Cultura, Cine y Literatura

Charlton Heston. Un héroe para la eternidad

Cuando era niño mi padre me llevaba al cine, la mayoría de las veces, tres o cuatro veces a la semana. En el camino de vuelta a casa le solía preguntar: «Papá, ¿qué te ha parecido la película que acabamos de ver?». Casi siempre me contestaba: «No ha estado mal» o «Me ha resultado entretenida». Aunque no despreciaba el cine moderno, lo que más le gustaba era hablar sobre el Hollywood dorado. Era amante y nostálgico absoluto de los clásicos de John Ford, Howard Hawks, Alfred Hichtcock, Charles Chaplin o Billy Wilder. Me encantaba escucharlo hablar sobre sus gustos cinematográficos relacionados con aquel período, el de máximo esplendor del cine estadounidense. Aún no le prestaba demasiada atención a los directores y mi interés se centraba en las estrellas que hicieron grande a la meca del cine. John Wayne ocupaba el primer puesto en su lista de actores favoritos, sentía devoción por Río Bravo (Rio Bravo, 1959), de Howard Hawks, y El Álamo (The Alamo, 1960), del propio John Wayne. Pero había otro actor poseedor de un carisma arrollador, similar al del Duque, que le entusiasmaba: Charlton Heston. Mi progenitor admiraba a Chuck (apodo que le acompañaría durante toda su vida), principalmente por cinco de sus interpretaciones: Brad Braden, el gerente general de un circo, en El mayor espectáculo del mundo (The Greatest Show on Earth, 1952), de Cecil B. DeMille; Moisés, un príncipe egipcio adoptado que se convierte en el líder de su pueblo liberando la esclavizada nación hebrea del yugo egipcio, en Los diez mandamientos (The Ten Commandments, 1956), de Cecil B. DeMille; Judá Ben-Hur, hijo de una familia noble de Jerusalén, que es acusado injustamente de intentar matar al nuevo gobernador romano, en Ben-Hur (Ben-Hur, 1959), de William Wyler; Rodrigo Díaz de Vivar, líder militar castellano conocido como el Cid Campeador, protagonista de un buen número de gestas, en El Cid (El Cid, 1961), de Anthony Mann; y el coronel George Taylor, un astronauta que aterriza en un planeta habitado por simios inteligentes en El planeta de los simios (Planet of the Apes, 1968), de Franklin J. Schaffner. También solía hablar de un wéstern titulado Horizontes de grandeza (The Big Country, 1958), de William Wyler. Sin embargo, alababa la interpretación de Gregory Peck y la música inolvidable del compositor y director de orquesta Jerome Moross, pasando por alto la actuación de Charlton Heston, seguramente porque no era el protagonista del filme y trabajaba como actor de reparto. 

Ni El mayor espectáculo del mundo ni Los diez mandamientos ni Horizontes de grandeza ni Ben-Hur ni El Cid ni El planeta de los simios, Hoguera de odios (Arrowhead, 1953), de Charles Marquis Warren, y Cuando ruge la marabunta (The Naked Jungle, 1954), de Byron Haskin, fueron las primeras películas que vi protagonizadas por este actor. Descubrí a esta estrella del cine clásico de Hollywood dando vida a Ed Bannon, el jefe de los exploradores del puesto de caballería de Fort Clark (Texas), en un buen wéstern (Hoguera de odios), de los de toda la vida, y a Christopher Leiningen, el rico propietario de una gran plantación de cacao en río Negro (Amazonas), en una película de aventuras (Cuando ruge la marabunta) ideal para verla tranquilamente una tarde de sábado enfrente del televisor. A principios de los años ochenta todavía era demasiado pronto para que un niño de unos ocho o nueve años pudiera comprender la metáfora de la mujer (Eleanor Parker) y la importancia que tenía un piano usado: «Si usted supiera algo más de música, se daría cuenta que un piano suena mejor cuando se ha tocado». Debo confesar que la primera vez no me interesó demasiado la agitada historia de amor entre los protagonistas, sino que mi foco de atención se dirigió a esa plaga devastadora de hormigas asesinas. Sin embargo, años más tarde, los enfrentamientos entre Christopher Leiningen y su recién estrenada esposa, Joanna Shelby, llamaron mucho más mi atención. Una relación amor-odio que me marcó y tiene un significado muy especial para mí. 

Dos de los momentos más importantes de mi vida se produjeron cuando compré los primeros libros escritos en español, dedicados a ese actor que tanto admiraba, escritos por Fernando Alonso Barahona: Charlton Heston (CILEH, 1992) y Charlton Heston, la épica de un héroe (Ediciones Internacionales Universitarias, 1999). Ya había leído varios libros de Fernando con anterioridad, entre ellos, Cecil B. DeMille (CILEH, 1991) y King Vidor (CILEH, 1992). Me gustaron tanto estos títulos que seguí comprando obras escritas por este escritor en los años siguiente: Las obras maestras del cine (Royal Books, 1994), John Wayne (Royal Books, 1995) Anthony Mann (Filme Ideal, 1997), John Wayne, el héroe americano (Ediciones Internacionales Universitarias, 2000)…  Visitaba frecuentemente todas las librerías de Córdoba de cabo a rabo esperando como agua de mayo la llegada de su nueva obra. Tuve la suerte de hablar con Fernando por primera vez hace tres años. El año pasado coincidimos personalmente el 12 de marzo en la tercera jornada de los III Premios Cinemasmusic, un festival de cine dirigido por Juan Ramón López, el creador del podcast Cinemasmusic, que reconoce la promoción y difusión del cine y su música. Y da la casualidad de que mi debut literario se va a producir coincidiendo con esta efeméride. Además, Fernando participa en mi ópera prima en la literatura, ya que es el coautor de Charlton Heston. Un héroe para la eternidad (Amarcord Ediciones, 2023), una obra que hemos escrito para conmemorar el centenario del nacimiento de Charlton Heston, que tendrá lugar el próximo 4 de octubre de 1923. Fernando Alonso Barahona es un escritor y analista cinematográfico (de los más prestigiosos que tenemos en España) al que, según me confesó en la primera entrevista que le realicé, le gustaría dejar una huella profunda en el recuerdo de sus lectores y cuyo reto literario principal es siempre la siguiente obra. En su larga, fructífera y prestigiosa carrera profesional ha publicado más de 40 libros (la mayoría de cine, aunque también ha cultivado la novela, la poesía y el teatro con igual fortuna), además de haber participado en multitud de obras colectivas. 

Con Charlton Heston. Un héroe para la eternidad se ha hecho realidad uno de mis sueños más anhelados: escribir y publicar un libro. Esta es la mejor ocasión para darles las gracias a todos los que han confiado siempre en mí, en especial mis familiares, amigos y seguidores. Y, por supuesto, a Amarcord Ediciones, una editorial dedicada al mundo del cine, por haber apostado por un desconocido en el fabuloso mundo de las letras para encargarse, junto a Fernando Alonso Barahona, de un proyecto tan importante como interesante: escribir la biografía de uno de los actores más importantes de la historia del séptimo arte, la primera que se va a publicar este año en España. Mi interpretación favorita de Charlton Heston es la de Will Penny en El más valiente entre mil (Will Penny, 1967), de Tom Gries, donde interpreta magistralmente a un cowboy veterano que se encarga de vigilar las lindes de un gran rancho. Un día, al regresar a su cabaña en las montañas, descubre que ha sido ocupada por una mujer que se dirigía a Oregón con su hijo para reunirse con su marido, pero que ha sido abandonada por su guía. Incapaz de echarlos en medio del crudo invierno, accede a compartir la cabaña con ellos. Se trata, sin duda, de uno de los grandes wésterns de los años sesenta, siempre pasado por alto. 

La introducción de Charlton Heston. Un héroe para la eternidad deja claro el objetivo principal del libro: que se convierta en un documento imprescindible para acercarse a la biografía personal y artística del protagonista de El Mayor espectáculo del mundo, ofreciendo una visión amplia y profunda. «El libro no va solo dirigido a los múltiples admiradores que tiene en el mundo, sino también a todos aquellos curiosos que quieran adentrarse en la vida y el ejemplo de uno de los iconos más célebres del siglo XX». Charlton Heston ha sido el único actor capaz de interpretar a cualquier personaje (héroe, mártir, santo, profeta o soldado), especialmente las figuras históricas que han tenido una existencia real. «Aunque la larga carrera de Heston abarcó mucho más que las epopeyas bíblicas que protagonizó, los personajes de Judá Ben-Hur y Moisés definieron e influyeron en gran parte de la esencia de la personalidad pública del actor durante el resto de su vida. Heston tuvo la suerte de estar entre los pocos actores que encarnaron al menos cuatro o cinco películas distintivas y memorables. Por este motivo, hemos titulado el libro Charlton Heston. Un héroe para la eternidad. Mientras otros grandes actores del cine clásico de Hollywood han compuesto personajes que, de alguna manera, han llegado a convertirse en iconos personales (John Wayne, Gary Cooper, James Stewart, Cary Grant, Humphrey Bogart), Charlton Heston ha realizado el milagro de encarnar y recibir la herencia de unos iconos de épocas pasadas. Por eso, cuando un grupo de turistas admiraba el Moisés de Miguel Ángel, uno de ellos exclamó con toda naturalidad: «Se parece a Charlton Heston»».

La mejor manera de cerrar este artículo es con una de las reflexiones que hacemos en la introducción, fiel reflejo de nuestra pasión por el cine en general y Charlton Heston en particular: «Desde que tenemos memoria el cine ha sido una parte importante de nuestras vidas. Representó tanto el tiempo especial pasado con familiares y amigos los fines de semana como los puntos de encuentro social durante nuestros años de niñez y adolescencia. La mayoría de las veces (exceptuando los wésterns, sobre todo los protagonizados por John Wayne y dirigidos por John Ford y Howard Hawks) preferíamos los dramas históricos, o al menos aquellos con contexto del pasado, y pocos actores encarnaron esa conexión tan claramente como Charlton Heston. De principio a fin, Charlton Heston fue un actor grandioso, el símbolo vigoroso de una época en la que Hollywood se tomaba a sí mismo en serio, cuando los héroes provenían de libros de historia, no de cómics. Películas épicas como Ben-Hur no se podrían hacer hoy, en parte porque la cultura popular ha cambiado tanto como la moda política. Pero, principalmente, porque no hay nadie como él que llene la pantalla con su presencia. Charlton Heston, el héroe épico por excelencia del cine, nació el 4 de octubre de 1923. La editorial Amarcord Ediciones nos ha brindado la oportunidad de escribir una obra sobre la vida personal y trayectoria profesional de uno de los más grandes actores y estrellas cinematográficas de todos los tiempos, que hemos titulado Charlton Heston. Un héroe para la eternidad, donde examinamos una a una todas sus películas. Además, les prestamos atención especial a todos sus trabajos en teatro y televisión, la mayoría de ellos totalmente desconocidos por el público». Espero que esta obra sea de tu agrado y estate pendiente de mi sitio web y redes sociales, porque muy pronto voy anunciar más novedades relacionadas con la literatura cinematográfica, donde Fernando Alonso Barahona colabora en la mayoría de ellas.

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