Iker Elduayen se ha convertido en muy poco tiempo en uno de esos periodistas que destacan por hacer de Internet y las redes sociales parte de su trabajo cotidiano
Este joven periodista vasco, emprendedor y cargado de positivismo y nuevos proyectos, se lanza de cabeza a rastrear sus dotes como excelente comunicador del mundo en cualquier medio, por muchas piedras que le pongan en el camino
Nuestro entrevistado se define como un «lector, cinéfilo y ávido espectador televisivo de segundas»
La comunicación es una de las bases fundamentales de todos los elementos que componen nuestra sociedad. Nuestra esencia es lo que expresamos. Nuestras acciones van profundamente ligadas a nuestro modo de comunicarnos en todos los aspectos, desde las palabras que pronunciamos hasta nuestra manera de gesticular e incluso de vestirnos.
Ahora más que nunca, debido al auge y expansión de Internet, vivimos continuamente unidos a los vínculos sociales: estamos siempre «activos» para los demás (familiares, amigos, compañeros de trabajo, usuarios, clientes…) tanto en público como en privado. Lo que publicamos en nuestras redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp, YouTube, LinkedIn, Pinterest…) tiene un alcance nunca antes visto y sirve para formar el concepto que terceras personas tienen sobre nosotros. Por este motivo, es tan importante saber comunicar.
Las redes sociales han cambiado la forma de relacionarnos todos los seres humanos; es, junto a la televisión y la radio, el medio de comunicación que mayor repercusión tiene para comunicarnos e informarnos. Comunicarse es mucho más difícil de lo que piensas. No solo consiste en abrir la boca y decir lo primero que piensas. Comunicar es transmitir tus valores mientras cuentas una historia. Una cualidad que posee el periodista Iker Elduayen.
Iker Elduayen se ha convertido en muy poco tiempo en uno de esos periodistas que destacan por hacer de Internet y las redes sociales parte de su trabajo cotidiano. Un profesional capaz de afrontar los retos que conllevan estos cambios tecnológicos y sociales sin apenas inmutarse. Nuestro entrevistado se define como un «lector, cinéfilo y ávido espectador televisivo de segundas». En Revista FETÉN se encarga de la sección «Crónicas de cine». La ha titulado de esta manera porque sería el nombre que le pondría al libro que salvaría en caso de naufragio. Esta sección se encarga de reunir a todas esas grandes estrellas del cine clásico de Hollywood que formaron parte del famoso star system, adentrándose en lo más profundo de la edad de oro de la industria cinematográfica para recordar una vez más aquellas historias apasionantes que lo cautivaron cuando comenzó a interesarse por el séptimo arte. También destacan sus críticas de cine para Los Lunes Seriéfilos, donde ha entrevistado a personalidades tan importantes del cine español como la entrañable Ana Belén.
Este joven periodista vasco, emprendedor y cargado de positivismo y nuevos proyectos, se lanza de cabeza a rastrear sus dotes como excelente comunicador del mundo en cualquier medio, por muchos impedimentos que le pongan en la vida. Su capacidad extraordinaria para relatar diariamente con criterios y ética periodística, en lugar de confiar en la experiencia que le otorga el haber ejercido su profesión en diferentes medios de reconocido prestigio, lo convierten en uno de los periodistas más prometedores de España.
Iker Elduayen es asiduo al Festival Internacional de Cine de San Sebastián desde que tenía siete años. La primera vez que se interesó por este certamen cinematográfico fue cuando su tía le dijo que le pidiera un autógrafo a una mujer bastante elegante que descendía del Hotel María Cristina. Meryl Streep resultó ser esa mujer. Desde entonces, se hizo admirador del certamen donostiarra. Primero iba como aficionado, para pedirles autógrafos a las estrellas, después como cinéfilo y ahora ejerciendo la labor de periodista. Iker cubre el festival desde hace tres años. Escribe crónicas diarias y entrevista, según sus palabras, «a quien se deje». Para nuestro entrevistado es «una semana mágica», ya que considera que el ambiente y la elegancia que viste San Sebastián esos nueve días resulta «muy emocionante».
Pregunta. ¿Cómo surgió tu interés por el periodismo?
Respuesta. Curiosamente (esto queda fatal decirlo), no tuve interés por el periodismo hasta que empecé a estudiar la carrera. Es verdad que siempre me ha gustado leer, escribir, escuchar y hablar, mucho [risas], pero no supe darme cuenta hasta que me lo hicieron saber. Una vez empecé a estudiar, me enamoré y me empezó a interesar todo lo referente a los estudios y el desempeño del periodismo.
P. ¿Qué te llevó a estudiar la carrera de Periodismo?
R. Nada instintivo. Fue gracias a mi entorno, personal y académico. Me dijeron que estaba destinado a dedicarme al periodismo y a la comunicación, porque yo entonces estudiaba otras cosas. Y eso, sumado a que ya, de base, creo arrastraba las cualidades que todo aquel aspirante a periodista se supone debe tener… Todo vino rodado. Me costó darme cuenta, pero finalmente, me hicieron ver que tenían razón.
P. ¿Cuándo comenzó tu andadura profesional en el mundo del periodismo?
R. Empecé antes de comenzar a estudiar. Una cosa que creo fundamental en este mundo, tal y como está ahora de complicado, es saber moverte, buscar y darte a conocer. En general, ninguna profesión es fácil, pero el periodismo es aún más complicado, sobre todo, por la cantidad de competencia que ha brotado en los últimos años, por lo que, sí o sí, tienes que destacar. Por lo tanto, me empecé a mover hasta que me incorporé a la web de cine y series, Los Lunes Seriéfilos, donde aún sigo.
P. ¿Cuáles de tus primeros trabajos destacarías dentro de esta profesión?
R. Los primeros escritos siempre son especiales, aunque ahora los lees y te escandalizas de todo lo que has evolucionado y aprendido, sobre todo en la forma de escribir. Recuerdo que mis primeros artículos fueron reportajes biográficos. El primero sobre John Wayne y el segundo sobre Ana Duato (que nadie los busque, por favor) [risas].
P. ¿Cómo definirías tu carrera profesional como periodista hasta el momento?
R. Estoy muy satisfecho de todo lo que he conseguido hasta ahora. Lo único que tengo claro acerca de la profesión tan inestable y movida que he escogido es que sé qué es lo que quiero hacer y el lugar en el que quiero estar. Estoy muy orgulloso de todo lo que he conseguido, a toda la gente que he conocido, todos los escritos que he hecho y de todo lo que, intelectualmente, me he nutrido para llegar hasta aquí.
P. A pesar de ser un cronista fabuloso, tu faceta como entrevistador es la más conocida por el público. ¿De cuáles de tus entrevistas te sientes más satisfecho?
R. Todas tienen su encanto. Más allá del resultado, de toda entrevista queda una anécdota. Me está gustando ver mi propia evolución personal que, a su vez, se ve reflejada en los textos. Porque, más allá del rigor y la objetividad que se pide a un periodista, yo entrevisto siempre a gente que admiro, por lo que, esa admiración queda reflejada en la entrevista. De todas las que he hecho, con muchísima pena porque, repito, todas tienen su encanto, me decanto por la de Ana Belén, porque me fascinó entrevistar a la que siempre será mi musa y referencia, Loles León, Ariadna Gil, Julieta Serrano o Fiorella Faltoyano. No sé, es que hay tantas para escoger que se me parte el alma.
P. ¿En una entrevista solo importan las respuestas?
R. En absoluto. Las respuestas son el relato del protagonista y son vitales, pero hay mucho más que contar en una entrevista. Al fin y al cabo, una entrevista es un retrato del personaje al que estás entrevistando, y depende del día, ese personaje jamás será igual. Quiero decir que el contexto es importante. A no ser que el personaje pida que algo vaya off the record, todo en una entrevista es destacable: el escenario, el lugar; cómo viste, gesticula, se mueve; si llega tarde o pronto; la postura en la que te recibe; qué bebe o come; su estado de ánimo… Eso no solo es importante y puede incluirse después en la entrevista, sino que marca el itinerario del periodista para saber cómo empezar, continuar o terminar la entrevista.
P. ¿Qué pregunta te gustaría que te hiciera en esta entrevista y qué me contestarías?
R. Me hubiera gustado responder acerca de la importancia que tiene el cine. No solo en mi propia biografía, sino también para la sociedad y su correcto desarrollo. Una vía de escape y un alimento tan necesario como el universo (que no solo el cine en sí) cinematográfico merece un reconocimiento mayor por la gente en general y por los mandatarios en particular. El día que, tanto institucional como social y culturalmente, empecemos a apreciar lo vital que es el cine en nuestra vida (incluso para aquel que diga que no le gusta el cine), la sociedad cambiará. No tengo ninguna duda.
P. ¿A quién te gustaría entrevistar? ¿Qué preguntas le harías?
R. Hay tanta gente a la que me gustaría entrevistar que ni siquiera me acordaría de todos los nombres. Diré dos de mis fantasías (una de ellas imposible, pero como, de momento, soñar es gratis): viajar al pasado para entrevistar a grandes personalidades históricas y, otra de mis fantasías sería entrevistar a gente que nada tenga que ver con el tema o temas sobre los que se le pregunte. Es decir, por ejemplo, charlar con Rafa Nadal sobre la colorimetría o traer a Agatha Ruíz de la Prada para hablar sobre neurociencia. Es una idea muy loca, lo sé, pero no sé por qué, creo que daría muy buenos resultados.
P. ¿A qué personaje histórico te hubiera gustado entrevistar y por qué?
R. No me puedo quedar con uno solo, pero me hubiera encantado entrevistar a todas las estrellas que pertenecieron al star system, tanto hollywoodiense como al español. Y más allá de las preguntas, lo haría por la anécdota y, sobre todo, por la relación que tenían los personajes con los periodistas. Muchísimo más cercana que los nuevos famosos, o pseudofamosos, que tienen la agenda excesivamente compleja y son menos dados a abrirse. En general, los nuevos famosos o profesionales del espectáculo, en lo que a trato con los medios, tienen mucho que aprender de las estrellas de siempre. Un nombre que no puedo dejar pasar es el de Bette Davis, grandísima actriz por una parte y, por otro, grandísima conocedora del trato con la prensa y del juego carnoso que solo las grandes estrellas supieron aportar y manejar.
P. ¿Cuál es tu principal objetivo durante una entrevista: ¿hacer las mejores preguntas o conseguir las mejores respuestas?
R. Mi principal objetivo siempre es que el personaje esté cómodo porque solo así consigues las mejores entrevistas. Ningún periodista sacará nunca nada sustancial siendo incisivo, a no ser que haya un interés pactado o algo por el estilo. Las preguntas y respuestas varían y, para eso, es fundamental la comodidad. Hacerle sentir al personaje que le admiras, que estás interesado por su trabajo, su obra, su trayectoria y, preferiblemente, aunque a veces es muy difícil, huir todo lo posible de los tópicos y las preguntas de siempre. Por eso, es fundamental la preparación de la entrevista. Salvo excepciones, son personas que están acostumbradas a ser entrevistadas y a escuchar las mismas preguntas siempre, por lo que, si logras sorprender, aparecerá el factor sorpresa y obtendrás mejores resultados.
P. ¿Los ciudadanos tienen derecho a saber y el periodista la obligación de informar sin importar a quién afecta la información?
R. Por supuesto. El problema es que la información siempre repercute a alguien y, generalmente, a ese alguien no le suele interesar que esa información vea la luz. La prensa puede ser un estupendo actor de denuncia social, pero también una gran aliada del poder. No obstante, creo en la inteligencia de la gente. Entiendo que el público se molesta en leer o contrastar.
P. ¿Qué pasos sigues a la hora de realizar una entrevista?
R. Lo más fundamental es documentarse. Suele ser lo primero que hago. Hay que saber a quién se entrevista y cómo tienes que dirigirte a esa persona. Después, leer o ver otras entrevistas, de otros compañeros. Cuántas más mejor para ver cómo contesta y marcar tu propio itinerario. Una vez tienes claro qué es lo que quieres sacar en la entrevista, ya solo queda dejarse llevar y hacer sentir cómodo al entrevistado, para que se abra y cuántas más cosas puedas sacar, mejor.
P. ¿Cómo se consigue una entrevista de éxito?
R. Repito lo que he dicho antes y en otras cuestiones. Haciendo que la persona a entrevistar se sienta cómoda en la charla e incluso, haciendo que se olvide que está siendo grabada o entrevistada. Sabiendo también qué se puede preguntar y qué no y, para ello, haber leído toda la biografía y declaraciones públicas del personaje es de gran ayuda. Por eso, si eres demasiado brusco, incisivo o, directamente, haces una entrevista con un fin abrupto, es casi seguro que no consigas nada.
P. ¿Nos puedes contar algunas de las anécdotas más curiosas que te han ocurrido durante la realización de alguna entrevista?
R. El periodismo es una profesión curiosa en sí. No he tenido anécdotas muy locas a la hora de entrevistar. Generalmente, salvo alguna excepción, todo el mundo se ha portado genial. No obstante, por contar alguna anécdota, sí me gustaría rescatar algo que antes he mencionado: la savia nueva tiene mucho que aprender de la veteranía. Me refiero en lo que a entender su profesión se refiere y, por tanto, en el contacto y trato con la prensa. Y no lo digo porque sí, sino porque lo he vivido. Entrevistar a una joven promesa actual es dificilísimo, no solo porque apenas puedes sacar respuestas interesantes, sino porque sientes que no disfrutan el hecho de promocionarse. Piensan que las redes sociales son suficientes y, al mismo tiempo que redes como Instagram acercan a un público joven, creo, al mismo tiempo, que enfrían infinito el contacto con las estrellas. Las nuevas generaciones sienten más cerca a sus ídolos, pero, al contrario que el público más veterano, apenas conocen a sus admirados. Sin embargo, entrevistar a un veterano es fantástico porque saben de qué va el asunto. Te sienten su escuchante e, incluso, confidente. Y las entrevistas son infinitamente más ricas.
P. ¿Qué valores y competencias hay que tener para dedicarse a tu profesión?
R. Hay varias, pero destacaría dos en especial: ser constante y curioso a partes iguales. Luego, la suerte es un factor importante, por lo que creo que también es destacable la originalidad y el hacer que tu persona o tu forma de hacer periodismo guste y sea diferente al resto, es decir, que destaque o sobresalga por encima de la media. Esta última es, obviamente, la más difícil.
P. ¿Qué importancia tienen las redes sociales en el periodismo? ¿Han cambiado Internet y las redes sociales la forma de ver y hacer periodismo?
R. Absolutamente que han cambiado la forma de ver y hacer periodismo. En esta cuestión tengo un gran dilema. Por un lado, considero que han beneficiado totalmente a la comunicación. La forma de hacer llegar los contenidos, de una manera mucho más ágil a la audiencia, ha convertido al periodismo en una fuente de información más entretenida y visual. Por supuesto, sin menospreciar el papel que, para mí, es ya un rito: leer prensa en papel, algo que, desafortunadamente, se está perdiendo. Precisamente, por esto, las redes sociales son un gran inconveniente. Creo que no están conviviendo bien los dos mundos. Además, las redes sociales han alzado la voz a la gente, a los anónimos, por lo que ahora, todo el mundo es, o puede hacerse llamar periodista. Desde que tenemos, las 24 horas del día, un teléfono a nuestro alcance, todos podemos hacer fotos, grabaciones y escritos. Eso me da pena. La de influencers o pseudofamosos que ahora ejercen de comunicadores sin tener el título…
P. ¿Qué consejos les darías a una persona que quiera dedicarse a tu profesión?
R. Pues repetiría los tres condicionantes que he explicado en los valores y competencias para dedicarte a esto: la curiosidad, la constancia y el sello distintivo.
P. ¿Cuáles son tus periodistas favoritos y grandes referencias en el mundo del periodismo?
R. Tengo muchos referentes, quizá demasiados. Además, muy variados. Considero que el tener un único referente, ya sea en el periodismo o en cualquier otra disciplina, hace que no sepamos mirar más allá, pero, además, creo también que este mundo es cíclico y todo se realimenta y regenera. Admiro especialmente a las mujeres periodistas que se atrevieron a sacar pecho y asomar la cabeza en una profesión dominada por los hombres que no tenían ninguna obligación, más allá que el trabajo. Por eso, me gustan periodistas como Maruja Torres o Rosa Montero. En televisión y radio me quedo con María Teresa Campos, Mercedes Milá o Laura Valenzuela (también actriz) o Julia Otero, aunque podría decir muchas más. Destaco también a cronistas como Carmen Rigalt o periodistas de cine como Paula Ponga y actuales como Pepa Blanes o Valeria Vegas. Curiosamente, no he dicho el nombre de ningún hombre. Iñaki Gabilondo, la eterna voz, me ha fascinado siempre. Terenci Moix será el hombre literario y amante del cine, por excelencia. Oti Rodríguez Marchante me parece estupendo y las crónicas televisivas de Alberto Rey, que ahora publica en El Mundo son de lo mejor que he leído en los últimos años.
P. También eres una lector y cinéfilo voraz. ¿Cuáles son tus primeros recuerdos literarios y cinematográficos?
R. Mentiría si no mencionase a Walt Disney. Es obvio que nuestros primeros recuerdos cinematográficos vienen del universo animado y, en mi caso, Disney es fundamental. Con respecto a la literatura, también vino de la mano. Me gustaba tanto el universo Disney que, una vez vistas las películas, me leía todos los libros ilustrados de todas las películas. Eso hizo que fuese adentrándome en lo que, entonces, un niño podía considerar cine adulto. Las intervenciones de Glenn Close en 101 dálmatas (Stephen Herek, 1996) y de Susan Sarandon en Encantada (Kevin Lima, 2007) hicieron que quisiera saber más de aquellas actrices y descubriese, muy joven, Atracción fatal (Adrian Lyne, 1988), Las amistades peligrosas (Stephen Frears, 1988), Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991) o Las brujas de Eastwick (George Miller, 1987), entre otras. El cine es infinito y una película te lleva a otra.
P. ¿Qué relación guardan el periodismo y el cine?
R. Se complementan. El periodismo es parte del proceso del cine, es decir, de la creación y acogida de una película al gran público. El periodismo hace que una película destaque y pueda hacerse taquillera o exitosa, a base de promoción. Por eso, hay una cosa que ahora reprocho a la sabía nueva, y es que parece que se olvidan de que la promoción es una fase más de la película. Mucha gente joven se cree ahora que, al terminar el rodaje, han terminado su trabajo con respecto a la película, cuando se olvidan de que su labor está a medio hacer. Esto la gente de una cierta generación lo conoce perfectamente. Tener de aliada a la prensa es de vital importancia, no solo para promocionarse, sino para sobrevivir en este oficio (dicho por muchos actores y actrices de este país). El cine le ha dado al periodismo contenidos. El cine es una disciplina del periodismo cultural y, como tal, forma parte de dicha sección en los medios. Pero, además, hay otra cuestión que yo siempre reivindico. El cine, más allá de la calidad, es espectáculo, y eso también ha dado mucho al periodismo. Yo me declaro fan absoluto de las crónicas y columnas de Louella Parsons o Hedda Hopper.
P. ¿Cuáles son tus novelas y películas, basadas en el periodismo, favoritas?
R. Tengo varias. No obstante, sí me gustaría señalar que todas, o la inmensa mayoría de las que se han hecho, están centradas en el mismo tipo de periodismo: el de investigación, el político o el económico… No creo que suceda, pero me gustaría que se arriesgaran más en referencia a esta cuestión, porque hay muchas cosas que no se han contado, y merecen ser contadas. Me fascina la narrativa de Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976), y el tándem de Robert Redford y Dustin Hoffmann o el dúo de Tom Hanks y Meryl Streep en Los archivos del Pentágono (Steven Spielberg, 2017). Me gustó mucho Spotlight (Todd McCarthy, 2015) y el guiño que hacía a la investigación en bibliotecas y archivos, alejándose de lo digital. Del cine clásico, que hay varias, mencionaré una, Juan Nadie (Frank Capra, 1941), que no es muy conocida y me fascinó cuando la descubrí hace algunos años. Y, obviamente, no puedo olvidarme de mencionar Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941). Historia del cine.
P. ¿Cuál es tu gran amor y/o pasión cinematográfica?
R. Me fascina la figura de Bette Davis, porque representa la diferencia y la rebeldía. Por un lado, era la fea de Hollywood y, sin embargo, únicamente por su talento actoral, se convirtió en una primera figura. Desafió los cánones de belleza, las grandes potencias, se querelló contra productoras y no tuvo reparo en defender su ironía y salidas de tono, siendo conocedora del juego que daba a la prensa. Era una mujer única, completa y por eso me fascina. Tengo muchísimas más, pero, sobre todo, me gustan las mujeres, las actrices. Y más aún, todas las que considero que no han sido suficientemente reivindicadas por el simple hecho de ser mujeres y habiendo tenido los mismos méritos artísticos que sus colegas coetáneos, hombres.
P. ¿Cuál ha sido el reto más importante al que te has enfrentado durante tu brillante carrera profesional?
R. Procuro tomarme todo lo que hago como un reto, especialmente, aquello que me apasiona. Sobre todo, sabiendo que las entrevistas se hacen con el fin de que los lectores descubran y disfruten de la persona entrevistada, con lo cual, no es un trabajo propio para ti, sino para el resto. Es decir, el nivel de exigencia siempre es muy alto. Especialmente, cuando tienes que desempeñar tu trabajo delante de otros compañeros. Quizá me haya parado más en preparar preguntas que he podido hacer en ruedas de prensa. Recuerdo tener que preguntar a Carmen Maura (otra de mis pasiones cinematográficas) en una rueda de prensa en San Sebastián y estar, como en la película que le dio uno de sus cuatro Goyas, al borde de un ataque de nervios.
P. ¿Cuáles son tus actrices y actores favoritos (españoles y extranjeros)?
R. Esta es una de las preguntas más difíciles de toda la entrevista, con diferencia. En cuanto a españoles, me quedo con Javier Bardem, Eduardo Noriega, Javier Cámara, José Sacristán o Luis Tosar. Actrices, tengo muchas. Carmen Maura, Verónica Forqué y Ana Belén están entre mis favoritas. Luego admiro a todas esas secundarias, que nunca fueron protagonistas, pero sin cuya existencia no se entendería el cine español. Me refiero a Chus Lampreave, Lola Gaos, María Luisa Ponte, Laly Soldevila, Josele Román o Rafaela Aparicio, entre otras muchísimas. En cuanto a extranjeros, tengo más diversidad. Me quedaría con Gregory Peck, Errol Flynn, Charles Chaplin, Robert de Niro, Brendan Fraser o Tom Hanks, entre los actores; y con Bette Davis, Katharine Hepburn, Ingrid Bergman, Meryl Streep, Susan Sarandon, Glenn Close o Emma Watson como actrices.
P. ¿Cuáles son tus directoras y directores favoritos (españoles y extranjeros)?
R. Victoria Abril decía que en Francia los directores españoles más conocidos eran las tres Aes (Almodóvar, Amenábar y Álex de la Iglesia). Esos son tres de mis favoritos, además de todos aquellos que, en España, han hecho un cine de calidad. Me refiero a gente como Mario Camus, Berlanga, Pilar Miró o Josefina Molina. En cuanto a extranjeros, me gustan muchísimo Ridley Scott, Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock, Robert Altman o Francis Ford Coppola.
P. ¿Cuáles son tus películas favoritas (españolas y extranjeras)?
R. Esta también es una pregunta complicada. Me quedo con La ley del deseo (Pedro Almodóvar, 1987), Tootsie (Sydney Pollack, 1982), Thelma y Louise (Ridley Scott, 1991), ¿Qué fue de Baby Jane? (Robert Aldrich, 1962), Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960), La casa de Bernarda Alba (Mario Camus, 1987), Mustang (Deniz Gamze Ergüven, 2015), Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976), El año de las luces (Fernando Trueba, 1986) y El crepúsculo de los dioses (Billy Wilder, 1950); aunque podría seguir así hasta el fin de los días.
P. ¿Cuáles son tus escritoras y escritores favoritos (españoles y extranjeros)?
R. He leído, varias veces, la obra completa de Almudena Grandes y las antologías de Federico García Lorca están siempre a mi alcance. Me gustan los estilos de Eduardo Mendoza y Manuel Puig y, salvo alguna excepción, las obras de Isabel Allende. José Saramago es otro de los autores que me gustan, por su particularidad, estilo y su alta crítica social.
P. ¿Cuáles son tus libros favoritos?
R. Soy de los que recurro de vez en cuando a releer libros que me han gustado mucho, no obstante, todos aquellos libros que considero mis favoritos son de consulta, por lo que más que leerlos, los abro, releo y miro con frecuencia. Me he leído varias veces La casa de los espíritus de Isabel Allende, Díez negritos de Agatha Christie o Nuestra señora de París de Víctor Hugo. No obstante, siguiendo mi anterior argumento, mis libros favoritos, sobre todo últimamente, son los de no ficción y, especialmente, los biográficos. Las memorias de gente dedicada al cine, o que haya tenido contacto con la industria del cine, me apasionan. De ahí que me gusten todas las memorias de los actores de Hollywood y las vidas de los actores españoles. Por ejemplo, las memorias de Pilar Bardem, La Bardem, son uno de los mejores tomos biográficos que he leído.
P. ¿Cuáles son tus géneros literarios y cinematográficos favoritos?
R. Como he dicho antes, lo que más leo últimamente, y que disfruto cantidad, son las biografías. Me decanto especialmente por la no ficción y los ensayos. Pero, me gustan mucho los dramas y las novelas de misterio, aunque no me da la vida para alcanzar todos los géneros por los que siento pasión. En cuanto a cinematográficos, no tengo uno en concreto. Me muevo por las películas que me llaman la atención por otras cosas, más allá de la tematización. No obstante, reconozco que soy más de drama que de comedia y más de intriga que de terror.
P. ¿Qué otras aficiones tienes aparte del periodismo, la literatura y del cine?
R. Me gusta mucho el arte, en su conjunto. Me fascina la historia del arte como disciplina. Es algo que empecé estudiando (hice el primer año del grado), pero no terminé. Ojalá algún día pueda acabar la carrera. El teatro es otra de mis pasiones y, cómo no, la música, aunque últimamente, estoy excesivamente selectivo.
P. ¿Nos puedes adelantar algunos de tus próximos proyectos?
R. Pues no tengo nada en especial más que seguir donde estoy. Aguardo alguna entrevista de las mías, terminar con éxito la cobertura del Festival de Cine de San Sebastián y seguir como siempre: leyendo y estudiando. Aunque, ahora que lo pienso, no descarto algún proyecto audiovisual. Quizá me abra un canal de Youtube y así desahogarme sobre la actualidad o lo que me diese la real gana.
P. ¿Les puedes mandar un mensaje de agradecimiento a tus seguidores?
R. Pues no sé si tengo alguno [risas], pero gracias por confiar en mí y leerme, escucharme y seguirme. Si haces todo eso es porque piensas que hay un submundo interesantísimo que hay que reivindicar y aún no se ha puesto en valor y, para ello, pueden servir las redes sociales. Para todo eso, ¡todo avance y persona es bienvenida!
Moviéndose entre diferentes campos culturales —literatura, cine, música— este periodista no deja de sorprenderme atendiendo a las diversas labores que le ocupan su tiempo vital (entrevistador, cronista, crítico, colaborador, espectador…) dejando una huella indeleble en nuestra cultura social. Hoy Iker Elduayen nos ha mostrado parte de sus deseos y aficiones más íntimas. ¡Gracias, joven maestro, por atenderme y mostrarme una parte de tu intimidad!