunos de vuestros próximos proyectos?

IA. Vamos a hacerle un homenaje a Alfred Hitchcock. Va a ser el segundo cortometraje de una trilogía dedicada a mis tres directores favoritos (Orson Welles, Alfred Hitchcock y John Ford). Estamos ya en la fase de preproducción del cortometraje. Se llama Balle Voyage y crucemos los dedos para que todo salga bien. Tenemos planeado rodarlo en septiembre de este año en la ciudad de La Coruña. Va a ser un rodaje muy complejo porque vamos a estar una semana filmando en exteriores. El proyecto va para adelante y se va a hacer porque nos apetece muchísimo. Además, tengo un look como chica Hitchcock que pienso que va a dar mucho que hablar. Estamos muy contentos y encantados porque vamos a contar con la colaboración de mucha gente importante en la profesión. Profesionales que han ganado goyas y tienen nominaciones a los Óscar. Personas que han llegado a lo más alto en el mundo del cine. Este cortometraje dedicado a Hitchcock es el próximo gran proyecto de Estudo Momento.

Más adelante vamos a cerrar esta trilogía sobre mis tres directores favoritos con John Ford. Para que se este proyecto se pueda llevar a cabo es necesario que nuestra productora se asocie con otra productora andaluza para poder rodarlo en Almería. Queremos hacer un wéstern de verdad y me haría mucha ilusión rodarlo en Almería. Los dos primeros trabajos que he hecho son cien por cien gallegos. Badaladas de amor e morte se filmó en Galicia, en Cambados, en las ruinas de Santa Mariña de Dozo y Monte Pindo. Y el homenaje a Hitchcock también va a estar íntegramente rodado en Galicia. 

Y por último, al menospor el momento, vamos a hacer una versión cinematográfica de 1888. Señorita Julia. Se va a grabar la obra para intentar llevarla a los festivales internacionales.

La manera de hablar, mirar y caminar delante de la cámara o encima de un escenario de Iria Ares recuerda a las grandes actrices del cine clásico de Hollywood

P. ¿Cuáles son vuestras actrices favoritas (españolas y extranjeras)? 

IA. Españolas: Sara Montiel y Maribel Verdú. 

Extranjeras: Catherine Zeta Jones y Lucy Lawless.

XCM. Españolas: Amparo Rivelles y Paz Vega.

Extranjeras: Katharine Hepburn e Ingrid Bergman. 

P. ¿Cuáles son vuestros actores favoritos (españoles y extranjeros)?

IA. Españoles: José Bódalo y Antonio Banderas.

Extranjeros: Kirk Douglas y Humphrey Bogart.

XCM. Españoles: Fernando Fernán Gómez y Eduard Fernández.

Extranjeros: James Stewart y Cary Grant.

P. ¿Cuáles son vuestros directores y directoras favoritas (españolas y extranjeras)?

IA. Directores: Orson Welles y Alejandro Amenábar. 

Directora: Pilar Miró.

XCM. Directores: David Lean y John Ford. 

Directora: Kathryn Bigelow.

P. ¿Cuáles son vuestras películas favoritas (españolas y extranjeras)?

IA: La máscara del zorro, Ciudadano Kane, Encadenados, F for Fake, El rey león, ¡Qué verde era mi valle!, En busca del valle encantado, Ágora, Skammen, Cuando ruge la marabunta, 2001: una odisea del espacio, Underground, Viridiana, El tiempo del lobo, Espartaco… (Y podría seguir y seguir…).  

XCM. Doctor Zhivago, Historias de Filadelfia, El hombre que mató a Liberty Valance, Casablanca, La reina de África, Los santos inocentes y El viaje a ninguna parte

P. ¿Quiénes son vuestros dramaturgos preferidos (españoles y extranjeros)?

IA. Ramón María del Valle-Inclán, William Shakespeare, Henrik Ibsen, Anton Chéjov y Eugene O´Neal. 

XCM. Ramón María del Valle-Inclán, Calderón de la Barca, Roberto Vidal Bolaño, August Strindberg, Bertolt Brecht, Samuel Beckett y William Shakespeare. 

P. ¿Cuáles son vuestras obras de teatro favoritas (españolas y extranjeras)?

IA. Hedda Gabler, Luces de bohemia, El rey Lear, Más allá del horizonte, La señorita Julia y Tío Vania.

XCM. La vida es sueño, Divinas palabras, Madre coraje y sus hijos, Esperando a Godot, Macbeth y La muerte de un viajante

P. ¿Le podéis enviar un mensaje de agradecimiento a vuestros seguidores?

Muchísimas gracias por seguir llenando los teatros en estos momentos tan complicados. Por seguir apostando por la cultura y las ganas de compartir historias. Desde Estudo Momento seguiremos trabajando para ofreceros con cada espectáculo, con cada representación, con cada cortometraje y con cada película, lo mejor de nosotros mismos. ¡Nos vemos pronto!

Iria y Mejuto

[Muchas gracias, queridos y admirados Iria y Xoán Carlos, por compartir con todos nosotros vuestros indudables conocimientos sobre teatro y cine. Vuelvo a repetir que tenéis un futuro muy esperanzador en esta difícil profesión, porque vuestro talento os va a permitir llegar hasta donde os propongáis, y espero estar ahí para verlo. También les doy las gracias a Mario Muñoz Guerola y Francisco Gámez por su valiosa contribución en la confección de esta entrevista, y, sobre todo, a mi estimada amiga Noelia Muñoz de Arabesco por acompañarme a ver la representación de 1888. Señorita Julia].

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