Cultura, Cine y Literatura

Ariadna Prados: «La libertad de un individuo termina si invade la de otro»

El rigor en el periodismo es una característica que junto con la brevedad y la precisión han sido esenciales para su práctica. En la actualidad, se visualiza una actividad más resolutiva, pero más concisa todavía

En los últimos años, la entrevista se ha convertido, seguramente, en el más importante de los géneros periodísticos, ya que constituye el principal apoyo para una comunicación fluida entre los ciudadanos y la sociedad, con la que se logra el intercambio de ideas, conceptos y experiencias, en interés de poder entregar el mensaje que ha sido interpretado por el periodista y dado a conocer a la opinión pública

Ariadna Prados está considerada una de nuestras entrevistadoras más destacadas y compagina su profesión con tres de sus grandes aficiones: el cine, la música y la literatura

La periodista madrileña posee un ramillete de virtudes interminables (inteligencia, simpatía, belleza, espontaneidad, rigor, profesionalidad, amabilidad) que marcan su identidad 

Si hay una profesión que siempre está en constante evolución y proceso de actualización es la de periodista. El periodista no es un simple intermediario entre el hecho y el público. Es un artífice, el guía que ayuda a comprender la realidad que nos rodea y los sucesos que ocurren en nuestro día a día. El profesional de la información periodística no se caracteriza por comprender sin más los hechos, sino que busca con rigurosidad y meticulosidad el verdadero significado que poseen esos acontecimientos. Algo que en la mayoría de las ocasiones sabemos ver pero no entender. La objetividad y la sinceridad de estos profesionales son los eslabones imprescindibles para el engranaje de sus proyectos. Deben hacer todos los sacrificios ineludibles para confirmar que el contenido de las noticias sea verídico, esté libre de convencionalismos y se amolde al entorno, y que todas las opiniones incluidas sean mostradas de modo objetivo, independiente y neutral. Los periodistas, además de contar lo que ocurre de un modo comprensible e interesante a la sociedad, buscan adaptarse también a los cambios del mercado.

En medio de este escenario aparece Internet. La red informática ha cambiado por completo la manera de entender el periodismo. De hecho, ya ha dejado de ser un medio más para convertirse en una herramienta fundamental con la que los periodistas pueden ofrecernos diariamente un trabajo periodístico de calidad. El periodismo del siglo XXI se está adaptando a pasos agigantados a la llamada sociedad de la información y, principalmente, a través del fenómeno Internet ha nacido un nuevo canal de comunicación digital, interactivo y multimedia que supone una nueva forma de fabricar, organizar y divulgar las noticias. Aunque la modernización del periodismo va más allá de tener nociones básicas del uso de Internet o de las redes sociales. 

La era digital ha influido enormemente en el espacio de los medios de comunicación, los cuales están presentes en la red y se reinventan y progresan de forma continua con nuevas herramientas y servicios intentando aprovechar al máximo las ventajas añadidas que proporcionan las tecnologías de la información y de la comunicación. Las tecnologías de la información y comunicación (TIC), el resultado de poner en interacción la informática y las telecomunicaciones, se han establecido como las innegables protagonistas del prototipo comunicativo actual y han alterado por completo los hábitos periodísticos. Las oportunidades de modernizar y renovar una noticia en tiempo real, el encanto de nuevas y originales narrativas como el storytelling, o la participación de los usuarios a través de comentarios y reacciones en las redes sociales han supuesto un antes y un después para una profesión a la que todavía le queda mucho por decir.

En los últimos años, la entrevista se ha convertido, seguramente, en el más importante de los géneros periodísticos, ya que constituye el principal apoyo para una comunicación fluida entre los ciudadanos y la sociedad, con la que se logra el intercambio de ideas, conceptos y experiencias, en interés de poder entregar el mensaje que ha sido interpretado por el periodista y dado a conocer a la opinión pública. Las entrevistas están diseñadas para expresar ideas u opiniones. Esto quiere decir que el entrevistador tiene la obligación de ser claro con las intenciones de su entrevistado. No deben condicionarse si estas ideas no responden a las opiniones del entrevistador. A simple vista, una entrevista parece una sencilla dinámica de preguntas y respuestas entre dos personas. Así la han definido multitud de expertos en el sector de la comunicación en multitud de ocasiones. Pero es mucho más que la conversación que un periodista y/o entrevistador mantiene con el entrevistado: es un diálogo, un profundo vínculo personal, una forma de aproximarse a alguien (abordando su vida y obra) y de sacar una historia interesante que atraiga y aconseje a otras personas. Hay entrevistas buenas o malas, reales o ficticias, verdaderas o falsas, auténticas o inexactas, verosímiles o imposibles, importantes o anodinas. Pero las que pasan a los anales del periodismo son aquellas en las que los entrevistadores, con talento, ingenio y emoción, les sacan el máximo jugo a sus entrevistados. 

Por lo general, las entrevistas son el único espacio de entrada que tenemos para colarnos dentro de la mente y el corazón de las personalidades más atrayentes del mundo. De no ser por este formato, nunca hubiéramos conocido la personalidad de muchos personajes a los que admiramos profundamente: escritores, cineastas, científicos, deportistas, matemáticos, compositores, artistas… Un género que ya estaba establecido en las páginas de El Quijote, de Miguel de Cervantes, o El buscón, de Francisco de Quevedo, como un estilo de escritura que revela las viejas confidencias de la realidad en los días pasados. El periodista Christopher Silvester (autor de Las grandes entrevistas de la historia) opina que la primera entrevista periodística fue publicada en el New York Tribune el 20 de agosto de 1859 y que su autor fue Horace Greeley, que retrató a Brigham Young, líder de los mormones. Aunque muchos periodistas ponen en duda este dato, ya que hay periódicos españoles, italianos, franceses y griegos que tal vez no han sido analizados por este profesional, que se publicaron a lo largo del siglo XVII y que probablemente incluyeran alguna pieza parecida a lo que entendemos hoy por entrevista. Un buen entrevistador es fundamental para elaborar una magnífica entrevista, incluso puede llegar a ser más importante que el propio entrevistado en ciertas ocasiones. Las preguntas apropiadas pueden conseguir que el más retraído se convierta en la persona más extrovertida del planeta, o arrancarle una lágrima a la personalidad más dura de pelar. El entrevistador tiene que ser capaz de remover y profundizar en todo lo que sus protagonistas pretenden esconder. Adentrarse en sus personalidades les va a servir para entender un poco mejor el mundillo por el que se mueven. Pero la entrevista no ha sido siempre un género periodístico apreciado por la sociedad. En sus inicios, muchas personas consideraban este formato como algo ruin, indigno e infame. Hasta que algunas de estas entrevistas empezaron a dejar huella en los ilustres renglones de esta profesión, como la que David Frost le hizo a Richard Nixon, de veintiocho horas de duración. Periodistas de todos los rincones del globo terráqueo han luchado incansablemente durante muchas décadas para dignificar este noble arte de exponer de manera voluntaria a una persona a una serie de preguntas. Hasta que, a fuerza de insistir, persistir y resistir, lo han conseguido. 

Ariadna Prados, doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos, es una de nuestras periodistas más prometedoras y prototipo de la periodista moderna, que lucha incansablemente por dignificar su profesión. A pesar de su juventud, Ariadna cuenta con una amplia experiencia como presentadora, reportera, redactora, jefa de prensa y directora de comunicación. Sin embargo, la mayoría del público la conoce por su labor en la realización de reportajes y entrevistas, especialmente en las áreas de cultura y sociedad de canales de Youtube. Desde la primera vez que la vi, Ariadna siempre me ha parecido una persona muy creativa, dinámica y con gran capacidad de trabajo. Su compromiso profesional con la labor que desempeña alcanza cotas heroicas tan altas, que deja patente en cada uno de sus trabajos el amor eterno que siente por su profesión. 

Ariadna, que ha realizado todo tipo de entrevistas habidas y por haber, compagina su trabajo como comunicadora con sus otras tres aficiones: el cine, la música y la literatura. En unos momentos en los que la inmediatez es el mayor peligro para la calidad de los contenidos que solemos publicar en nuestros perfiles sociales, esta descollante y versada periodista nos regala muchos de las mejores publicaciones (henchidos de reflexiones y un planteamiento de textos más pausado y meditado) que nos podemos encontrar en redes sociales como Instagram. La frescura y espontaneidad con las que elabora sus publicaciones e historias, mezcladas con altas dosis de contenido de valor y calidad, hacen que todos los días sus admiradores estemos esperando como agua de mayo a que vean la luz. 

En muy poco tiempo, Ariadna se ha convertido en una periodista que destaca, dejando aparte su belleza y valores y competencias personales y profesionales, por hacer de Internet y las redes sociales parte de su trabajo cotidiano. Una profesional capaz de afrontar los retos que conllevan estos cambios tecnológicos y sociales sin apenas pestañear. Emprendedora y cargada de positivismo y nuevos proyectos, Ariadna ha demostrado de sobra, a pesar de su juventud, sus dotes de gran comunicadora en cualquiera de los sitios en los que ha trabajado, por muchos obstáculos que le hayan puesto en la vida. La periodista madrileña posee una capacidad única para relatar el día a día con criterios personales, libertad de pensamiento y ética periodística, en lugar de confiar en la experiencia que le otorga el haber ejercido su rol en diferentes medios. 

Me ha complacido enormemente entrevistar a una profesional del periodismo a la que tanto admiro, cuyos entrevistas me han influido enormemente a la hora de realizar mi trabajo y espero colaborar con ella muy pronto. Ariadna me ha enseñado que no hay que desfallecer ante las adversidades, sino que tengo que investigar y trabajar, buscar información y ante todo ser yo mismo. Leyendo sus palabras vais a daros cuenta de que enfrentarse a nuevos retos resulta más divertido y satisfactorio que dejarse llevar por la rutina. Desde juanmadelapoza.com te agradezco, Ariadna, esta charla tan entretenida y extensa que hemos mantenido y, sobre todo, tu simpatía, calidez y cercanía infinitas, siempre con una sonrisa en los labios, marca de la casa, seña de identidad, el manantial inagotable del que brota agua sin cesar. 

Pregunta. ¿Cómo surgió tu interés por el periodismo? ¿Qué te llevó a estudiar la carrera de Periodismo?

Respuesta. En un principio, mi verdadera pasión era el cine. A los 11 años ya sabía que quería ser directora de cine. Por otro lado, también me encantaba el periodismo deportivo. Recuerdo ver en la tele a los periodistas que viajaban por toda Europa para cubrir los partidos de Champions League, y es algo que me hubiera encantado hacer. Con la llegada del Plan Bolonia, aterrizaron los dobles grados en España y, entonces, lo supe: Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual fue lo que estudié. A diferencia de la mayoría de mis compañeros, empecé el Bachillerato teniendo clarísimo lo que quería estudiar. Elegir universidad no me resultó difícil. No, no estudié en la «Complu» como siempre me preguntan. Mi Doble Grado solo se impartía en dos universidades en Madrid y en una de Barcelona. Fui a selectividad bastante agobiada por la nota de corte (era un 10/14), acabé sacando la nota más alta de mi promoción de Bachillerato y entré en la facultad que quería sin problema. Una vez llegué a la universidad, me di cuenta de que no era más que un instituto al que ibas porque realmente querías y, durante los cinco años de carrera, tuve clara una cosa: no quería ponerme delante de una cámara; yo quería estar detrás. Pero la vida da muchas vueltas. 

P. ¿Cuándo comenzó tu andadura profesional en el mundo del periodismo?

R. Empecé a trabajar en septiembre de 2017 y mi primer trabajo ya fue delante de la cámara. En la temporada 2017-2018 el Atlético de Madrid se mudó de estadio. Horas antes del Atleti-Málaga yo tenía una entrevista de trabajo para un pequeño canal de Internet dedicado al Atlético de Madrid, que no tiene un canal oficial, como sí tienen otros equipos. Me dieron un micrófono y, básicamente, ese fue mi proceso de selección. Allí estaba yo el día de la inauguración del Metropolitano entrevistando a los aficionados antes de entrar al campo. Estaba nerviosísima, tensa, rígida. Era mi primer trabajo, mi primera vez delante de una cámara fuera de la «Uni» y mi entrevista era entrevistar. 

Un par de semanas después empecé a hacer las prácticas obligatorias que te exigía la universidad como parte de los créditos de la carrera. Y estuve unos meses compaginando las dos cosas. En Yo Soy Atlético TV hacíamos un programa en directo los lunes por la noche, dormía cuatro o cinco horas y me iba a la Ciudad de la Imagen a trabajar a 8madridTV. 

En resumen, mi andadura profesional comenzó compaginando dos trabajos en los que hacía cosas completamente distintas, pero se trataba de aprender. En ese momento, el periodismo deportivo me apasionaba y el Atleti, más todavía; era genial.

P. ¿Cuáles de tus primeros trabajos destacarías dentro de esta profesión?

R. Continuando de manera cronológica, cuando acabé las prácticas en 8madridTV, me fui unos meses a vivir a Nueva York y, desde allí, seguí colaborando en Yo Soy Atlético TV desde la Peña Atlético de Madrid de New York. 

La que había sido mi jefa en 8madridTV me llamó para presentar el programa en el que había trabajado como becaria, pero me quedé en Nueva York estudiando inglés. A la vuelta, hice una película independiente como ayudante de dirección. La mayoría de las escenas se rodaron en una casa en el Pantano de San Juan y allí vivíamos. Todo el equipo técnico y la protagonista de A través del espejo estuvimos unos 20 días conviviendo las 24 horas para hacer la película. Desayunábamos, comíamos y cenábamos juntos. Más todas las horas de trabajo. Era como Gran Hermano, pero en un ambiente de trabajo, respeto y muchas risas. Fue una experiencia increíble que repetiría mil veces.

Después del verano, volví a 8madridTV, como redactora del programa lifestyle El Escaparate. Unos meses después, empecé a presentar el programa. Ha sido el trabajo en el que más tiempo he estado y siempre me lo pasaba genial en las grabaciones, aunque había épocas con jornadas de trabajo agotadoras. Desde que entré en 8madridTV siempre tuve la misma jefa, de quien aprendí mucho y de quien muchos jefes deberían aprender. A día de hoy somos buenas amigas y me encantaría volver a trabajar con ella. 

También quiero destacar mi trabajo como directora de comunicación de Eternity (una startup de telecomunicaciones WebRTC) y en Los Reyes Magos TV (un proyecto magnífico y solidario que permite que los peques de la casa hablen con su Rey Mago favorito a través de una videollamada) porque, no solo son trabajos fuera de cámara, sino que ni siquiera son en medios de comunicación. A la comunicación de empresa se le suele llamar «la cara B del periodismo», pero siempre me quedo con lo positivo de cada experiencia porque, aunque de distinto modo, también he disfrutado y aprendido de ello. Siempre agradeceré al CEO de Eternity su confianza en mí desde el primer momento. 

P. ¿Cómo definirías tu carrera profesional como periodista hasta el momento?

R. Si tuviera que hacerlo en una sola palabra, diría que variada. Empecé en el mundo del deporte; me pasé a lifestyle, que abarca un poco de todo; he llevado la comunicación de una empresa tecnológica; aunque nunca había querido, he hecho política; y, también, corazón. Ahora estoy creando mi propio contenido sobre música en mis redes sociales. Y, después de todo lo que he hecho, sé que esto es lo que quiero hacer. 

P. A pesar de ser una presentadora fabulosa, tu faceta como entrevistadora es la más conocida por el público. ¿De cuáles de tus entrevistas te sientes más satisfecha?

R. Me hizo muchísima ilusión entrevistar a Sandra Sánchez, la mejor karateca de la historia, que ha ganado todos los títulos que podía ganar y que recientemente se ha retirado de la competición. Sandra Sánchez formaba parte de la campaña publicitaria Welcome to the lemon age, cuyo objetivo era promover un futuro saludable mediante el consumo de limones españoles en Europa y, en este contexto, la entrevistamos en El Escaparate. Hablé de kárate con ella, pero fuera de cámara y poco tiempo. Yo hice kárate durante más de 17 años, soy cinturón negro y para mí mi era un orgullo conocer a Sandra Sánchez. 

Y, como personaje a destacar, entrevisté hace unos meses a Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid. 

P. ¿En una entrevista solo importan las respuestas?

R. Es difícil que haya buenas respuestas si no hay buenas preguntas. Aunque una buena pregunta no siempre te asegura una buena respuesta, especialmente si entrevistas a un político; te va a contestar lo que quiera, yéndose por los cerros de Úbeda.  

P. ¿Cuál es tu principal objetivo durante una entrevista: ¿hacer las mejores preguntas o conseguir las mejores respuestas?

R. Como decía antes, creo que es difícil conseguir buenas respuestas si no se hacen buenas preguntas. Pero, al final, lo que importa es lo que diga el entrevistado. Si elaboras una pregunta y no te contestan lo que buscas, de nada sirve tu pregunta perfecta. También entra en juego la generosidad del entrevistado, ya sea por responder a una pregunta rebuscada o comprometida, o bien por contar más de lo que le pides. Nunca se sabe y nunca puedes calcular al milímetro lo que va a pasar. 

P. ¿A quién te gustaría entrevistar? ¿Qué preguntas le harías?

R. Me gustaría entrevistar a músicos que llevo toda la vida escuchando como Leiva o Dani Martín, a Axl Rose y a Slash, a Freddy Mercury y a Camarón si estuvieran vivos, a los integrantes de una de mis bandas favoritas ahora mismo, que es Veintiuno y, por supuesto, a cualquier miembro de una banda emergente, que necesitan mucho más apoyo del que tienen. Cuando tenga la oportunidad de hacerlo, sé quién va a ser el primero… y él también lo sabe. 

P. ¿A qué personaje histórico te hubiera gustado entrevistar y por qué?

R. Me encantaría preguntarle a Jesús de Nazaret si está de acuerdo con el papel que ha desarrollado la Iglesia a lo largo de la historia en nombre de Dios. 

También me sentaría a hablar con Adolf Hitler. Como soy muy blanca y medio rubia, supongo que aceptaría mi entrevista. Y le diría: Sr. Hitler, ¿es verdad que usted tiene ascendencia judía como se ha rumoreado pero nunca confirmado? Cuando escribió Mi lucha (Mein Kampf), ¿de verdad pensaba que el pueblo le seguiría y podría llegar al poder? ¿En qué momento exacto decidió llevar a cabo todas las atrocidades que cometió? 

P. ¿Los ciudadanos tienen derecho a saber y el periodista la obligación de informar sin importar a quién afecta la información?

R. Afortunadamente, vivimos en un país con libertad de expresión; pero, como suele decirse, la libertad de un individuo termina si invade la de otro. Aunque un periodista tenga el deber de informar, siempre hay límites. La prensa del corazón a veces rebasa esos límites y es algo que no me gusta. Siguiendo en esta línea, y por poner un ejemplo con el que explicarme mejor, un personaje conocido tiene una enfermedad y, aunque muchos periodistas lo saben, no lo desvelan tanto por respeto a esta persona como por respeto a su familia. Hay cosas que no necesitan ser contadas y que nadie necesita saber. Además de libertad de expresión, también tenemos derecho a la intimidad.  

P. ¿Qué pasos sigues a la hora de realizar una entrevista?

R. En primer lugar, me informo sobre la persona a la que voy a entrevistar y sobre los temas que se van a tratar. Si tengo que preguntar algo concreto, leo acerca de ello. Si es sobre un libro, me leo el libro. Dicen que los periodistas somos las únicas personas que podemos hablar de todo sin saber de nada. La clave es informarse bien y contrastar las informaciones que recabamos. 

Si las entrevistas son a personas anónimas a modo de encuesta popular, como he hecho durante meses, hay que informarse bien del tema antes de salir a la calle. Cuando alguien te rebate lo que dices, tienes que saber y poder contestar. 

P. ¿Cómo se consigue una entrevista de éxito?

R. Si con éxito nos referimos a que salga bien, depende tanto de la habilidad del entrevistador como de la generosidad del entrevistado. 

Si hablamos de conseguir entrevistar a un personaje relevante… pues tener detrás a una empresa que pueda conseguirlo, tener contactos, poder llegar a esa persona… puede ser un proceso muy complejo. Si me planto en la puerta de la Moncloa no creo que me dejen entrevistar al presidente del Gobierno. 

P. ¿Nos puedes contar algunas de las anécdotas más curiosas que te han ocurrido durante la realización de alguna entrevista?

R. A la pregunta «¿Quién cree que va a ganar el Mundial, Argentina o Francia?», un señor me contestó: «VOX». Evidentemente, no me lo esperaba. 

Alguna vez me han hecho la típica pregunta de «¿Y esto dónde/cuándo sale?». 

Una vez se me tiró encima un perro. Creo que era un mastín. Era enorme. No me hizo nada, estaba jugando, pero mi compañera con la cámara y yo con el micro, tuvimos un momento de agobio porque no sabíamos que iba a pasar. 

Hacer entrevistas en la calle es duro y, sobre todo, muy poco agradecido, pero también me he reído mucho con mis compañeros, a los que puedo considerar amigos. Y alguna que otra vez me he tenido que contener para no reírme en cámara. 

P. ¿Qué valores y competencias hay que tener para dedicarse a tu profesión?

R. En cuanto a principios y valores, creo que lo esencial es la honestidad y la sinceridad. Un periodista tiene que ser sincero y honesto con uno mismo y con el público. La característica básica que se debería tener es la objetividad, es lo primero que te dicen cuando entras por la puerta en la carrera de Periodismo; pero la objetividad se ha perdido… si es que alguna vez existió. 

Competencias… ¡muchas! Es una profesión cada vez más infravalorada. Por ejemplo, yo también soy community manager y es algo que no se valora nada. Como todo el mundo tiene redes sociales, parece que cualquiera puede gestionarlas. Y sí, todos tenemos Instagram, pero no todos saben utilizarlo de manera profesional. En realidad, el mundo de las redes sociales es muy complejo.

Por otro lado, con el avance de la inteligencia artificial no sé qué va a ser de nosotros. Con cuatro palabras Chat GPT crea un texto en cuestión de segundos. ¿Qué va a pasar con los periodistas o con los escritores? Sin ser una experta en tecnología, creo que todo avance es positivo siempre que se use de forma correcta, pero creo que la manera en que concebimos muchas profesiones va a cambiar en los próximos años. 

P. ¿Qué importancia tienen Internet y las redes sociales en el periodismo?

R. A día de hoy las redes sociales tienen una gran importancia en todos los sectores. Da igual si eres un canal de televisión y que tu función principal sea crear contenido audiovisual o si eres una tienda de sofás. En cualquier caso, necesitas tener presencia en redes. La sociedad ha cambiado y, en este aspecto, hay un salto generacional muy grande entre mi generación y la de mis padres, por ejemplo, o mucho más aún si hablamos de la generación Z. Si yo quiero comprarme un sofá, ya no voy a ir a la tienda de toda la vida, lo voy a buscar en Internet y voy a ver las fotos que suben a Instagram. Los que son más jóvenes que yo, ya ni siquiera buscan en Google, van directamente a redes. Un buen contenido en RR. SS. es sinónimo de cuidar tu imagen y, por tanto, tu empresa. Por eso, y en relación a lo que decía en la pregunta anterior, creo que el trabajo de gestión de redes sociales que desempeñamos muchos periodistas está enormemente infravalorado. ¿Las empresas medianas contratan a un profesional para gestionar su comunicación o su imagen de marca? Probablemente, la mayoría de los empresarios, desde una visión anticuada y obsoleta de la sociedad y los hábitos de consumo de la población, no le otorgan la importancia que realmente tiene. 

P. ¿Han cambiado Internet y las redes sociales la forma de ver y hacer periodismo?

R. Sí, mucho. Internet y las redes sociales han cambiado todo, la propia forma de ver y entender el mundo y la vida. Partiendo de ahí, creo que el mundo del periodismo se ha visto particularmente modificado, en especial la prensa escrita. Un periódico en papel ya no tiene la misma validez que antes de la existencia de la prensa digital. En el periodismo es fundamental la inmediatez, y eso no te lo da el papel, te lo da Internet. La prensa escrita fue lo primero en cambiar, pero la radio ya no se concibe tampoco del mismo modo que hace unos años; ahora tenemos podcasts. Y, la televisión, tampoco se consume igual desde la llegada de las plataformas de vídeo bajo demanda (video on demand) como Netflix (que, en este caso cambiaría el paradigma del cine y las series más que el periodístico) o la posibilidad de avanzar los anuncios en plataformas como Movistar+ hacen que, por un lado, consumamos menos publicidad en TV en favor de las redes sociales y, por otro, que veamos menos televisión en directo. El famoso prime time, la franja horaria en la que más personas están conectadas a la radio o la televisión, se irá diluyendo. 

P. ¿Qué consejos les darías a una persona que quiera dedicarse a tu profesión?

R. Hace poco me contaron unos amigos que su hijo quería estudiar Periodismo. Mi respuesta, literalmente, fue: «Buf. Decidle que cambie de idea». Y es durísimo decir esto en alto. Yo fui a la universidad estando súper convencida de lo que quería estudiar, y también hubo gente que había reaccionado a mi idea como lo hago yo ahora. No quisiera quitarle la ilusión a nadie diciendo esto, pero mentiría si dijera que es un camino de rosas. La universidad no es como te la imaginas ni como te la pintan en las películas americanas. El mundo laboral es todavía peor. Cuando yo entré en la universidad, Periodismo era una de las profesiones con la tasa más alta de paro en España. Y, ahora, entre el intrusismo laboral, que parece que cualquiera puede hacerlo, que las empresas no te valoran, la inteligencia artificial… pues la profesión no va a ir a mejor. No pretendo ser pesimista porque, de hecho, me considero una persona optimista y positiva, pero también realista. Y así es como veo la realidad. 

Jamás le aconsejaría a nadie que no persiguiera sus sueños. Así que mi consejo a alguien que quiera estudiar Periodismo sería simplemente que no perdiera la ilusión. Suena muy típico, muy ñoño y no me pega nada, pero es lo más honesto que puedo decir. Y lo bueno es que sirve para cualquier carrera y para todo en la vida. A mi me encanta lo que hago, y no quiero cambiarlo por nada. Cuando grabo los vídeos que subo a mis redes sociales hablando de música me lo paso bien y lo hago precisamente por eso. Lo que resulta difícil es poder vivir de ello. 

P. ¿Cuáles son tus periodistas favoritos y grandes referencias en el mundo del periodismo?

R. En periodismo musical, Arturo Paniagua; en Periodismo Deportivo, Rubén Uría; para hablar de economía, me gustaba Javier Ruiz en Cuatro, cuando explicaba las cosas de manera sencilla con una pizarra; en política, me quedo con Ana Terradillos y Silvia Intxaurrondo; y, en temas de corazón, siempre me ha gustado Nuria Marín. Y me dejo muchos más nombres.

P. También eres una lectora y cinéfila voraz. ¿Cuáles son tus primeros recuerdos literarios y cinematográficos?

R. Mis recuerdos literarios, la verdad, no son buenos. En el cole te obligan a leer y, esa obligación, no me gustaba. Siempre, desde pequeña, he sido buena estudiante. Creía que con hacer los deberes y estudiar ya era suficiente. ¿Por qué tenía que leer? Está claro que hay que fomentar la lectura desde que somos pequeños, pero no creo que se haga de la manera más adecuada. Los niños tienen demasiadas tareas, muchos deberes, además hay que estudiar y, encima, leerte un libro. Si a eso le sumas las actividades extraescolares, ¿cuándo juegan? ¿Cuando viven? ¿Cuánto descansan? Creo que el sistema educativo está bastante mal planteado (o al menos lo estaba cuando yo estudié) y, lejos de generar buenos estudiantes, bien formados y con ganas de seguir formándose, se genera, en muchas ocasiones, el efecto contrario. 

En cuanto al cine, recuerdo ver las películas de Harry Potter y, ahora que está tan de moda, las de Barbie en dibujos animados. Soy muy fan de Barbie y, de hecho, esa es la próxima película que quiero ver; en cuanto pueda iré al cine a verla con mis amigas. 

P. ¿Qué relación guardan el periodismo y el cine? ¿Cuáles son tus novelas y películas, basadas en el periodismo, favoritas?

R. La cortina de humo me encantó. Se inventan una guerra y crean escenas como en una película para engañar a la gente y, así, desviar la atención de la población de un escándalo en el que está involucrado el presidente de Estados Unidos antes de las elecciones para lograr su reelección. Es tan increíble como cierto. 

Me acuerdo que la vimos en clase, creo que en cuarto de carrera. Era una asignatura a la que mucha gente de mi clase no le daba importancia. El profesor ponía películas y nunca pasaba lista. La mayoría de la gente no iba. Pero, si estás estudiando Periodismo y Comunicación Audiovisual, ¿qué mejor manera de aprender que viendo cine y cine sobre periodismo? Se ha hecho mucho cine sobre periodismo, desde Ciudadano Kane hasta Spotlight, por citar más películas. En las series también podemos encontrar relación, como en Castle, en la que un escritor colabora con el Departamento de Policía de Nueva York para resolver asesinatos aportando su punto de vista. 

También, muchas películas o series nacen de investigaciones periodísticas o de libros. Me encantó La Colmena, de Mario Camus, basada en la novela homónima de Camilo José Cela. Un reflejo de la dura realidad de la España de posguerra. Ahora quiero volver a verla (y, seguro que cuando esta entrevista vea la luz, ya la habré vuelto a ver). 

La relación entre periodismo, novela y cine es innegable. 

P. ¿Cuál es tu gran amor y/o pasión cinematográfica?

R. Me hubiera encantado dirigir. Ya hice dos cortos y, aunque ahora el cine no está en mis planes, quién sabe por dónde me puede llevar la vida. 

P. ¿Cuál ha sido el reto más importante al que te has enfrentado durante tu brillante carrera profesional?

R. Gracias por lo de «brillante», aunque creo que aún me queda mucho trabajo por delante para alcanzar ese adjetivo. 

El reto que tenemos los periodistas a día de hoy es encontrar un trabajo en el que nos valoren, como decía antes. En general, en España, tenemos una situación de gran precariedad laboral. Por eso, mucho talento se va del país. 

P. ¿Cuáles son tus actrices y actores favoritos?

R. Me encanta Blanca Suárez. La miro y me creo lo que dice, da igual en qué papel. Y pienso que eso es ser una buena actriz. No os lo vais a creer, pero cuando veía El internado de pequeña ya pensaba que Blanca Suárez iba a llegar lejos. 

Y Javier Gutiérrez me parece un actor excepcional. Le he visto interpretar a Franco y también hacer de tío patético en Vergüenza, una serie cómica; es difícil encontrar dos cosas tan contrapuestas.

P. ¿Cuáles son tus directoras y directores favoritos (españoles y extranjeros)?

R. Esta pregunta es fácil (ja, ja, ja). Tarantino y Almodóvar. No soy capaz de ver una gota de sangre en la vida real, pero me encantan las escenas sangrientas de Quentin Tarantino. Los mundos que crea Pedro Almodóvar son inigualables y el color de sus películas es inconfundible. 

P. ¿Cuáles son tus películas favoritas (españolas y extranjeras)?

R. Que me pregunten cuál es mi película favorita es casi tan doloroso como que me pregunten por mi canción favorita. Menos mal que la pregunta es en plural porque no podría elegir solo una. Así que voy a hacer una pequeña lista, que no es un ranking. 

El silencio de los corderos, de Jonathan Demme. Puede que sea la película que más veces he visto en mi vida. Me fascina el personaje de Anthony Hopkins. Si hubiera habido en esta entrevista una pregunta sobre el personaje ficticio que me gustaría entrevistar, hubiera contestado, sin duda, Hannibal Lecter. 

—Kill Bill: Volumen 1, de Quentin Tarantino. Y, aunque Kill Bill: Volumen 2 siempre se lleve más reconocimiento, a mí me gusta más la primera. 

—Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar. Hay una escena de Antonia San Juan que tengo grabada, que me encanta, en la que dice algo así: «Fui camionero. En París (…) me hice puta». Almodovariano 100 %. 

—El pianista, de Roman Polanski. El frío y el dolor atraviesan la pantalla. 

Y me dejo mil películas más fuera de la lista.

P. ¿Cuáles son tus escritoras y escritores favoritos (españoles y extranjeros)?.¿Cuáles son tus libros favoritos?

R. Aunque pueda parecer raro, no tengo escritores concretos de referencia. Más que novelas, suelo leer libros de no ficción: historia, política, filosofía, deporte, nutrición… 

Lo último que he leído es Patria digna: La España que intentaron robarnos, de Alán Barroso y, después de verano, quiero leer Edificio España: el peligro de la desigualdad, de Javier Ruiz Pérez.

En cuanto a novelas, la última fue Tan terrible es el odio, de Carlos Floriano, una historia ambientada en la guerra civil española. Aunque, siendo sincera, no la he terminado. Me tuve que leer el libro porque entrevisté al autor para Periodista Digital y, la verdad, es que me estaba encantando. Pero entre el trabajo y que, cuando me compro un libro nuevo no puedo esperar a empezarlo… lo tengo pendiente terminar. 

Mi novela favorita es Lo que escondían sus ojos, de Nieves Herrero. Podría verse como la otra cara de la moneda de La Colmena, que antes mencionaba. Misma época, la posguerra en España, pero vivida de un modo muy distinto. Es la historia de amor entre Serrano Súñer y su amante. Primero vi la serie, que me encantó y, aunque no quiero caer en el tópico, el libro es mucho mejor. Disfruté mucho leyéndolo porque me encanta la historia y en el libro se menciona, por ejemplo, la reunión de Hitler y Franco en Hendaya en 1940 pero, en la serie, se pasan por alto muchos detalles para centrarse en la parte romántica, que es la que más vende. 

Y me gustaría recomendar A los hombres de mentira les vienen grandes las mujeres de verdad, de Margarita Rivas. Se lee rápido y fácil porque es muy cortito y engancha mucho. Con el título tan atractivo que tiene, poco más puedo añadir.

P. ¿Cuáles son tus géneros literarios y cinematográficos favoritos?

R. «Tarantino» y «Almodóvar» deberían ser géneros cinematográficos. Y esos son mis géneros favoritos. 

El cine ambientado en la Segunda Guerra Mundial también me gusta mucho. He visto casi todo lo relacionado con él. El pianista, La vida es bella, La lista de Schindler, El hundimiento, Salvar al soldado Ryan, Pearl Harbour… y me dejo muchas. Pero, entre todas, quiero destacar Casablanca por la complejidad que entraña tan solo su época. ¡Es una película de 1942! Es decir, se rodó antes de que terminase la Segunda Guerra Mundial. De esta temática, también he visto mucho cine europeo, películas, digamos, menos «típicas» como El hijo de Saúl, una película húngara narrada prácticamente desde el punto de vista subjetivo de su protagonista. Hace poco vi Sangre y oro, alemana, muy tarantinesca. Me encantó también y, de hecho, creo que es la última película que he visto. 

P. ¿Qué pregunta te gustaría que te hiciera en esta entrevista y qué me contestarías?

R. Hemos hablado de cine y literatura. Aunque alguna pincelada he dejado caer, faltan las series y la música, ¿no?

Las últimas series que he visto están, ambas, basadas en novelas de Elísabet Benavent. Un cuento perfecto no me gustó mucho; demasiado predecible. Me sobran tres capítulos de los cinco que tiene. En cambio, Valeria me encanta. Parece estar envuelta en una carcasa de serie facilona para ver un domingo por la tarde. Sin embargo, podría ser el relato con el que toda una generación de mujeres se identifica y tiene un mensaje social súper potente que no nos viene nada mal escuchar y normalizar. 

Una de mis favoritas es Utopía, una serie inglesa de la BBC que me encantaría volver a ver (por cuarta vez), aunque creo que no está en ninguna plataforma de streaming. Conspiración, drama, suspense, amor, acción, traición… ¡Tiene de todo!

Friends y How I Met Your Mother siempre estarán en mi corazón y siempre recurriré a ellas una y otra vez. 

Y, en cuanto a música, mi grupo favorito de todos los tiempos es Queen. A nivel internacional y, por mencionar algunos, diría también Guns N’ Roses, Green Day e Iron Maiden. ¿Algo más tranquilito? Me encantan Sufjan Stevens, Bon Iver, Michael Kiwanuka y James Blake. Y, cambiando totalmente de estilo, siempre seré súper fan de Shakira. 

A nivel nacional, probablemente Veintiuno sea mi grupo favorito; las letras de sus canciones me fascinan. También me encanta Arde Bogotá; la voz del cantante es única. 

También escucho mucha música emergente. Me encanta conocer grupos nuevos y compartir lo que descubro y me gusta en redes sociales y con mis amigos, así que os comparto mi Top 5: Neverland Bari, Morning Drivers, Alison Darwin, Attica y Melifluo. Ojalá quienes leáis esta entrevista escuchéis algunas de sus canciones. La industria de la música es complicadísima y, emprender e iniciar cualquier proyecto siempre es difícil. Por eso, también soy muy fan de Indie Cool; se ha creado una comunidad enorme en Instagram en favor de la música indie emergente. Así conocí dos de las bandas de mi Top 5. 

Y, además de música indie, rock y pop (es difícil delimitar los géneros y tampoco veo necesidad), me encantan Joaquín Sabina y Rosalía. Escucho prácticamente de todo, pero el debate del reggaeton lo dejamos mejor para otro día, ¿verdad? (ja, ja, ja). 

P. ¿Qué otras aficiones tienes aparte del periodismo, la literatura y del cine?

R. La música. Escuchar música, descubrir grupos nuevos y hablar de ello. La música es una parte importantísima de la cultura que a veces, no sé por qué, queda en un segundo plano. Está tan presente en nuestro día a día, que no le damos la importancia que tiene y merece. Sin ir más lejos, en cualquier película o serie siempre hay música, es una parte fundamental para transmitir el mensaje. 

Por supuesto, ir a conciertos y a festivales me apasiona. Si pudiera, no dejaría pasar una sola semana sin escuchar música en directo. También me gusta el fútbol, no concibo el verano sin ir a la playa y me encanta pasear por las calles de Madrid. 

P. ¿Nos puedes adelantar algunos de tus próximos proyectos?

R. No me considero una persona supersticiosa con las cosas catalogadas como supersticiones típicas como ver un gato o pasar por debajo de una escalera. Una vez vi un gato negro pasando por debajo de una escalera y me hizo gracia. Sin embargo, hay cosas que siento que se gafan si las digo en alto. Tengo mil cosas en mente, pero, de momento, están ahí, en mi cabeza. Cuando alguna se materialice o, al menos, esté definida, lo sabréis. 

P. ¿Les puedes mandar un mensaje de agradecimiento a tus seguidores?

R. Sencillamente, dar las gracias a todos los que han llegado hasta el final de la entrevista y a ti, Juanma, por contar conmigo. Vivimos en la era de la inmediatez, queremos todo mascado y en segundos. Si habéis leído esto, al menos es porque algo interesante os habré dicho. Y espero que os animéis a ver las películas y series que he mencionado, a leer los libros que he leído y, sobre todo, a escuchar la música de la que os he hablado. 

Cuando empecé a hablar de cultura en mis redes sociales lo hice sin otra pretensión que recordar y compartir, principalmente, los clásicos del cine. Y me he encontrado con cantidad de gente afín, educada, respetuosa, grandes conocedores de materias diversas, con los que aprendo un montón de cosas, no solo relacionadas con el séptimo arte. Las redes sociales, con sus cosas buenas y malas, son una vía de conocimiento, comunidades virtuales divertidas y maravillosas. En ellas he tenido la suerte de conocer a Ariadna Prados, dejando una huella indeleble en mi cultura social. Talento, esa es la palabra que define mejor a Ariadna. La capacidad de comunicar, informar y emocionar está en el ADN de esta periodista y entrevistadora sin igual. Muchos son los comunicadores que tenemos en este país. Internet y las redes sociales juegan, sin duda, un papel muy importante en el desarrollo mediático de nuestra sociedad y en la transmisión de todo lo que sucede a nivel nacional e internacional. Esta joven comunicadora, con su nueva mirada, está creando (y seguramente no lo sepa) escuela en el mundo del periodismo. No puede compararse con nada en su profesión por sus extremadas cualidades, especialmente en competencias, belleza y calidad. Ha sido un placer haber hablado contigo, Ariadna, y mi agradecimiento infinito por la entrevista que me has concedido. Estoy completamente convencido de que tu nombre va a sonar con mucha fuerza durante las próximas décadas y te auguro un futuro halagüeño y prometedor en el mundo de la comunicación.

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