Entrevista al escritor y crítico de cine Eduardo Torres-Dulce centrada, principalmente, en su último libro: El asesinato de Liberty Valance (Hatari Books, 2021), una obra donde analiza con gran cantidad de detalles todo lo relacionado con El hombre que mató a Liberty Valance (The Man Who Shot Liberty Valance, 1962), de John Ford
En 2022 fue galardonado dentro de la programación de los III Premios Cinemasmusic, donde firmó ejemplares de su última obra y dijo que sigue creyendo que ir al cine es una fiesta
Actualmente, Eduardo colabora incansablemente en Cowboys de medianoche y Classics, junto a su gran amigo José Luis Garci, y en «El cofre del pirata» para zendalibros.com
Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, el escritor y crítico de cine Eduardo Torres-Dulce, antiguo fiscal general del Estado, colabora en estos momentos en editoriales tan prestigiosas como Notorious Ediciones y Hatari Books. Ha formado parte del consejo de redacción de la revista Nickel Odeón y del mítico programa de Televisión Española ¡Qué grande es el cine!, que tantos momentos de felicidad nos ha proporcionado a los cinéfilos españoles. No obstante Eduardo es conocido por los cinéfilos españoles por participar durante muchos años en el incombustible e imprescindible programa de radio Cowboys de medianoche, de esRadio, junto al periodista Luis Herrero (Donde la tierra se acaba), el cineasta José Luis Garci (Telegramas cinéfilos), el poeta Luis Alberto de Cuenca (El secreto del mago) y otras colaboradoras como la escritora Noemí Guillermo (Prefiero M y otras pasiones cinéfilas), en Classics (TRECE), el regreso triunfal de José Luis Garci al mundo de la televisión, y «El cofre del pirata» para zendalibros.com.
Eduardo ha escrito libros tan emblemáticos como Armas, mujeres y relojes suizos (Notorious Ediciones), El salario del miedo. Cine y economía (Notorious Ediciones), Los amores difíciles (1930-1960) (Notorious Ediciones) y Jinetes en el cielo (Notorious Ediciones), un estudio detallado sobre la famosa trilogía de la caballería (Fort Apache, La legión invencible y Río Grande), de nuestro admirado John Ford. Obras de culto para todos los que amamos el cine. El wéstern es su género cinematográfico favorito junto con la comedia. La pasión inagotable que Eduardo siente por el género cinematográfico estadounidense por excelencia se puede apreciar en la mayoría de las obras que ha publicado. De todas formas, es incapaz de decantarse por uno de ellos. Puede decirse que le gusta el wéstern y la comedia a partes iguales.
Muy poca gente sabe que Eduardo Torres-Dulce conoció a John Wayne en persona. Nuestro entrevistado coincidió con el Duque en el yate de Howard Hawks, en Newport. Eduardo afirma que, aparte de ser «un armario viviente» y andar exactamente igual que en las películas, era una «persona culta y no el tipo bruto y reaccionario que nos presentan sus detractores». Por lo visto, Wayne hablaba bastante bien el español, la lengua de Cervantes, pues estuvo casado con tres mujeres hispanas. Incluso el héroe norteamericano por excelencia y rey del wéstern, quiso que el epitafio de su tumba en el Pacific View Memorial de Newport estuviera escrito en nuestro idioma: «Feo, fuerte y formal» (algo que la familia impidió y está enterrado en una tumba anónima). Según Eduardo, le encantaba la poesía. No paraba de leer al poeta y dramaturgo irlandés William Butler Yeats (Premio Nobel de Literatura en 1923). Además, le recitó, sorprendentemente, poemas de Antonio Machado y Federico García Lorca. Hubiera dado lo que fuera por ver recitar a mi actor favorito versos de dos de nuestros poetas más aclamados e internacionales.
El asesinato de Liberty Valance (Hatari Books, 2021) es el último libro en solitario que Eduardo ha publicado, un análisis completo de El hombre que mató a Liberty Valance (The Man Who Shot Liberty Valance, 1962), una de las grandes obras maestras de John Ford y el primer wéstern crepuscular de la historia del séptimo arte para la mayoría de críticos y cinéfilos. Cuando leí El asesinato de Liberty Valance me di cuenta enseguida de que tenía en mis manos una de las mejores obras relacionadas con el mundo del cine que se habían escrito durante los últimos años. En este libro nuestro invitado desglosa, aportando una cantidad importante de detalles, todo lo relacionado con El hombre que mató a Liberty Valance. Considero a Eduardo la persona idónea para escribir una obra de tanta envergadura sobre una película que pone en tensión las nociones de la vida y la muerte, porque siempre me ha dado la impresión de que es una especie de Ransom Stoddard, un abogado idealista que cree firmemente en la ley y el orden. Aunque la primera vez que lo vi en persona, durante los III Premios Cinemasmusic, celebrados en Albacete, en vez de llegar en una diligencia lo hizo en un tren. Recuerdo perfectamente ese momento. El 11 de marzo de 2022 los III Premios Cinemasmusic estaban a punto de recompensar su sensacional labor de divulgación del cine, a través de los libros, la radio y la televisión. Tengo fotografiada en la mente la imagen de Eduardo bajando las escaleras de la planta de arriba del mítico Cine Capitol (Filmoteca de Albacete). Me encontré frente a frente con una persona elegante, de porte majestuoso. Este cowboy de medianoche auténtico, original e inimitable hizo todo lo posible para acudir a una cita de reconocido prestigio, a pesar de tener una agenda bastante apretada durante casi todo el año.
En el Cine Capitol (Filmoteca de Albacete), Popular Libros instaló un stand en la planta baja y principal para que Eduardo Torres-Dulce pudiera firmar ejemplares de El asesinato de Liberty Valance a sus múltiples seguidores, quienes hacían cola para poder conseguir una dedicatoria y hablar unos minutos con el autor. Eduardo firmó incansablemente ejemplares de El asesinato de Liberty Valance y otras de sus obras durante casi una hora. Le escuché decir en varias ocasiones, siempre con una sonrisa en los labios, que nunca había firmado tantos libros y que estar en Albacete era motivo de orgullo. Su último libro se ha convertido en uno de los más vendidos del mercado y ya he perdido la cuenta de su número de ediciones. Parece que el sector del libro está atravesando de nuevo por un gran momento. Pero no es tan sencillo como parece a primera vista vender tantos ejemplares de una misma obra. He dicho en otras ocasiones que la firma de puño y letra del autor dota al libro de un aura especial, lo hace un ejemplar único. Lo diferencia de los miles de volúmenes iguales que salieron de la imprenta junto a él, convirtiéndolo en una pieza de colección, un objeto de deseo, un tesoro. Eduardo tuvo la amabilidad de firmarme dos ejemplares de El asesinato de Liberty Valance, uno de ellos para la actriz y directora Iria Ares, gran admiradora de su trabajo. Le comenté brevemente algunas cosas, entre ellas la admiración enorme que le profeso desde los tiempos de ¡Qué grande es el cine! y que todos los viernes escucho Cowboys de medianoche. No me pierdo ninguna de las intervenciones de esta fuente de sabiduría cinematográfica en los dos programas. El tiempo apremiaba, había muchísima gente esperando detrás de mí, y no tuve más tiempo para hablar con él en ese momento.
Acto seguido, Eduardo entró en la sala para presentar, junto a Juan Ramón López, alma máter del festival, El hombre que mató a Liberty Valance, el penúltimo wéstern dirigido por el gran maestro John Ford. Juan Ramón le dijo a Eduardo que le recordaba mucho al personaje de Ransom Stoddard por tener los principios básicos para ejercer su profesión de abogado: independencia, libertad, dignidad, lealtad… Después, Eduardo recibió, visiblemente emocionado por la ovación que le dedicó un público entregado, su galardón (el sábado 12 de marzo no podía estar en la gala de entrega de premios por motivos familiares). Este hombre de leyes y cine tuvo que abandonar Albacete lo más rápido posible al terminar la proyección del clásico de John Ford. En una entrevista para La Tribuna de Albacete se acordó de Billy Wilder y la cita bíblica que utilizaba cuando le rendían homenaje: «Es mucho mejor dar que recibir», aunque, posteriormente, al cineasta estadounidense de origen austríaco le gustaba decirle al público que en ese momento ocurría justamente todo lo contrario. Eduardo irradia humildad con cada palabra que pronuncia y no paró de enviar mensajes de agradecimiento: «Cuando reconocen cualquier trabajo o acto tuyo, es tremendamente satisfactorio. Para alguien que escribe ya es un premio que la gente te lea. Si al final hay un reconocimiento dentro de un ámbito como el de un festival de cine, es fantástico». Eduardo no es muy amigo de las plataformas de streaming, a pesar de que reconoce sus ventajas. Por este motivo, quiso reivindicar en este periódico regional la asistencia a las salas de cine, ya que sigue pensando que ir al cine es una fiesta: «Procuro ir a las salas, porque creo que es el medio para el que se crean las películas, aunque no se pueden negar las ventajas que ofrecen otros medios para poder verlas en cualquier circunstancia».
En la presentación de la cinta volvió a reivindicar el papel de los personajes femeninos en las películas de John Ford. Siempre se ha dicho de manera errónea o malintencionada que el cine de este cineasta defiende los valores de las comunidades masculinas y la presencia de mujeres en sus obras es insignificante o decorativa. Eduardo considera que Hallie (Vera Miles) es el personaje central de la historia por encima de los mismísimos John Wayne (Tom Doniphon) y James Stewart (Ransom Stoddard), las dos estrellas de Hollywood más taquilleras cuando se rodó el filme, exponiendo de forma convincente los argumentos y razones que le han llevado a esta conclusión. Eduardo nos contó a los allí presentes que John Ford necesitaba la ayuda de John Wayne para que Paramount Pictures diera luz verde a El hombre que mató a Liberty Valance. La productora le dijo a Ford que si no podía conseguir a este actor no harían la película. Pensaban que no era una película comercial y sin Wayne al frente del reparto este filme perdería una cantidad impresionante de dinero. El tándem Ford-Wayne era una marca reconocida en todo el mundo. Sin embargo, Wayne ya no quería trabajar con su antiguo mentor. Estaba harto de los malos modales y comportamientos nada éticos de su maestro. Pero le debía todo lo que era a ese hombre al que ya no llamaba Pappy o Entrenador, sino el Viejo. No podía dejarlo en la estacada y, muy a su pesar, con un disgusto tremendo, firmó para protagonizarla.
Para Eduardo «en John Ford ningún plano es superfluo, ninguna secuencia puede entenderse aislada del conjunto armonioso», porque el cineasta estadounidense «cuenta siempre la realidad tras la leyenda y descubre silenciosamente el corazón y los sentimientos de los personajes, por mucho que su apariencia exterior prevenga contra ello». El hombre que mató a Liberty Valance marca el final de una época y una serie de hombres duros que, como Tom Doniphon o Liberty Valance, desaparecen con ella, sustituidos por personajes como Ransom Stoddard, cuyas únicas armas son el código de legislación, la ley moral, la palabra, la prensa, las urnas, el llamado progreso. La historia de estos personajes (antihéroes olvidados, forajidos y héroes de papel) supone el cierre de la frontera, el viejo Oeste ya es un recuerdo, son simples leyendas que sirven para construir el devenir de los Estados Unidos.
Me senté justo detrás de Eduardo Torres-Dulce y volví a emocionarme viendo por enésima vez (ya he perdido la cuenta de las veces que he visto esta obra maestra) una de las películas de mi vida. En Albacete tuve un percance inesperado que me impidió entrevistar a Eduardo. A pesar de este contratiempo, conversé brevemente con Eduardo sobre diversos temas con la intención de incluir parte de la plática en una futura entrevista. Me gustaría destacar la amabilidad, profesionalidad y simpatía de Eduardo, el buen hacer de los organizadores y patrocinadores de los III Premios Cinemasmusic 2022 y a todos los trabajadores del Cine Capitol por el trato tan exquisito que me dieron las dos veces que estuve allí.
Muchos filósofos afirman que no se te presenta el mismo momento en la vida dos veces. Sin embargo, el pasado 1 de junio de 2023 volví a encontrarme con Eduardo, en presencia de Conrado Reviriego (responsable de algunas de las redes sociales no oficiales de Cowboys de medianoche), en el Cine Doré, la sala de proyecciones de Filmoteca Española, al finalizar el homenaje que recibió José Luis Garci con motivo del 40 aniversario del Premio Óscar a la mejor película en lengua extranjera que ganó por Volver a empezar (1982). Estuvimos hablando durante muy pocos minutos. Los suficientes para comenzar a fraguar una entrevista que la mayoría de mis seguidores me llevan pidiendo desde hace mucho tiempo. Una semana más tarde, acordamos por teléfono el día, la hora y la duración de la entrevista. La charla iba a durar treinta minutos. Al final, se prolongó unos veinte minutos más de la cuenta debido a la generosidad de Eduardo, quien hizo todo lo posible para que llegara a buen puerto.
Pregunta. El asesinato de Liberty Valance (2021) es un ensayo bastante completo sobre El hombre que mató a Liberty Valance, un libro muy bien editado por Hatari Books, donde analizas cada secuencia de la película, cada personaje que aparece en ella. Y lo mejor de todo es que incluyes el texto original del relato literario en el que se inspira la película (obra de Dorothy M. Johnson) ¿Qué te llevó a escribir este libro?
Respuesta. Tengo una idea absolutamente básica sobre los libros: mi objetivo es escribir los libros que me gustaría leer y que todavía no están publicados. Nunca se me pasó por la cabeza escribir un libro, a pesar de haber realizado bastantes críticas de cine, hasta que me lo pidió mi gran amigo José Luis Garci.
Decidí escribir El asesinato de Liberty Valance porque la película me ha acompañado toda la vida desde que la vi por primera vez con 12 años, junto a mis hermanos, en un cine de Madrid, situado en la calle Fuencarral, durante unas navidades. Me llegó directamente al corazón. Me produjo un impacto emocional y visual tan grande que a lo largo de la vida me ha ido ampliando los horizontes. Nos gustó tanto que llegamos a verla varias veces durante esos días. Esa fascinación de unos adolescentes es un recuerdo que queda para toda la vida y la justificación del libro.
Aparte de todo lo que me ha aportado (todavía me sigo emocionando cada vez que la veo), El hombre que mató a Liberty Valance me parece una película inagotable porque habla de amor, nostalgia, melancolía, ley, violencia, leyenda, sacrificio, amistad… John Ford es el director que más me gusta y el wéstern me ha influido mucho de manera cultural. De niños jugábamos a indios y vaqueros, algo que marca la infancia.
P. ¿Cómo enfrentaste la misión de escribir un análisis profundo de El hombre que mató a Liberty Valance?
R. Mi idea inicial consistía en escribir un libro menos extenso, que no tuviera tantas páginas. Pero cuando admiro una obra, sigo volviendo a ella y encontrando aspectos interesantes que me resultan novedosos porque no los vi anteriormente. Me resultó difícil hacer una obra con una extensión menor y llegué a escribir muchas más páginas de lo que pensaba.
Antes de nada, quería que los lectores supieran que la película está basada en un cuento escrito por una escritora excelente como fue Dorothy M. Johnson. También me propuse narrar todo el proceso que va desde que John Ford compra la historia, desarrolla el guion con James Warner Bellah y Willis Goldbeck, piensa en los actores adecuados para interpretarla, encuentra un estudio que le financie el proyecto y, finalmente, lo rueda.
Siguiendo el trayecto de la película, hablo de los personajes y los temas que se van originando en una película muy compleja, que puede entenderse como wéstern y noir (como llamaron los franceses al cine negro), que nos habla de las fronteras, reflexiona sobre la historia de Estados Unidos y sobre el conflicto inevitable que supone la necesidad de usar la violencia, la fuerza física, para imponer la civilización. También es un melodrama amoroso poderoso, en el que el personaje de Hallie, la mujer, resulta bastante importante en el desarrollo de la historia. Una reflexión muy frecuente en las películas de John Ford es mostrar cómo las mujeres son los personajes más fuertes de la sociedad y los que permiten los cambios.
P: Has dicho que los guionistas Willis Goldbeck y James Warner Bellah se basaron en un relato o cuento de la autora Dorothy M. Johnson, conocida como la gran dama de la literatura del Oeste, para escribir el guion de El hombre que mató a Liberty Valance. ¿Qué importancia ha tenido la literatura del Oeste en tu manera de escribir?
R. Siempre me ha gustado mucho la literatura del Oeste. También me ha interesado bastante ver qué se pierde y qué se queda en el cine. Lo que se omite de la obra cuando se lleva a la gran pantalla y si traslada su esencia a los códigos audiovisuales. Las relaciones entre cine y literatura han permitido la existencia de adaptaciones cinematográficas maravillosas. Un ejemplo lo encontramos en El hombre que mató a Liberty Valance. Antes de escribir El asesinato de Liberty Valance llevaba mucho tiempo rastreando y pensando en un libro sobre las bases literarias del cine de John Ford. Y lo encontré en esta obra de Dorothy M. Johnson.
P. Como dice Scott Eyman en John Ford. Print the legend, el cuento de Dorothy M. Johnson dio lugar a una de las películas más tristes del realizador: «El hombre que mató a Liberty Valance es una obra de recuerdos, desde sus decorados desiertos a los arquetipos de sus personajes». En esta historia, «el único poder real es el tiempo, que hace cosas terribles». A ello hay que sumarle la humanidad que ya transmitía el original literario, que figura entre lo mejor de su autora. En el libro le dedicas un capítulo, además de reproducir el relato íntegro, tras una importante investigación bibliográfica. ¿Por qué has considerado necesario reivindicar la figura de esta escritora?
R. Me parece justo que se sepa que detrás de esta película hay una escritora maravillosa, Dorothy M. Johnson, con una forma de narrar ingeniosa y una prosa impecable. Por estos motivos me pareció interesante dedicarle uno de los capítulos del libro a Dorothy M. Johnson e incluir el relato original.
P. ¿Por qué crees que sesenta y un años después de su estreno El hombre que mató a Liberty Valance sigue llamando la atención tanto de los que la vieron en el momento de su estreno como de nuevos cinéfilos?
R. Porque se trata de una obra maestra imperecedera, compleja y misteriosa que muestra el lado más oscuro del wéstern. El hombre que mató a Liberty Valance marcó un antes y un después en la historia del cine y está dirigida por un genio absoluto, John Ford, quizá el mejor director que haya dado el séptimo arte.
Puede entenderse —y lo he dicho en muchas ocasiones— como una película de fantasmas, de esos que vuelven a aparecer inesperadamente en nuestras vidas una y otra vez.
En un giro sutil, aunque contradictorio y característico de John Ford, destacaría esa idea de imprimir la leyenda suprimiendo la verdad. Se ofrece como un elemento clave en la formación de la nación, un elemento peculiar de esa formación desde la perspectiva de los territorios del Oeste.
El hombre que mató a Liberty Valance le gusta a todas las generaciones porque es una de las películas más representativas de John Ford, ya que muestra algunas convicciones fundamentales del cineasta: la necesidad de saber que la historia de los países necesita sustentarse en leyendas, aunque el heroísmo real es patrimonio de personajes anónimos y humildes como Tom Doniphon, interpretado en esta película por John Wayne. Los espectadores actuales pueden ver cómo John Ford retrata la profundidad de dos personajes totalmente diferentes, pertenecientes a dos mundos distintos: Tom Doniphon (el viejo Oeste) y Ransom Stoddard (la representación de la nueva América).
P. ¿Qué es lo que más te fascina de esta película?
R. Su aspecto tan poético como misterioso, que cuenta una historia sobre la historia (la desaparición del héroe del wéstern ante la llegada de la ley y el orden, anuncia el fin del salvaje Oeste y el nacimiento del nuevo Oeste), las interpretaciones enormes de sus protagonistas, una estructura bastante extraña en un wéstern: un largo flashback (recurso narrativo muy utilizado en otros géneros cinematográficos para presentar eventos que ocurrieron antes de la acción actual) que incluye casi al final otro de corta duración que explica el duelo entre Ransom Stoddard y Liberty Valance. Un disparo surgido de entre las sombras de un callejón oscuro, ese tiro por la espalda con el que Tom Doniphon mató a Liberty Valance, que bien podría haber cambiado el curso del relato y la vida de sus protagonistas.
Otra de las cosas que más me llama la atención cuando veo la película es su aparente simplicidad dada su complejidad. Y, por supuesto, el enfrentamiento «oculto» entre Tom Doniphon y Ransom Stoddard por Hallie.
P. Para mí su complejidad se debe a un planteamiento de capas múltiples.
R. En el ocaso de su carrera cinematográfica, John Ford nos sorprende al prescindir de panorámicas en exteriores y optar por priorizar diálogos, personajes y aspectos simbólicos. El hombre que mató a Liberty Valance requería el juego de luces y sombras, y un cierto ambiente y tono claustrofóbico, no habitual en su cine, que se consigue mejor en un plató que en escenarios naturales.
P. ¿Recuerdas cuántas veces has visto El hombre que mató a Liberty Valance?
R. Suelo verla al menos una vez al año y en cada visionado descubro algo nuevo en ella.
P. ¿Cuáles de los temas que trata la película siguen estando de actualidad? ¿Destacarías alguno de estos temas como el principal?
R. Todos los temas que te he dicho en la primera pregunta están de actualidad. Respecto a qué tema destacaría como el principal, si me hubieras hecho esta pregunta unos años antes de escribir El asesinato de Liberty Valance te hubiera contestado que la política, el contexto político-social, es el tema fundamental de la película. Cómo se destruye la frontera y sus valores, con la desaparición de personajes como Tom Doniphon y Liberty Valance, y se construye la modernidad. Sin embargo, cada vez que vuelvo a ver El hombre que mató a Liberty Valance estoy más convencido de que para John Ford la Historia con mayúsculas está detrás de las historias en minúsculas.
P. ¿Por qué admiras tanto a John Ford?
R. Porque John Ford es un artista, un cineasta sutil, lleno de digresiones y recovecos, tanto narrativos como formales, muy dado a que sus personajes, como el propio relato, dejen en zona de penumbras su pasado, sus motivaciones, su futuro.
P. ¿Cuáles son los directores que mejor que mejor han recogido el testigo fordiano después del estreno de El hombre que mató a Liberty Valance? ¿Qué importancia tuvo esta película en cineastas posteriores?
R. John Ford se convirtió en inspiración para la mayoría de los cineastas de Hollywood que surgieron después del estreno de El hombre que mató a Liberty Valance: Steven Spielberg, George Lucas, Peter Bogdanovich, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola (se llama Ford de segundo nombre en homenaje al director) y, sobre todo, en Clint Eastwood. Creo que es el cineasta que mejor ha sabido reutilizar y aprovechar la mitología del Oeste con películas como El fuera de la ley o El jinete pálido. En Sin perdón se percibe una poética, algo que no tenían los spaghetti wéstern de Sergio Leone, un director que a mí no me gusta nada. Directores jóvenes muy interesantes, entre ellos Wes Anderson y Ben Affleck, han expresado su admiración hacia Ford en muchas ocasiones.
P. Por increíble que parezca, un director que está considerado el aparente antídoto del clasicismo como David Lynch suele incluir a John Ford en su lista de directores favoritos. Steven Spielberg cierra su última película, Los Fabelman, con un homenaje memorable a John Ford, interpretado, curiosamente, por Lynch.
R. John Ford también era muy admirado por sus propios compañeros de generación: Howard Hawks, Frank Capra, Leo McCarey, Raoul Walsh, William A. Wellman… Además de cineastas de otros países como el británico Alfred Hitchcock, el japonés Akira Kurosawa, el sueco Ingmar Bergman, el italiano Federico Fellini, el francés François Truffaut o el español José Luis Garci.
John Ford era un creador muy reflexivo, acerca de lo que cuenta y cómo lo cuenta, pero siempre procuraba que no lo tomaran por un artista, admirado por todas las generaciones. A Orson Welles, en cierta ocasión, cuando le preguntaron por el nombre de sus tres directores favoritos, respondió: «John Ford, John Ford y John Ford». John Ford fue quien le permitió a Orson Welles definir en dos los rasgos principales de su estilo como realizador: no mover la cámara y ser al mismo tiempo un poeta y un comediante, con un eco shakesperiano bastante evidente.
P. Actualmente El hombre que mató a Liberty Valance está considerada una de las obras maestras de la extensa filmografía de John Ford. Sin embargo, en el momento de su estreno los críticos estadounidenses no tuvieron la misma consideración. La cinta fue recibida como un trabajo menor del realizador. ¿Crees que El hombre que mató a Liberty Valance es el canto del cisne del género? ¿Lo podemos considerar el primer wéstern crepuscular?
R. John Ford era consciente de que con el ocaso de los grandes estudios, a partir de finales de los años cincuenta (el cine de Hollywood experimentó una crisis profunda durante esa década, directamente relacionada con una importante pérdida de espectadores por culpa del auge de la televisión), se acercaba el final de su carrera profesional y vio en El hombre que mató a Liberty Valance la posibilidad de tejer una parte importante de su testamento cinematográfico.
Esta película es una obra crepuscular en muchos sentidos: para el mismo Ford (por lo que te he dicho antes), para el wéstern (ya daba síntomas de agotamiento cuando se estrenó El hombre que mató a Liberty Valance) y para una época que se empezaba a cerrar (la forma de entender el cine del Hollywood dorado). La película está marcada por la primera y última escena, en forma de círculo cerrado por el ferrocarril, el gigante ferroviario de hierro que vino a cambiar la historia de muchas ciudades, símbolo de modernidad que transformó la vida del Oeste, como en este caso. El ferrocarril trae aires modernos del Este, como Ransom Stoddard, un joven abogado cargado de idealismo, ilusión y una ganas enormes de aplicar la ley y el orden en un territorio conflictivo, que simboliza el hombre de ciudad, el hombre del futuro, el hombre de leyes, culto y demócrata.
Mi amigo Peter Bogdanovich, fallecido hace pocos meses, me dijo una vez que todas las historias ya están inventadas. El problema es cómo las cuentas. El wéstern tiene que ver tanto con la épica como con la lírica: la épica del héroe y la lírica de la emoción. Más tarde, eso lo vas insertando. Y lo descubrió el crítico de cine francés André Bazin, quien decía que los norteamericanos, al no tener Edad Media ni cantares de gesta, los han recreado en la tradición del Oeste. Una costumbre que se crea a medida que se va instaurando la nación norteamericana, el famoso destino manifiesto de Estados Unidos, el expansionismo, el destino de ocupar todo el espacio de costa a costa. Ese itinerario físico, moral, político y social es el que ha vertebrado el Oeste. Una Edad Media concentrada en un siglo. El destino manifiesto sirvió para que el pueblo norteamericano se percibiera a sí mismo como protector y defensor de la legalidad, la libertad y la democracia.
P. En El asesinato de Liberty Valance te planteas la posibilidad de que el personaje de Tom Doniphon no hubiera contado la verdad, aunque al final la descartas. Asimismo me da la impresión de que Hallie conoce la verdadera historia. ¿Crees que hay algo en la historia que quizá John Ford quiso ocultarnos y que todavía no hemos descubierto?
R. No creo que John Ford le ocultara nada al espectador en El hombre que mató a Liberty Valance. John Ford solo le exige una participación emocional durante toda la película.
Lo que no aclara la película es por qué los Stoddard no han visitado antes a Tom Doniphon, por qué lo han dejado solo hasta el día de su muerte, por qué el senador Ransom Stoddard y su esposa Hallie no han vuelto antes al pequeño pueblo de Shinbone. Son algunos de los múltiples misterios de la película.
P. Ya que has hablado de misterios en El hombre que mató a Liberty Valance, ¿cuál es el mayor misterio de la película?
R. El misterio principal es el impulso que tiene Ransom Stoddard de no aceptar la nominación como candidato en la convención de Capitol City, donde se elegirá al delegado para Washington, porque él, un hombre de leyes, ha utilizado la violencia para matar a alguien. Cuando Tom Doniphon le dice que fue él quien mató a Liberty Valance le quita esa conciencia, pero acepta el mito que se ha creado alrededor de él. El hombre de leyes que es capaz de imponer la ley con una pistola. Eso en la iconografía del Oeste le da un poder extraordinario, un hombre de ley que es rápido y capaz de matar en defensa de la ley y una situación injusta. Estamos ante la creación de una leyenda. John Ford pensaba que eran necesarias para la creación de un país. Y levanta su reputación como senador sobre una mentira. La historia se crea a partir de mitos y leyendas que de alguna manera representan el liderazgo del país. Lo que pasa es que Ford siempre cuenta la verdad. Nos dice cómo se construyó la leyenda para luego contarnos la realidad.
En muchas de las películas de John Ford ningún plano es superfluo, ninguna secuencia puede entenderse aislada del conjunto armonioso, todas son necesarias. En muchas de las películas de John Ford la clave para comprender el sentido del relato se descubre a través de un plano fugaz, oblicuo, una frase de sentido indirecto, una mirada o un cruce de miradas, un silencio. John Ford cuenta la realidad tras la leyenda y descubre silenciosamente el corazón y los sentimientos de los personajes, por mucho que su apariencia exterior advierta contra ello.
P. Considero que lo más interesante de la película es el conflicto entre el viejo Oeste (representado aquí por Tom Doniphon y Liberty Valance) y la moderna sociedad industrial (personalizada en el joven abogado Ransom Stoddard) que avanza imparable para dar fin a toda una forma de vida. No obstante, ese conflicto tendría un interés relativo (más allá del simple enfrentamiento entre la ley y la anarquía o el caos) de no ser por la presencia del personaje de Tom Doniphon, para mí verdadero protagonista de la película y la otra cara de la misma moneda en la que se encuentra Liberty Valance.
R. John Wayne pensaba que no era el protagonista de la película y le dijo, más o menos, a John Ford: «James Stewart es el héroe y se lleva a la chica, Andy Devine se lleva las risas y yo lo único que hago es quedarme muerto en un ataúd». Él tenía la sensación de que su personaje no era importante y se equivocaba totalmente, porque Ford le ofreció un personaje tan bueno que solo la ceguera de la Academia impidió que ese año, como le había pasado anteriormente con Centauros del desierto, John Wayne ganara el Óscar. De hecho, ni siquiera estuvo nominado por esta interpretación.
John Ford y John Wayne ya habían trabajado muchas veces juntos antes de rodar esta película. Ford lo sacó de los wéstern de serie B para convertirlo en el protagonista de La diligencia. Le daba a Wayne papeles que representaban muchas de sus ideas, comportamientos y, a veces, contradicciones dolorosas. Quizá, por eso, John Wayne fue una de las dificultades con las que se encontró Ford durante el rodaje.
P. Me da la impresión de que la relación de John Wayne con John Ford era de amor-odio.
R. Sin duda, era una relación complicada. John Ford le empieza a dar pequeños papeles durante finales de los años veinte y principios de los años treinta, y lo convierte en la estrella que es en la actualidad y uno de los mejores actores de la historia del cine a finales de los años treinta. A partir de La diligencia, estrenada en 1939, se desarrolla una relación paternofilial, maestro-discípulo, bastante clara, que duró hasta la muerte de Ford en 1973. El problema es que Ford era un tipo complejo, con impulsos brutales, que rozaban el sadismo. Y solía hacerlo con las personas que más quería y admiraba. John Wayne tuvo que soportar esos episodios de crueldad debido a esa tutela, una relación compleja con un lado brillante y otro oscuro.
P. La primera edición de El asesinato de Liberty Valance data de 2021 y puede que hayas cambiado de opinión respecto a algunas de las cosas que has escrito en el libro. ¿Todavía sigues pensando que Hallie Stoddard, interpretada por Vera Miles, es el personaje más importante del filme?
R. Hallie es el centro de la película, un personaje imprescindible en la historia. Por eso siempre me ha llamado la atención que se hable de John Ford como un hombre reaccionario (algo que no es verdad) y que construía sus películas a través de hombres, cuando las mujeres son personajes esenciales en su filmografía. Hay un enfrentamiento entre Liberty Valance, que es el pasado que no quiere cambiar, y Ransom Stoddard, que implica la nueva vida: civilización, ley, orden y política. En el centro están Tom Doniphon y Hallie: Tom, porque con su sacrificio permite abrir la puerta a la civilización, y Hallie, porque todo lo que ocurre dramáticamente en la película es por ella. Sin Hallie no hay película: es la que toma todas las decisiones importantes, la que impulsa todas las corrientes de la narración. Un personaje con un carácter y una personalidad muy fuerte, firme representante de la mujer en el cine de John Ford.
P. No obstante, John Ford le realizó a Peter Bogdanovic las siguientes declaraciones: «Jimmy Stewart tenía más escenas, pero Wayne era el personaje central, el motivo de todo».
R. El personaje de John Wayne me parece tan fascinante porque sabe en todo momento lo que sacrifica para que Hallie, la mujer que ama, sea feliz. Renuncia a parte de su mundo y muere olvidado por todos.
P. ¿Cuál crees que son las anécdotas más significativas que se produjeron durante el rodaje?
R. Destacaría la actitud tan hostil que tuvo John Ford con John Wayne durante todo el rodaje. Un día, en el set de la película, el actor le sugirió al director una pequeña modificación en una escena. Ford se enfureció con él por cuestionar su trabajo: «Dios mío, te saco de los wésterns baratos, te introduzco en las grandes películas y me haces una sugerencia estúpida como esa». El motivo de que John Ford se portara tan mal con John Wayne tiene su origen en la siguiente anécdota: el cineasta necesitaba desesperadamente la ayuda de John Wayne para que Paramount Pictures produjera El hombre que mató a Liberty Valance. El estudio le dijo a Ford que no harían la película si Wayne no estaba en ella. Wayne no quería trabajar con Ford. Estaba cansado de los malos modales que tenía con él durante los rodajes. Sin embargo, el actor le debía todo su éxito al cineasta y firmó para protagonizarla. Con la intención de humillar a la persona que le había permitido trabajar en esta película, Ford se portó bastante mal con Wayne desde el primer día de rodaje.
P. La mayoría de los críticos y cinéfilos siempre destacan la interpretación de John Wayne cuando hablan sobre esta película y sale en menos escenas que James Stewart. ¿Crees que la actuación de John Wayne supera a la de James Stewart?
R. Sí. Creo que James Stewart está muy bien, Vera Miles está fenomenal, incluso Edmond O’Brien como el periodista Dutton Peabody y Andy Devine en el papel del cobarde y bonachón sheriff Link Appleyard están geniales. Todos los actores están estupendos, pero la interpretación que hace John Wayne de Tom Doniphon, un personaje misterioso, complejo, derrotado, sacrificado, de carácter diferente al de Ransom Stoddard, que afronta la vida de otra manera distinta, es realmente fantástica. Su interpretación está al mismo nivel que la de Ethan Edwards en Centauros del desierto. Además, parece mentira que alguien con la veteranía de John Wayne no se diera cuenta de que él interviene en prácticamente todas las secuencias importantes de la película.
P. ¿Cuál de los dos personajes principales te gusta más? ¿Por qué?
R. A mí, como hombre de leyes, el personaje de James Stewart me parece un personaje magnífico. Pero como aficionado al cine y habiendo crecido con referencia al concepto de héroe y de héroe que se sacrifica por los demás, porque ahí hay todo un trasfondo cristiano al ser John Ford un cineasta de formación católica y moral cristiana, considero que el personaje de referencia en la película siempre ha sido el de John Wayne. El personaje de Tom Doniphon me parece un personaje extraordinario.
P. Después de John Wayne, James Stewart, Vera Miles, los protagonistas de la película, ¿a qué actores de reparto destacarías?
R. Destacaría a Lee Marvin, el cuarto personaje en importancia en la película. Lee Marvin es otro actor formidable. Además, tuvo una relación magnífica con John Ford y siempre decía que era una lástima haber llegado tan tarde a la carrera del cineasta. Ford lo admiraba personalmente porque había sido marine en la Segunda Guerra Mundial y había recibido medallas al valor. Consideraba a Lee Marvin una persona auténtica por su carácter independiente, un poco ácrata, y talento interpretativo. John Ford y Lee Marvin consiguieron una química fantástica en el set de rodaje, tanto que el actor fue el único que se libró de las broncas del jefe. Y la creación que hace del personaje de Liberty Valance es fabulosa, extraordinaria, porque comprende lo cerca que puede estar el personaje de la caricatura. Sin embargo, él lo lleva a un terreno muy reivindicativo. El hecho de no tener otra moral que la de vivir de forma violenta y arrancar todo con respecto a la vida. Me parece que Lee Marvin entendió muy bien a Liberty Valance y hace una interpretación genial. Su personaje es el de un hombre salvaje que representa al salvaje Oeste, la libertad, esa expresión de que yo vivo donde cuelgo mi sombrero.
P. Después de haber visto tantas veces la película, ¿qué significado tiene el cactus que aparece en algunas de las escenas que aparecen tanto en el presente como en el pasado del filme?
R. John Ford era un cineasta formado en el cine mudo. En su caso, la influencia expresionista de Murnau es muy grande en su cine. Como todos los cineastas que se formaron en el cine mudo a la sombra de Griffith y Murnau, John Ford tenía claro que la expresión del cine tenía que ser doble: narrativa, contar una historia con elementos visuales, y poética, que esa visualidad trascendiera la narración. De esa forma, hay diversas metáforas poéticas dentro de la película. Ese tren que abre y cierra la película, y trae a los Stoddard a Shinbone, significa el regreso de Ransom y Hallie Stoddard a su pasado y el elemento constitutivo de una civilización que ha cambiado el Oeste llevando emigrantes… como hace en su discurso Edmond O’Brien durante la convención. El cactus, la flor de cactus, la rosa de cactus, significa la previdencia del salvaje Oeste sobre las rosas de verdad del Oeste y el amor que sigue sintiendo Hallie por Tom Doniphon, no solo por su sacrificio, sino porque hay algo muy fuerte dentro de su corazón hacia él. El filete caído en la tierra significa, fundamentalmente, un elemento que implica el enfrentamiento entre dos formas de vivir del viejo Oeste: la forma de vivir con ciertos códigos morales de Tom Doniphon y la forma de vivir de Liberty Valance, sin ningún código moral. Creo que con estos elementos queda demostrado que hay muchos elementos que vienen del significado poético de las imágenes del cine mudo y reflejan muy bien el cine de John Ford. Como le dijo Orson Welles a Peter Bogdanovich: «John Ford es un poeta. Un comediante».
P. ¿Consideras que John Ford era un poeta y comediante?
R. Creo que John Ford era un poeta porque conseguía trascender la realidad a través de intuiciones y un comediante porque sabía del valor de la dramatización de la historia.
P. Orson Welles también dijo sobre John Ford: «El verdadero cine es una expresión poética y John Ford es un poeta. Un creador de baladas».
R. Y un cineasta muy complejo. Un genio al que no le gustaba hablar de sus películas. La tragedia de John Ford en El hombre que mató a Liberty Valance era que estaba a caballo entre dos mundos. Sabía que era Tom Doniphon, pero que en el mundo había que ser Ransom Stoddard. John Ford era un hombre tranquilo, pero también un hombre que se jugó la vida durante la Segunda Guerra Mundial rodando el ataque de la aviación japonesa en los cielos de Midway. El que rueda el ataque japonés es Ransom Stoddard, el que mira con nostalgia a una Irlanda irreal, que nunca existió, es Tom Doniphon.
P. ¿A qué se debe esa carga simbólica de la que nos has hablado antes (el cactus, el tren, el ataúd, el látigo, un libro de leyes, un rancho incendiado…)?
R. Principalmente por dos razones:
1. La reflexión estética. Orson Welles lo definió muy bien cuando dijo que John Ford era un poeta y un comediante. Un tema del que he hablado hace un par de preguntas.
2. John Ford comenzó trabajando en el cine mudo, donde las emociones se tenían que establecer por medio del diálogo con el público con la ayuda de elementos que sustituyeran la ausencia de palabras. Siempre suelo decir que el cine es un milagro, nació completamente cojo: mudo, cuando nosotros hablamos, y en blanco y negro, cuando el mundo es en color. De esas dificultades se saca en el cine mudo un lenguaje puro, poético, en el que los símbolos resumen la historia en su primer nivel, el más cercano a los espectadores. Esto también ocurre en el resto de corrientes subterráneas.
Todo lo que te he explicado demuestra que John Ford utiliza los símbolos por oficio y devoción.
P. Mi escena favorita de El hombre que mató a Liberty Valance es aquella en la que un ebrio, amargado y desesperado Tom Doniphon, la quintaesencia del héroe trágico fordiano, llega tambaleándose a su casa y, en un arrebato de ira, decide quemar la habitación que estaba preparando para Hallie, ya que su deseo era vivir en un futuro con la que presumiblemente iba a ser su esposa. El patetismo y la intensidad dramática de ese momento, engrandecido por la interpretación inmejorable de John Wayne, me hace pensar en la facilidad con la que nuestros sueños pueden romperse sin que podamos hacer absolutamente nada para que no ocurra. ¿Cuál es tu secuencia favorita de la película?
R: Tengo dos: la del filete, porque me parece un prodigio de planificación, dirección y narrativa: los tres personajes (Tom Doniphon, Ransom Stoddard y Liberty Valance) en el centro de la escena, Hallie mirando desde el fondo de la cocina y el periodista siendo testigo de todo ello. Creo que es el corazón de la película.
R. Me encanta cuando Tom Doniphon le pide a Liberty Valance que recoja su filete y Stoddard evita el enfrentamiento entre los dos personajes cogiéndolo él mismo del suelo.
R. A mí me parece fantástica la escena en la que Hallie, cuando John Wayne abandona la cocina tras la secuencia que he comentado anteriormente, sale a la puerta de la cocina mirando a Tom Doniphon irse en la oscuridad del callejón.
P. El famoso director y crítico de cine estadounidense Peter Bogdanovich dijo en una ocasión que no se vieran muchas películas rodadas después de El hombre que mató a Liberty Valance. ¿Estás de acuerdo con este comentario?
R. Peter era un buen amigo y le hemos publicado en Hatari Books el libro que combina entrevistas a John Ford con sus propias reflexiones, el primero que retrató el arte de este cineasta. Él estaba muy orgulloso de esta edición y nos la pedía continuamente para regalársela a los amigos. Creo que, progresivamente, Peter fue encerrándose en los clásicos «clásicos». Resulta bastante sorprendente la lista que hizo de sus películas favoritas (se la pedimos poco antes de morir y ya estaba muy enfermo de Parkinson). La tengo aquí delante y están en ella Río Rojo, de Howard Hawks, La viuda alegre, de Ernst Lubitsch, La pícara puritana, de Leo McCarey, Vivir para gozar, de George Cukor, La costilla de Adán, de George Cukor, Río Bravo, de Howard Hawks, Tener y no tener, de Howard Hawks, La comedia de la vida, de Howard Hawks, Encadenados, de Alfred Hitchcock, Anatomía de un asesinato, de Otto Preminger, La fiera de mi niña, de Howard Hawks, Con la muerte en los talones, de Alfred Hitchcock, Centauros del desierto, de John Ford, Sólo los ángeles tienen alas, de Howard Hawks, y French Cancan, de Jean Renoir. Como ves hay mucha más presencia de Howard Hawks que de John Ford en esta lista.
P. El considerado alumno más aventajado de John Ford no incluye en la lista a El hombre que mató a Liberty Valance.
R. La he leído porque nos dijo: «Podíais haber puesto 100 películas, porque pidiéndome 15 me creáis un problema notable». Además, Peter siempre decía: «Esta es mi lista hoy, mañana puede ser diferente». Creo que se refería a que el cine clásico muere a mitad de los años sesenta y una de las películas que cierra ese cine clásico es, sin duda, El hombre que mató a Liberty Valance.
P. Algunos críticos consideran que Centauros del desierto es mucho más ambigua que El hombre que mató a Liberty Valance.
R. No estoy de acuerdo con ese comentario, Juanma. Creo que Centauros del desierto es mucho menos ambigua y misteriosa que El hombre que mató a Liberty Valance.
P. ¿Estás satisfecho con tu trayectoria profesional como escritor? ¿Cómo la definirías hasta el momento?
R. Considero que siempre he escrito con la mayor honradez posible acerca de mis gustos. Son gustos subjetivos, pero siempre he sido leal a ellos. Y, sobre todo, leal a lo que les quiero contar a los lectores. Uno se siente satisfecho si está a gusto consigo mismo y yo estoy a gusto conmigo mismo.
P. ¿Cuáles fueron las primeras películas que te impactaron o marcaron?
R. Hay muchas películas que me han marcado profundamente como ¡Hatari! y El hombre tranquilo. Ahora mismo recuerdo que la primera película que me marcó fue El conquistador de Mongolia. Una película que vería con unos seis años, rodada en Estados Unidos, sobre Gengis Kan, y con John Wayne y Susan Hayward en los papeles protagonistas. Me pareció una película de aventuras increíble. Otras de las primeras películas que recuerdo que me hayan impactado son Misión de audaces, que la vi con nueve años, El hombre que mató a Liberty Valance, El hombre tranquilo y ¡Hatari! Se tratan de películas que las ves y te marcan. Un poco más adelante, me marcó muchísimo, como sé que le marcó a mi amigo Fernando Méndez-Leite, Mi noche con Maud, de Eric Rohmer, y también El pequeño salvaje y Los 400 golpes, ambas de François Truffaut. Otra película que me marcó profundamente fue Viaggio in Italia, de Roberto Rossellini, que la titularon en España Te querré siempre. Hay muchas de ellas que luego no las pongo en mi lista de películas favoritas, porque en ese momento piensas en otras distintas. Pero en ellas hay un capítulo, un rastro, que se mantiene durante toda la vida. Las películas más recientes que me han impactado han sido Master and Commander: Al otro lado del mundo, de Peter Weir, y Tierras de penumbra, de Richard Attenborough. Dos películas que me han gustado mucho.
P. José Luis Garci dice continuamente que el cine es una vida de repuesto. ¿Nos puedes dar tu propia definición sobre el cine?
R. El cine forma parte de la biografía de todas las generaciones. El cine forma parte de mi vida. Para mi generación el cine ha sido muy importante, como casi todos los libros que hemos leído. En mi caso, la música, principalmente el jazz, la música norteamericana, siempre ha sido algo fundamental en mi vida. La definición de José Luis Garci de que el cine es una vida de repuesto me parece que está muy bien. Pero yo le quitaría lo de «repuesto», ya que el cine forma parte de tu vida, de tu biografía, y es algo que no se puede desgajar. Al menos en mi caso.
P. Orson Welles decía que el cine no debe copiar la realidad, pero sí crear una realidad. ¿Crees que el cine ha de copiar la realidad o debe vivir de la fantasía?
R. El cine vive de la realidad. Lo que pasa es que, a veces, tenemos una idea de la realidad muy plana. Sin embargo, cuando echas la vista atrás para repasar la vida que has tenido te das cuenta de todas las cosas extraordinarias, imprevisibles e inverosímiles que te han pasado. El cine siempre ha estado cerca de la realidad por mucho que se haya revestido de fantasía o ficción. Detrás de la fantasía está la realidad. Detrás de la ficción está la realidad. Detrás de la Ilíada está la realidad. Detrás del Cantar de Mio Cid está la realidad. Detrás del Quijote está la realidad… No creo en esa diferencia que, supuestamente, hay entre la ficción y la realidad. Las obras artísticas te ayudan a vivir en la realidad, pero viven de la realidad. Lo que pasa es que después pasan por un proceso artístico que es la ficción o cualquier otro elemento de expresión visual como la pintura. Pero viven muy asentadas en la realidad.
P. ¿Qué tipo de directores son los que más te gustan?
R. A mí me gustan los directores que proponen cosas distintas. En definitiva, a los que les gusta dirigir películas. Aquellos como John Ford que no solo piensan en contar historias, algo que me parece muy bien. Ese es el tipo de director que más me interesa.
P. ¿Cuáles son tus directores de cine favoritos?
R. John Ford, Howard Hawks, Alfred Hitchcock,Leo McCarey, François,Truffaut, Eric Rohmer y Roberto Rossellini.
P. ¿Cuáles son tus actores favoritos?
R. Cary Grant me parece muy bueno. También me gusta mucho John Wayne. Todos los actores clásicos norteamericanos: Gary Cooper, Clark Gable, Spencer Tracy… Me parecen realmente fantásticos. Me gustan mucho todos los actores españoles clásicos, desde Alfredo Landa hasta Pepe Isbert, pasando por Alberto Closas. Los actores italianos me parecen buenísimos: Vittorio Gassman, Vittorio De Sica, Alberto Sordi, Marcello Mastroianni… Otro actor estupendo es el japonés Toshirô Mifune.
P. ¿Cuáles son tus actrices favoritas?
R. Katharine Hepburn, Bette Davis, Maureen O’Hara…
P. Aparte de El hombre que mató a Liberty Valance, ¿qué otras películas incluirías en una hipotética lista de tus favoritas?
R. Todas las que he nombrado anteriormente. Se me ha olvidado citar en mi lista de directores favoritos a Luis Buñuel y Luis García Berlanga. Me gusta muchísimo Belle de jour, Tristana y Simón del desierto. Berlanga es un director estupendo: Plácido, El verdugo, Bienvenido, Mister Marshall y la saga de los Leguineche son películas soberbias. Todos a la cárcel me parece una película que sigue estando de actualidad 30 años después de su estreno.
P. En la actualidad, sigues participando en el programa de radio Cowboys de medianoche (esRadio), junto a Luis Herrero, José Luis Garci y Luis Alberto de Cuenca y en Classics, un programa de televisión, digno sucesor de ¡Qué grande es el cine!, que emite Trece TV para que los espectadores se deleiten con algunos de los clásicos de la historia del cine, analizados minuciosamente por un grupo de prestigiosos expertos para volver a enamorarnos de las obras maestras del cine. ¿A qué se debe el éxito de los dos programas?
R. A que José Luis Garci ha educado sentimental y emocionalmente a varias generaciones de aficionados al cine, como antes hicieron Fernando Méndez-Leite y Fernando Lara en La noche del cine español, un programa que nos sirvió para descubrir la existencia de la belleza y el tesoro que tenemos en el cine español clásico. De repente, José Luis consiguió que la gente se sentará a ver una película y escuchar hablar sobre esa película. Creo que ¡Qué grande es el cine! ha hecho mucho por fomentar la afición al cine en España. Y Classics sigue la estela de ese programa. El éxito de ¡Qué grande es el cine! y ¡Classics reside en la generosidad y sencillez de José Luis a la hora de decir: «Aquí tenéis una película y unas personas que van a comentar la película, con las que podéis estar o no de acuerdo». Ese carácter liberal para poder acercarse a una obra de arte escuchando los comentarios es el éxito de los programas de José Luis. Y Cowboys de medianoche es una tertulia libre de cuatro o cinco amigos que nos reunimos para hablar de lo divino y de lo humano alrededor del cine.
P. ¿Qué programa de Cowboys de medianoche recuerdas con más cariño?
R. Recuerdo de un modo muy especial el programa que hicimos en la casa de Alfredo Landa cuando ya se encontraba muy enfermo. Lo conocí en 1989 y, desde entonces, fuimos amigos hasta que murió en 2013. Hemos estado juntos en muchas fases de la vida, compartiendo viajes, comidas, anécdotas…
P. También estás escribiendo en zendalibros.com. ¿Cuál es tu labor en esta editorial tan prestigiosa?
R. Mi labor en Zenda Libros consiste en escribir dentro de su página web un apartado que se llama «El cofre del pirata». «El cofre del pirata» tiene su origen en el programa de radio Cowboys de medianoche, donde cada semana hablo sobre una película olvidada e infravalorada. Mi idea es recuperar películas que no se han visto, se han visto poco o que han recibido poca atención por parte de la crítica (o que la recibieron y ahora ya casi nadie habla de ellas). Mi tarea consiste en desenterrar los tesoros del cine desde mi punto de vista. Le propuse la idea a Arturo Pérez-Reverte y Leandro Pérez para la web literaria de Zenda Libros y ellos, generosamente, me han acogido con los brazos abiertos. Muchas de las cosas que digo en el programa de Cowboys de medianoche las expreso por escrito en «El cofre del pirata». «El cofre del pirata» se puede considerar una especie de prolongación de cosas que expreso en Cowboys de medianoche. Zenda Libros es un espacio de libertad y cultura magnífico.
P. Doy fe de ello porque soy un gran seguidor de Zenda Ediciones y su web literaria. Eduardo, te sorprenderías si supieras la gran cantidad de seguidores que tienes en redes sociales.
R. Agradezco profundamente el apoyo que me brindan todos los seguidores que Conrado Reviriego y tú decís que tengo en redes sociales. Yo no estoy en las redes sociales. He preferido no estar en ellas, pero sé que son muy útiles.
P. Por último, me gustaría, si es posible, que nos hablaras un poco sobre tus próximos proyectos literarios y que le enviaras un mensaje de agradecimiento a tus seguidores.
R. En este momento no estoy preparando ningún proyecto literario. Tengo mucho trabajo profesional y muchos asuntos familiares que atender. Si estuviera preparando algo no me importaría decírtelo, Juanma. Aunque me gustaría recopilar en un libro los textos que he escrito para «El cofre del pirata» si alguna editorial estuviera interesada en ello. Siempre tomo notas o tengo algunas ideas en la cabeza. Pero no estoy escribiendo nada específicamente ahora mismo.
El mensaje para mis seguidores tiene que ser de agradecimiento por ser tan generosos, amables y simpáticos conmigo. Me gustaría agradecerles ese apoyo que me transmiten (según me habéis contado Conrado Reviriego y tú) a través de las redes sociales, su presencia en los programas de radio y televisión en los que participo. Siempre es muy agradable estar en una familia. En este caso, una familia compuesta por aficionados al cine, en la que cada uno de sus miembros tiene su forma de entender el cine. Me encuentro muy confortable y cálido en esa compañía.
Muchas gracias, Eduardo, por compartir tus conocimientos cinematográficos con todos nosotros. Te agradezco todas las facilidades que me has dado para realizarte esta entrevista tan esperada por todos mis seguidores, grandes admiradores de tu labor como escritor y crítico cinematográfico. Me ha resultado muy gratificante hablar contigo, entre otros muchos temas, sobre El asesinato de Liberty Valance, un libro que va a quedar en la historia de la literatura cinematográfica por el éxito de ventas que está teniendo y su calidad literaria, y El hombre que mató a Liberty Valance, una de las películas que me enseñaron la grandeza del cine. No hubiera conseguido comprender la magnitud del séptimo arte si no hubiera leído tus libros, visto tus apariciones en ¡Qué grande es el cine! y Classics, y sin escucharte hablar todos los viernes por la noche en Cowboys de medianoche. Esta entrevista es un reconocimiento a un hombre humilde que, aparte de hablarnos sobre cine, nos enseña los buenos modales del alma e invita a premiarlos, con sinceridad, desde el fondo del corazón.
Gracias a Conrado Reviriego (redes sociales no oficiales de Cowboys de medianoche y Enstream), Juan Ramón López (Premios Cinemasmusic), Hatari Books, Zenda Libros, Cowboys de medianoche, Classics y Alberto Plaza (Historia de dos psiquiatras) por su colaboración en la confección de esta entrevista.
2 comentarios
Gracias Juanma por esta entrevista tan interesante, siempre es un placer leerte.
El placer es mío, querida y admirada amiga Limay. Para mí es un auténtico placer ser tu amigo porque tu calidad humana no tiene límites. Un beso súper fuerte,